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Medidas inevitables

Y en Cali se ha sentido con mayor rudeza la llegada de lo que se denomina la tercera ola, aumentada por la falta de colaboración ciudadana.

15 de abril de 2021 Por: Editorial .

Luego de unas vacaciones en las cuales los sitios turísticos recibieron gran cantidad de personas, en especial jóvenes, llegó de nuevo lo que se esperaba a partir del incremento de contagios por Covid-19: las autoridades de varios departamentos y ciudades, incluidos Cali y el Valle del Cauca decretaron un confinamiento total el próximo fin de semana.

Las cifras son contundentes. En el departamento se llegaron a registrar ayer 1289 casos de contagio, la muerte de 26 personas y la ocupación del 90% de las camas en las Unidades de Cuidados Intensivos. Todo ello demuestra una tendencia demasiado preocupante, que no puede mitigarse con la vacunación que avanza de manera efectiva aunque no con la velocidad que muchos esperan, confiados tal vez en que con ella se hubiera podido detener la oleada de la pandemia.

Y en Cali se ha sentido con mayor rudeza la llegada de lo que se denomina la tercera ola, aumentada por la falta de colaboración ciudadana. Quince muertos y 800 contagios registrados ayer, la ocupación del 92,6% de la capacidad de las UCI en la ciudad y la detección de un riesgo alto de aumento en la transmisión del coronavirus demandan respuestas inmediatas para proteger la salud de la sociedad caleña, amenazada además por centenares de fiestas y aglomeraciones o por el regreso de quienes decidieron arriesgarse a salir en Semana Santa, como si la contingencia hubiera quedado atrás.

Por ello, las autoridades departamental y municipal tomaron medidas distintas pero con objetivos idénticos. En el Valle se trata de la confinación entre hoy a las ocho de la noche y las cinco de la mañana del próximo lunes, incluida la ley seca. Y en Cali se aplicará idéntica medida entre mañana la una de la tarde y el lunes, aclarando que en la noche de hoy sigue vigente el aislamiento social y la prohibición de expendio de licores.

Así se regresa a las medidas drásticas para enfrentar la amenaza que muchos no parecen comprender a pesar de los estragos que en la región ha dejado a las familias de los 221.273 casos confirmados de coronavirus y 6801 fallecimientos producidos en los últimos trece meses. Es lo que está ocurriendo en otras ciudades del país donde hasta ayer se habían contabilizado 2.602.719 casos confirmados del virus y 67.199 muertes.
Son cifras estremecedoras que deberían haber enseñado la necesidad de aplicar las medidas simples pero necesarias para enfrentar el peligro de la pandemia.

Y el riesgo de que se expandan esas restricciones es evidente mientras el coronavirus siga causando los estragos que obligaron a ellas, con el consecuente impacto a la actividad social y a la urgencia de recuperar la economía que genera ingresos para millones de familias. Lo cual tampoco se soluciona convocando a paros y movilizaciones contra medidas que son inevitables.

De nuevo, hay que recordar que el problema no lo solucionan solo las autoridades o las vacunas. Y que mientras cada uno de nosotros no asuma la responsabilidad que le corresponde para detener el contagio y la tragedia, el aumento del desempleo y la pobreza seguirán pendiendo sobre nuestra Nación.

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