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Selección: eso es lo que hay

Quién sabe si sea el ‘Tino’ Asprilla la persona más indicada para...

21 de noviembre de 2016 Por: Víctor Diusabá Rojas

Quién sabe si sea el ‘Tino’ Asprilla la persona más indicada para decir que a James Rodríguez lo “está perjudicando la amistad con Cristiano Ronaldo”. En lo que sí tiene toda la razón Faustino es en el complemento: “Mírenlo y vean que tienen los mismos gestos. A Cristiano no le dan el balón y manotea a todo el mundo. En la Selección, (James) está manoteando a los compañeros”.Bueno, no sólo a los compañeros sino al árbitro. Incluso, James se está manoteando a sí mismo. Aunque reducir el debate del mal momento de la Selección a lo que pase o deje de pasar con él es injusto y hasta mezquino. Hablamos de un conjunto y, en ese sentido, todos son responsables del bajo rendimiento actual. Eso sí, ojalá James nos vuelva a maravillar, como lo hace Cristiano (más allá de su insoportable antipatía) juegue donde juegue y contra quien juegue. En eso hay un abismo entre los dos, al menos hasta ahora.El problema va más allá. Comencemos por los jugadores convocados. La mayoría está más certificada por su pasado que por su presente. Son suplentes en sus equipos. Y esa falta de competencia se debe sentir más cuando los rivales vienen cargados de roce y de vigencia.Bien valdría mirar cuáles son las razones por las cuales nuestros jugadores no se mantienen en primera fila, por ejemplo, de equipos europeos. Por encima de la pésima (y muy provinciana) disculpa de que sus entrenadores les tienen ojeriza por ser de aquí. Por supuesto, ellos no hacen otra cosa que atender las convocatorias del técnico José Pékerman, responsable de acertar en la, literal, selección de los jugadores. No tienen de otra. No imagino lo que le caería encima a quien eligiera quedarse al margen por no sentirse apto por inactividad o por la razón que fuese. ¿Tiene Pékerman muchas más opciones, además de equivocarse en algunos nombres y en ciertos planteamientos? Jugadores con merecimientos no se ven en el exterior. Y mucho menos en el torneo local, sobrevalorado por los títulos de Libertadores (Atlético Nacional) y Suramericana (mi amado Santa Fe). No se puede negar la importancia de ganar esas copas, pero el nivel de juego continental raya en la mediocridad. Mejor dicho, el fútbol colombiano (como los demás de la región) es más televisión que torneo.Como sobrevalorada está la Selección. Primero, porque es un negocio de proporciones al que nos hemos abonado emocional y económicamente. Me quito el sombrero ante los responsables de su mercadeo. Segundo, porque no somos tanto como nos dicen. Eso sí, reconociendo que somos protagonistas. Estamos por debajo de Brasil (todos lo están hoy en la región), de Uruguay (equipo a equipo y hombre a hombre) y de Argentina (ese descuadernado equipo de Lionel y diez tipos más). Y si bien no somos menos que Chile, tampoco somos más. Además, seguimos mirando por el encima del hombro a Ecuador, mientras marchamos detrás. Eso es falta de respeto.Creo también que una vez más el éxito nos está quedando grande. Así como, a la larga, el 0–5 aquel ante Argentina resultó ser el peor resultado de nuestra historia, quizás el inolvidable Mundial de Brasil nos esté desbordando. Desde entonces no pegamos una.¿Entonces? Pues todavía hay de dónde agarrarse. Mejor dicho, aparte de Brasil y - a no ser una catástrofe- de Uruguay (ah, y de Argentina, ¿o ustedes creen que la Fifa se tragaría un Mundial sin Messi?), tenemos posibilidades relativamente similares a las de Chile y Ecuador. Porque Paraguay y Perú no tienen con qué.Confiemos pues en que vamos a clasificar. Pero no pidamos muchos cambios. Eso que tenemos, eso es lo que hay. Otro asunto es la actitud. Esa sí debe ser otra. Comenzando por usted, James.Sigue en Twitter @VictorDiusabaR

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