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La sinsalida

"Así, por la intolerancia de unos y otros, los esfuerzos diplomáticos de varias décadas se van de nuevo al traste. Y como lo aseguran dirigentes de movimientos laicos en Israel, serán imposibles mientras en los gobiernos de una y otra parte tengan asiento ortodoxos radicales, tanto judíos como musulmanes".

28 de abril de 2014 Por:

"Así, por la intolerancia de unos y otros, los esfuerzos diplomáticos de varias décadas se van de nuevo al traste. Y como lo aseguran dirigentes de movimientos laicos en Israel, serán imposibles mientras en los gobiernos de una y otra parte tengan asiento ortodoxos radicales, tanto judíos como musulmanes".

El jueves pasado Benjamín Netanyahu, presidente de Israel, anunció el fin de las conversaciones que se sostenían con los dirigentes palestinos de Al Fatah. “En vez de escoger la paz, Abu Mazen formó una alianza con una organización terrorista asesina que llama a la destrucción de Israel”, dijo el líder israelí, refiriéndose a su similar palestino Mahmoud Abbas. “Cualquiera que elija el terrorismo de Hamas no quiere paz”, agregó.Esta radical declaración tuvo su respuesta desde su contraparte, que alegó su derecho a “buscar su unidad” y que es mejor negociar con un pueblo unido antes que con facciones. Al mismo tiempo, algunas voces laicas desde el lado israelí advirtieron que la ruptura de conversaciones se hacía más que todo para aplacar las divisiones internas del gobierno de Netanyahu, ya que los sectores que representan en el gabinete a la ortodoxia judía no estaban satisfechos con el curso tomado por las conversaciones.Desde enero el ministro de Defensa israelí, Moshe Ya'alon, criticó al Secretario de Estado de Estados Unidos por ser “obsesivo y mesiánico” en la búsqueda de un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos y agregó que espera que Jhon Kerry “gane un Premio Nobel y nos deje en paz”. Por los mismos días había asegurado que el plan de paz de Kerry “no vale ni el papel en el que se escribió” y se negó a retirar al Ejército del Valle de Jordán, para el que Kerry había propuesto una vigilancia satelital y los palestinos un control por fuerzas militares internacionales.La realidad es que las fuerzas a la derecha de Netanyahu en el gobierno han manifestado voces de descontento por las negociaciones antes de que se diera el acuerdo entre Hamas y Al Fatah. Estas fuerzas consideran que no se debe hacer concesiones en materias como los asentamientos en tierras palestinas o la discusión del status de Jerusalén. Aunque luego el Ministro de Defensa se disculpó con Kerry, la tensión en el gabinete de Netanyahu ha sido constante en lo que va del año.Por otra parte, mientras Abbas ratifica su oposición a l establecimiento de un Estado Judío, Hamas, movimiento que practica el terrorismo y controla a la población palestina en la franja de Gaza, se niega a aceptar la existencia de Israel. Por ello, la unidad de los dos sectores retrotrae las conversaciones a épocas anteriores a los acuerdos de Oslo de 1983, en los que se reconoce a Israel y Palestina el derecho de conformar Estados soberanos.Así, por la intolerancia de unos y otros, los esfuerzos diplomáticos de varias décadas se van de nuevo al traste. Y como lo aseguran dirigentes de movimientos laicos en Israel, serán imposibles mientras en los gobiernos de una y otra parte tengan asiento ortodoxos radicales, tanto judíos como musulmanes.Todo tiene origen en la división arbitraria propuesta por los británicos en el antiguo protectorado de Palestina, donde antes de la Segunda Guerra Mundial convivieron en paz, durante 2 mil años judíos, cristianos y musulmanes. En síntesis, no hay salida a la vista para un conflicto en el cual no parece existir interés de las partes de terminarlo sin violencia.

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