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  Entre jueves y viernes se presentaron cuatro atentados terroristas de las estructuras de las Farc contra la fuerza pública en Cali, el Cauca y el sur de Nariño.
‘Iván Mordisco’, el Estado Mayor Central, sus frentes criminales, solo quieren cercar a Cali y mantener su poderío en regiones estratégicas que sirven a sus fines perversos. | Foto: Bernardo Peña / El País

Editorial

Cali, el objetivo

Además de mantener los negocios ilícitos de los que se lucran y defender los corredores hacia el mar que les sirven de ruta para sacar los cargamentos de estupefacientes o el oro que extraen ilegalmente, quieren demostrar su poder poniendo en evidencia las vulnerabilidades de la principal capital de esta parte del país.

7 de abril de 2024 Por: Editorial

Aún resonaban las declaraciones del Alto Comisionado de Paz, Otty Patiño, en las que aseguraba que las disidencias de las Farc estaban en su “derecho” de reorganizarse y le daba la bienvenida a la creación del Bloque Central Isaías Pardo, cuando Cali fue blanco de un atentado terrorista. Con pocas horas de diferencia, el que se hace llamar Estado Mayor Central también atacaba la subestación de Policía de El Roble, en Jamundí, y mataba uniformados en Cauca, Huila y Nariño.

Todos son hechos repudiables, que en un Estado de Derecho pleno deberían dar por terminada cualquier posibilidad de diálogos entre un Gobierno y los grupos criminales hasta que no haya demostraciones reales de voluntad para alcanzar un acuerdo de paz. Pero no, pese a la cadena de ataques de las disidencias al mando de ‘Iván Mordisco’ en el suroccidente del país, y a la recomendación del Ministro de Defensa, el presidente Gustavo Petro persiste en mantener las negociaciones.

Lo ocurrido en Cali el jueves en la noche, cuando un camión cargado de pipas de gas fue abandonado y detonado frente al batallón Pichincha, en una zona además residencial, demuestra que ‘Mordisco’ con sus frentes que operan en el Valle y los departamentos vecinos, tienen en la mira a la ciudad. Esta vez, por fortuna, no hubo víctimas, solo daños materiales que afectaron casas fiscales y viviendas de los vecinos del lugar.

Igual de graves son las informaciones de inteligencia que dan cuenta de un crecimiento del 9% en el número de integrantes de las estructuras criminales adscritas al Estado Mayor Central, principalmente en esta parte del territorio nacional. Queda claro que esa organización ilegal ha aprovechado el tiempo y los espacios abiertos por el gobierno Petro, en su afán de concretar su frágil política de la Paz Total, para fortalecerse y ampliar sus bases, al igual que para extender su presencia en sectores del Pacífico y el suroccidente colombiano.

Por ello no basta con enviar 250 soldados más, que sin duda se necesitan en el Valle y en el vecino Cauca, para frenar el avance de esas disidencias, así como para garantizar la tranquilidad ciudadana.

Además de mantener los negocios ilícitos de los que se lucran y defender los corredores hacia el mar que les sirven de ruta para sacar los cargamentos de estupefacientes o el oro que extraen ilegalmente, quieren demostrar su poder poniendo en evidencia las vulnerabilidades de la principal capital de esta parte del país. Cali es su objetivo, el botín de guerra.

Quien no lo entiende así, o prefiere no hacerlo, es el Primer Mandatario, que lleva dos años insistiendo en sentarse a la mesa con los más disímiles grupos criminales, con la delincuencia organizada, con bandas ciudadanas, sin importar que su cruzada violenta siga, a la par que se fortalece.

La paz no se negocia a cualquier precio, mucho menos cuando es evidente que no existe la mínima voluntad de parar la guerra ni de alcanzar esos anhelados acuerdos que le pongan fin a tantas décadas de conflicto interno. ‘Iván Mordisco’, el Estado Mayor Central, sus frentes criminales, solo quieren cercar a Cali y mantener su poderío en regiones estratégicas que sirven a sus fines perversos.

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