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A la espera de respuestas

"Venezuela debe responder con rapidez a la nota de protesta, mientras el Estado colombiano debe recibir el apoyo de todos sus ciudadanos, por encima de cualquier diferencia. Esta no es la hora de la discusión sino de la defensa del territorio nacional".

24 de junio de 2015 Por:

"Venezuela debe responder con rapidez a la nota de protesta, mientras el Estado colombiano debe recibir el apoyo de todos sus ciudadanos, por encima de cualquier diferencia. Esta no es la hora de la discusión sino de la defensa del territorio nacional".

Colombia sigue a la espera de las explicaciones del Gobierno venezolano sobre el decreto con el cual estableció, unilateralmente, límites marítimos que se encuentran en discusión. La actitud del país vecino no es amistosa con quien ha utilizado siempre las vías diplomáticas para resolver los desacuerdos entre las dos naciones.La publicación del Decreto No.187 del 26 de mayo en el diario oficial de Venezuela, que determina cuatro “zonas operativas de defensa integral marítima e insular”, causó sorpresa en Colombia y Guyana, países afectados por la decisión en solitario del régimen de Nicolás Maduro. Son áreas que llevan décadas en litigio y siguen sin definirse, a la espera de continuar las negociaciones entre las partes.Frente a lo que es a toda luz una acción hostil por parte del Gobierno vecino, a Colombia no le quedó camino distinto al de enviar una nota de protesta y exigir las aclaraciones pertinentes. Las respuestas no han llegado pese a la gravedad del hecho, que transgrede el acuerdo de San Pedro Alejandrino firmado por los dos países el 6 de marzo de 1990 en Santa Marta, con el cual se comprometieron a buscar una salida al diferendo, exclusivamente través de los canales diplomáticos.Con el pacto hecho en Santa Marta, se quiso evitar un incidente similar al ocurrido con la fragata colombiana Caldas en 1987, embarcación hostigada por barcos y aviones de guerra del vecino país cuando ejercía actos de soberanía en aguas marítimas nacionales. Si bien desde entonces no se ha logrado el consenso, sobre todo en cuanto a los límites en el Golfo de Coquibacoa, y las conversaciones llevan seis años en el congelador, nada le da derecho a ninguna de las partes a alterar la situación mediante decisiones unilaterales.La preocupación es que creando tensiones como las generadas con la decisión del presidente Nicolás Maduro, se pretenda despertar el nacionalismo venezolano y así desviar la atención sobre la crítica situación económica, social y política que afronta ese país. De ser esa la intención, se estaría utilizando un recurso desesperado, que puede voltearse en cualquier momento así en un principio busque convocar al respaldo del régimen que está en problemas. También es necesario preguntar si luego de tal afrenta es posible que un país con carácter de facilitador en un proceso de diálogos por la paz, como el que se adelanta con las Farc en La Habana, puede continuar en su papel mediador mientras genera un conflicto limítrofe. Por todo ello, Venezuela debe responder con rapidez a la nota de protesta, mientras el Estado colombiano debe recibir el apoyo de todos sus ciudadanos, por encima de cualquier diferencia. Esta no es la hora de la discusión sino de la defensa del territorio nacional.Ojalá el presidente Maduro y su régimen reflexionen, y deshagan un decreto que es ofensivo para Colombia, a la vez que va en contravía de la convivencia pacífica entre dos naciones que se suponen hermanas.

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