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Claudia Calero. Proyecto: Círculo de Mujeres.
Bogotá Abril 12 de 2023.
Claudia Calero | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO

Columnistas

Un sueño: jóvenes con futuro en el campo

Urge encontrar soluciones para retener y garantizar un futuro a los jóvenes en la ruralidad. Esto requiere un enfoque integral con múltiples actores, incluidos gobierno, sector privado y sociedad civil.

22 de abril de 2024 Por: Claudia Calero

En Colombia, los últimos datos de empleo del Dane muestran que la tasa de desocupación en el sector rural es 8,6%, mientras que en el mismo periodo un año atrás era del 8,3 %. Aunque a primera vista podríamos aducir que hay más ocupados en la ruralidad, lo cierto es que el campo colombiano se está quedando sin la fuerza laboral que requiere. Nos preocupa que nos lleguen los alimentos a la mesa, pero no estamos pensando en quiénes los van a producir en un futuro.

Estamos frente a una cruda realidad. La gente que vive en el campo se ha ido reduciendo, permanece la población más adulta y los jóvenes migran hacia las ciudades. ¿Sí tendrán allí mejores oportunidades? Según el Dane, entre diciembre del 2023 y febrero del 2024 se registraron 2,99 millones de jóvenes entre 15 y 28 años que no estudian ni se encuentran ocupados, cifra que supera el número de habitantes de Medellín.

A esto se suma el conflicto armado que ha sido un caldo de cultivo propicio para el reclutamiento forzado, que viene ‘in crescendo’. Más de 16.900 niños y adolescentes han sido víctimas de reclutamiento forzado por parte de grupos armados ilegales desde 1962, según cifras del Centro de Memoria Histórica.

Urge encontrar soluciones para retener y garantizar un futuro a los jóvenes en la ruralidad. Esto requiere un enfoque integral con múltiples actores, incluidos gobierno, sector privado y sociedad civil. Mejorar el acceso a la educación rural y que sea de calidad, como se encuentra en las ciudades; conectividad y acceso a internet, como se encuentra en las ciudades; promoción del espíritu emprendedor, innovación y creación de empleo rural digno, también lo desean quienes viven en el campo.

Asimismo, es necesario el financiamiento y acceso a crédito. Según la Banca de las Oportunidades, los jóvenes en Colombia presentan los menores niveles de inclusión financiera (67,6%, frente a 91% de personas entre 41-65 años). Este indicador es más dramático en la ruralidad, donde solo el 56% de la población tiene algún producto financiero, frente al 91% que se registra en las grandes ciudades y 73% en ciudades intermedias. El acceso a salud, vivienda y el desarrollo de infraestructura de transporte y cadenas logísticas también resulta imperativo.

El sector privado es fundamental en esta tarea, por ejemplo, llevando tecnología a la producción en el campo para aquellos jóvenes rurales que, como los urbanos, ven en ella un proyecto de vida. Con alianzas público-privadas y programas de ciudadanía corporativa, las empresas pueden ampliar el impacto de sus iniciativas y asegurar que lleguen a quienes más las necesitan en las comunidades rurales. Los empresarios saben hacer empresa, por lo que compartir sus capacidades con miles de emprendedores rurales contribuiría a su prosperidad.

Ofrecer empleo decente en el marco de la ley, fomentar el emprendimiento, dinamizar las economías locales, apoyar la construcción de infraestructura y servicios básicos (ej. a través de obras por impuestos), son algunas posibilidades. Al mejorarle la calidad de vida a estas comunidades se hacen atractivos sus entornos, incentivando a los jóvenes a quedarse y contribuir al progreso local.

La ruralidad merece un futuro y este se logra con una juventud que sueñe en grande. Para que sea posible, el Estado debe garantizar la seguridad, proteger la vida y generar bienestar. Solo mediante un esfuerzo conjunto y coordinado se podrá lograr alcanzar el sueño de un cambio positivo y duradero en nuestra ruralidad.

*Presidenta de Asocaña

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