Una compañía que sabe de alimentos y sostenibilidad

Por su innovación y responsabilidad social empresarial, las marcas de Harinera del Valle se han afianzado en la mente y el corazón de todos los colombianos.

Con 75 años de historia, calidad y tradición acompañando a las familias colombianas, Harinera del Valle se convierte en una de las compañías más importantes en la producción y comercialización de alimentos de nuestro país, con marcas tan queridas como Harina de Trigo Haz de Oros, Pastas La Muñeca, Doñarepa, Conzazoni, aceites Canola Life y Premier, Brownies Mama-ía, entre otras, que cuentan con un alto nivel de recordación en los consumidores.

Sus más de 1.400 colaboradores y su presencia con cuatro plantas de producción en el Suroccidente colombiano, en Cali, Palmira, Dagua, Villa Rica y una planta en la ciudad de Bogotá, al igual que sus 11 Distritos Comerciales en todo Colombia, le permiten a esta compañía llegar con sus productos a más de 900 municipios y exportar a 12 países.

Como compañía que Sabe de Alimentos, la sostenibilidad es parte de su estrategia corporativa, creando valor sostenible como propósito, lo cual significa generar prosperidad para todos, promover el bienestar de las personas y ser amigables con el Planeta, comprometiéndose así con cada uno de sus grupos de interés.

Con los Consumidores están presentes a través de sus marcas en diferentes momentos del día, generando bienestar y fomentando hábitos y estilos de vida saludable; con sus Clientes, creciendo junto a ellos, ofreciéndoles un portafolio completo y soluciones innovadoras; con sus Proveedores, estableciendo relaciones de mutuo beneficio y crecimiento; con sus Colaboradores, constituyéndose como un gran lugar para trabajar, que contrata al 94% de su personal de forma directa y que invierte más de $3.000 millones de pesos cada año en el bienestar de sus colaboradores y familias y con la Comunidad, aportando a la construcción de una mejor sociedad, trabajando de forma corresponsable en programas enfocados en la educación, la nutrición y el reciclaje, con las comunidades vecinas a sus plantas de producción.

Durante el último año la compañía ha trabajado corresponsablemente, enfocando sus esfuerzos en fortalecer el mejoramiento de la calidad educativa, a través de iniciativas innovadoras alrededor del uso de metodologías y un enfoque tecnológico de cara a los retos actuales, al igual que en la promoción de hábitos y prácticas de alimentación y estilos de vida saludable en Instituciones Educativas de Dagua, Cali, Villa Rica y Palmira, con programas como EducaRSE, NutriRSE y ReciclaRSE.

También ha donado más de 11 mil kilos de alimentos a fundaciones y a la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia.

Por otra parte, la compañía trabaja en la conservación del medio ambiente, a través del uso eficiente de los recursos naturales y de acciones por el clima y el Planeta, con un enfoque ambiental preventivo, desde el cual mitiga los impactos y promueve iniciativas ecoeficientes.

Por ello, Harinera del Valle lanzó sus Políticas de Medio Ambiente, Compras Sostenibles y Envases y Empaques, haciendo público su compromiso en ese frente. Los empaques y envases de sus productos son 100% reciclables y el año anterior inició la entrega de productos en seis vehículos eléctricos 100% sostenibles, en Cali, Medellín y Palmira.

De igual forma, la compañía amplió en un 48% su flota de tractocamiones, adquiriendo vehículos amigables con el medio ambiente, los cuales tienen motores de última tecnología, reduciendo así las emisiones contaminantes e impactando positivamente al Planeta.

Esta compañía, orgullosamente colombiana, continúa adelante con la visión clara de ser una Organización de Clase Mundial, comprometida con el desarrollo y el progreso de Colombia, haciendo de la sostenibilidad uno de sus pilares fundamentales de gestión, que en sus 75 años sigue posicionándola como una de las empresas de alimentos más importantes de nuestro país.

Datos

La Organización implementa programas educativos, nutricionales y ambientales, con el fin de impactar positivamente a niños y jóvenes de las instituciones educativas cercanas a las plantas de producción.