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El río Pance, amenazado por los malos turistas

La vocación recreativa es la principal amenaza de este afluente que en un fin de semana de temporada alta recibe 80 mil personas, aproximadamente.

9 de febrero de 2016 Por: Redacción de El País

La vocación recreativa es la principal amenaza de este afluente que en un fin de semana de temporada alta recibe 80 mil personas, aproximadamente.

Ser el principal balneario de la ciudad le ha traído al río Pance muchos males: basuras mal dispuestas, contaminación de sus aguas y hasta problemas de seguridad de quienes se esconden entre la vegetación para consumir estupefacientes.

“El problema no es que se use para la recreación. El río siempre está de puertas abiertas para todos. Pero la mala costumbre de dejar la basura tirada está acabando con la cuenca y aunque los lugareños hacemos mingas para recoger los residuos, la basura a veces es arrastrada por sus aguas”, dijo Claudia Tabares, de la Casa de la Cultura de Pance.

Carmen Sánchez, que vive en Pance hace más de 30 años, explica que de 10 visitantes que tiene el río, 4 recogen la basura. Los otros 6 las dejan tirada. Si se tiene en cuenta que en un fin de semana de temporada alta van 80 mil personas al río, el cálculo de esta moradora es que por lo menos 48 mil dejan el mal rastro de su paso con las basuras.

Carmen dice que a pesar del maltrato,  el río es agradecido, incluso en esta época donde la falta de agua es el común denominador de las cuencas del Valle. “Aunque se ve bajito, con las lluvias de los últimos días se ha recuperado y se ven  charcos”.

Según la CVC, el caudal del río Pance en la estación de la Chorrera del Indio fue ayer  de 2,26 metros cúbicos por segundo. Esta cantidad está dentro del promedio de la medición que se hace por esta época.

Lea también: Aguas negras y minería, los males que tienen 'agonizando' a los ríos Cali y Aguacatal

Alirio Ortiz, comerciante de la zona, indica que gracias a las lluvias de los últimos días se conservan algunos charcos que permiten que la gente venga a pasar el fin de semana en este balneario.

Sin embargo, los pocos charcos no son solo usados para nadar. Adeptos de diferentes creencias  van al río a hacer ritos de todo tipo. Las evidencias quedan en el agua o en la ribera: flores, espejos, líquidos de todas las tonalidades y aromas e incluso animales muertos (como gatos y aves) terminan contaminando la cuenca.

Otro problema que tiene el Pance es la expansión urbana. 

“Por ser una zona tan atractiva, muchos quieren vivir aquí y lo que era una parcela termina dividida en dos, tres o más propiedades”, dice una de las habitantes de la zona.

[[nid:384971;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2015/01/ep00910113.jpg;full;{Así quedó el río Pance, luego del puente de Reyes, uno de los más concurridos del año en este sector. Ropa, residuos de comida, plásticos, empaques, bolsas, entre otros hacen parte de las 32 toneladas de residuos que los bañistas dejaron a lado y lado del afluente.Jorge Orozco | El País.}]]

Esa aparición de más residentes genera que se necesiten más agua para los acueductos veredales y más sistemas de tratamiento de aguas residuales o pozos sépticos.

Algunos los tienen en buen estado. Pero casos como los negocios del ecoparque del río Pance no tienen autorizados los vertimientos que hacen al río.

Voceros de la CVC indican que con el cambio de administrador del ecoparque, los negocios han presentado los planes de manejo para estas aguas servidas, que actualmente están en estudio de la autoridad ambiental.

También informó la CVC que el río Pance tiene autorizadas 254 concesiones para actividades como acueductos y uso agrícola. Para la Comuna 22, por ejemplo, se destinan 1140 litros para abastecer a las residencias que están ubicadas en Ciudad Jardín.

Crecimiento urbano afecta al Lili

[[nid:506014;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/02/rio_lili.jpg;full;{Aunque los vecinos cuidan el corredor del río Lili, a su paso por la Comuna 22, el agua que pasa por allí está contaminada de vertimientos irregulares.Jorge Orozco l El País}]]

Los vertimientos de aguas negras son para Amparo de Arana, miembro del Comité Ambiental de la Junta de Acción Comunal del barrio Ciudad Jardín, el principal problema del río Lili.

Y aunque quienes usan el parque para trotar, como Julián Vélez, lo ven bien, la mala disposición de aguas de varias casas de este barrio y del corregimiento de La Buitrera, están matando el preciado líquido.

También las minas de carbón de La Buitrera vierten los químicos al río. “Por eso el río se ve café cuando pasa por el Club Campestre”, dice la señora Amparo.

El Lili también le entrega agua al corregimiento de La Buitrera, con 13 concesiones. Y actualmente tiene un caudal de 300 litros por segundo, que según la CVC se encuentra en el promedio del caudal de otros años.

Modesto Vásquez, vigilante de la zona, explicó que otro de los problemas del Lili es que termina siendo el botadero de los carretilleros que buscan el río como el sitio final de disposición de basuras y escombros.

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