El pais
SUSCRÍBETE
La guerrilla del ELN aceptó la autoría del secuestro del padre del deportista Luis Díaz, producido el 28 de octubre. Las autoridades continúan trabajando para su pronta liberación.
Han sido reiterados los incumplimientos de ese grupo alzado en armadas y esta vez no ha sido la excepción. | Foto: AFP

Editorial

¿Cuál paz?

Colombia quiere la paz y mucho mejor si es total, pero no está dispuesta a que en el proceso se siga derramando su sangre y atentando contra sus ciudadanos.

3 de noviembre de 2023 Por: Editorial

Era claro que el Eln seguiría con sus acciones criminales aun cuando estuviera en un proceso de diálogos por la paz con el Gobierno Nacional y luego de haber firmado el cese al fuego en agosto de este año. El secuestro del señor Luis Manuel Díaz, padre del futbolista Luis Díaz, es apenas un ejemplo de esa realidad, que ante todo significa un desafío a los colombianos.

Luego de las informaciones que circularon sobre el plagio de don Luis Manuel y de las especulaciones sobre un presunto traslado de sus captores a Venezuela, ayer se conoció la verdad. El responsable del secuestro perpetrado el 28 de octubre, en el que también fue retenida ilegalmente su esposa Cilenis Marulanda -liberada horas después-, era un frente del Ejército de Liberación Nacional.

El primero en reconocerlo fue el gobierno de Gustavo Petro a través de un comunicado emitido por la oficina del alto comisionado, Danilo Rueda, y firmado por Otty Patiño, jefe de la delegación estatal en la mesa de negociaciones. Horas más tarde el llamado gestor de paz del Eln, Juan Carlos Cuéllar, confirmaba la noticia, decía que los altos mandos de esa guerrilla no tenían conocimiento sobre el secuestro y se comprometía a que el padre del futbolista colombiano sería liberado en las siguientes horas, lo que al cierre de esta edición aún no ocurría.

Sin ningún reparo, esa organización subversiva aceptó que sigue delinquiendo y que no hay una unidad de mando entre sus filas. Desde el inicio de las actuales conversaciones y tal como ha sucedido cada vez que un gobierno se ha sentado a tratar de negociar un acuerdo que le ponga fin al conflicto armado con esa guerrilla, no ha habido la mínima muestra de compromiso del Eln. Ni siquiera la firma de la tregua bilateral fue el espacio para ello.

Hay que recordar que el cese al fuego no incluyó ponerle fin a las actividades criminales de esa guerrilla. De manera descarada se pretendió que el Estado financiara el sostenimiento de todos los integrantes de sus frentes durante los seis meses de la tregua o de lo contrario seguirían delinquiendo. Por ello hoy parecen estar en libertad de secuestrar, continuar con la minería ilegal o participar en el negocio del narcotráfico.

Es la afrenta que se le hace a un país y que no se puede justificar ni siquiera en aras de conseguir esa paz que, sin duda, es anhelada por todos los colombianos. Como se ha dicho siempre, sin muestras verdaderas de voluntad para llegar a un acuerdo que le ponga fin a la guerra contra la nación iniciada hace 60 años, es imposible confiar en unos diálogos con el Eln. Han sido reiterados los incumplimientos de ese grupo alzado en armadas y esta vez no ha sido la excepción.

Además de exigir la liberación de don Luis Manuel Díaz y de todos los secuestrados en poder de esa guerrilla, del cese total de sus acciones terroristas, de las extorsiones y de aquellos delitos que violan el Derecho Internacional Humanitario, hay que pedirle firmeza al Gobierno Nacional para perseguir a sus autores. Colombia quiere la paz y mucho mejor si es total, pero no está dispuesta a que en el proceso se siga derramando su sangre y atentando contra sus ciudadanos.

AHORA EN Editorial