La fuerza no es el camino
El derecho de las comunidades indígenas a protestar o a reclamar sus derechos, no puede dar pie a que se tomen por la fuerza propiedades privadas o vulneren los derechos humanos de quienes ejercen la autoridad.
El derecho de las comunidades indígenas a protestar o a reclamar sus derechos, no puede dar pie a que se tomen por la fuerza propiedades privadas o vulneren los derechos humanos de quienes ejercen la autoridad.
Es lo que ha sucedido esta semana en Coconuco, departamento del Cauca, donde la Fuerza Pública ha debido enfrentar a grupos indígenas que pretenden invadir un predio particular dedicado a actividades recreacionales.
Además de la situación de orden público que se ha generado, la Defensoría del Pueblo de ese departamento denunció que integrantes del resguardo impidieron en principio evacuar a policías heridos y no han dejado entrar desde principio de la semana alimentos ni agua a los uniformados que se encuentran ahí para proteger el lugar.
Ellos son la autoridad, que debe ser respetada por cualquier colombiano, incluidos quienes pertenecen a las comunidades indígenas.
Impedir su movilización o que les entreguen comida es violar los derechos de quienes cumplen con su deber en guarda de las leyes.
No es con la violencia, tomándose predios a la fuerza o jugando con la vida de las personas como las comunidades indígenas del Cauca conseguirán ser escuchados en sus reclamos.
Y mucho menos, que les cumplan los acuerdos a los que han llegado con el Gobierno.