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Ecuador en elecciones

Más que las posibilidades de victoria lo que el Gobierno persigue es que no se someta a juicio de la opinión su pobre manejo de la economía ecuatoriana y, sobre todo del principal de sus activos, el petróleo.

26 de noviembre de 2012 Por:

Más que las posibilidades de victoria lo que el Gobierno persigue es que no se someta a juicio de la opinión su pobre manejo de la economía ecuatoriana y, sobre todo del principal de sus activos, el petróleo.

El pasado 15 de noviembre se cerró el proceso de inscripción de candidaturas para las próximas elecciones presidenciales de febrero de 2013.En total fueron aceptados 11 candidatos. Se destacan Rafael Correa, actual presidente y quien aspira a la reelección, el exmandatario Lucio Gutiérrez, el empresario Álvaro Noboa y el banquero guayaquileño Guillermo Lasso. Como resulta lógico Correa parte con un favoritismo del 56% frente a sus demás rivales y cuenta con todas las ventajas del Estado para proclamarse como vencedor.De acuerdo con analistas de la política ecuatoriana, la campaña será corta porque así lo quiere el Gobierno, no tanto por razones de ahorro fiscal, como se aduce, sino porque no hay tiempo de evaluar a fondo y con paciencia la situación del Ecuador. El Gobierno, que cuenta con todos los medios para mantener su favoritismo, sabe que una contienda electoral no tan larga le conviene y ya obtuvo ese primer propósito. Para el columnista Julio Echevarría se logró que la “deliberación política sea lo suficientemente corta y no se convierta en un momento de evaluación seria sobre la marcha de su gobierno y de su revolución”.Llama la atención este afán, cuando Correa cuenta con todas las ventajas de controlar todo en el país, y de mantener amenazados a los medios de comunicación que no le simpatizan. Al mismo tiempo, sus opositores no responden a procesos de concertación ciudadana significativos. Y se limitan a pedir un “cambio” presentando el requerimiento más en asuntos de forma que de fondo. Con excepción del banquero Lasso, varios de ellos han sido contradictores infructuosos de Rafael Correa.Más que las posibilidades de victoria lo que el Gobierno persigue es que no se someta a juicio de la opinión su pobre manejo de la economía ecuatoriana y, sobre todo del principal de sus activos, el petróleo. Para el experto Vicente Albornoz, “la producción de crudo crece en el resto del mundo. Y para hacer casi irreal el asunto, en el Ecuador estamos desafiando las leyes de la economía, pues mientras el precio del combustible crece, nuestra producción cae”. Y señala que la política populista del Gobierno en relación con la riqueza petrolífera ecuatoriana ha logrado que la producción quede estancada en las cifras del 2005. Entonces, Ecuador producía un 10% más que Colombia, que hoy dobla la ecuatoriana. Esta cuenta de cobro no la quiere recibir Correa.Diego Pérez Ordoñez, en el diario El Comercio, va más lejos y pone en cuestión el sistema: “La proliferación de los líderes y caudillos autoritarios, la ausencia de instituciones estables, la dificultad de aplicación de los más elementales principios de la democracia como la división del poder, la independencia de los jueces y tribunales o la defensa de los derechos humanos sin distinción de signo político y la perpetuación de las desigualdades, amenazan con convertirnos, más bien, en una especie de república de espuma, en una ilusión de papel mojado”.Todo esto y más es cierto. Pero con la concentración de poderes, el populismo y el aparato estatal a su servicio, veremos una caricatura de campaña en el vecino país.

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