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Asfixiando la libertad

"Así, la asfixia económica parece ser la fórmula con la cual callarán a la prensa en Venezuela. Si esa estrategia tiene éxito, terminará por cerrarse el círculo del silencio y del oscurantismo con el cual se pretende ocultar a los venezolanos la verdad de la corrupción, de la violencia y el desgobierno que están destruyendo a su Nación".

22 de enero de 2014 Por:

"Así, la asfixia económica parece ser la fórmula con la cual callarán a la prensa en Venezuela. Si esa estrategia tiene éxito, terminará por cerrarse el círculo del silencio y del oscurantismo con el cual se pretende ocultar a los venezolanos la verdad de la corrupción, de la violencia y el desgobierno que están destruyendo a su Nación".

Usando los recursos que le otorga su carácter absolutista, el régimen venezolano avanza en su propósito de silenciar la prensa escrita. Y en medio del caos de una nación confundida y agobiada por las carencias que crecen a pesar de su riqueza, la libertad de expresión y el derecho a estar informado desde todos los puntos de vista sucumben bajo la necesidad de un Gobierno acosado por la urgencia de acallar a quienes cuentan lo que está ocurriendo en la patria del Libertador Simón Bolívar. Los partidarios del presidente Nicolás Maduro y del chavismo dirán que no entregarles divisas a los diarios de su país no es una decisión aislada y arbitraria, puesto que ellas deben usarse en resolver las prioridades de Venezuela. Es decir, en comprar los alimentos y suministros que escasean cada vez más, a pesar de la más grande bonanza petrolera de todos los tiempos. A estos defensores, que pasan por alto el que las divisas para comprar papel han sido solicitadas desde hace más de seis meses, les tiene sin cuidado el que ese desabastecimiento que padecen los venezolanos es causado precisamente por la asfixia a la que la revolución bolivariana ha sometido a la agricultura y la industria nacional, y al incumplimiento en los pagos a quienes le venden los bienes y servicios que ya no se producen en su país.Ese es entonces el nudo del asunto. Es que no favorece al régimen el que existan medios que descubran esas realidades, que sirvan de voceros de los venezolanos a quienes cada vez les es más difícil encontrar productos de primera necesidad o que se atrevan a criticar los inmensos errores cometidos por un gobierno distante, lleno de mentiras y empeñado en encubrir sus fracasos, con la aquiescencia de quienes, como las cadenas de radio y televisión compradas por sus allegados y beneficiarios, insisten en ocultar la verdad. La culpa, según los amanuenses de Maduro, es de los periódicos. Y les está pasando la factura por no plegarse al discurso oficial; por no poder obligarlos a integrarse a las cadenas oficiales con las cuales estrangularon a las estaciones de televisión antes libres o por resistir las andanadas con las cuales han pretendido silenciarlos, ya sea mediante leyes abusivas o quitándoles la posibilidad de acceder a la publicidad. Ahora, la fórmula es más sencilla: como no hay mercado libre de divisas y el papel se compra en el exterior, a los diarios les toca pedirle al Gobierno que les vendan los dólares que necesitan para desarrollar su labor de informar a sus lectores. Así, la asfixia económica parece ser la fórmula con la cual callarán a la prensa en Venezuela. Si esa estrategia tiene éxito, terminará por cerrarse el círculo del silencio y del oscurantismo con el cual se pretende ocultar a los venezolanos la verdad de la corrupción, de la violencia y el desgobierno que están destruyendo a su Nación. Entonces, se habrá consumado el peor atentado contra la democracia en Venezuela. Y la América que soñó Simón Bolívar habrá recibido un golpe demoledor del totalitarismo que ve en la libertad de expresión y de información el más grande de sus enemigos.

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