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La sociedad del cansancio

Las nuevas generaciones no lo soportan y en promedio cada 2 años salen disparados a buscar “vientos nuevos”, oportunidades diferentes. No tienen la vieja mentalidad de obedecer, cual rebaño...

30 de abril de 2024 Por: Gloria H.

A propósito del día del trabajo…

Siguiendo con el tema de “por qué enfermamos”, Byung-Chul Han, filósofo alemán, ha escrito unas reflexiones sobre la sociedad de hoy y los excesos a los que se ha llegado en la búsqueda de la felicidad. Pero estamos agotados, la enfermedad es el lenguaje de la insatisfacción. “El exceso de positividad nos está conduciendo a una sociedad llena de individuos agotados, frustrados y deprimidos. En ese mismo escenario víctima y verdugo son la misma cosa”.

El burnout (enfermedad laboral) está directamente relacionado con la sociedad del rendimiento. Hay que rendir a cualquier precio y las exigencias personales son excesivas. “Puedo más”, me digo, mientras la empresa te dice “puedes más”. Y entre más capaz y eficiente lo seas, mayores son los niveles de obligación. Tus estándares cada vez serán más altos porque has demostrado que “tú puedes”. ¡Es paradójico! Si no fueras tan capaz, no tendrían esos niveles. Entonces es como estar atrapado en las propias cualidades, en la propia red. Como si te secuestraras a ti mismo por eficiente y responsable. ¿Vale la pena? En este escenario, mal que bien, los únicos caminos que quedan son la enfermedad o la mediocridad, pero en ambos quedas limitado, sintiéndote miserable.

La sociedad del Siglo XXI ya no es disciplinaria, sino una sociedad de rendimiento. Tampoco sus habitantes se llaman ya ‘sujetos de obediencia’, sino ‘sujetos de rendimiento’, dice Han. Por ello existe una tendencia juvenil a huirle a la permanencia laboral, al logro. Las nuevas generaciones no lo soportan y en promedio cada 2 años salen disparados a buscar “vientos nuevos”, oportunidades diferentes. No tienen la vieja mentalidad de obedecer, cual rebaño, pero tampoco soportan los niveles de exigencia en los resultados.

Porque las empresas construyen metas inalcanzables a quien demuestra capacidad. Entre mejor seas, tus niveles de exigencia serán mayores. Nunca se repiten cifras como las del año anterior: eso significaría estancamiento, hay que ‘mejorar’, el rendimiento lo exige. Entonces, ¿cómo no enfermarse? ¿Cómo no sentir el sinsentido de la vida? ¿Para ‘esto’ es que se vive? ¿Quién aguanta?

Sigue Han: “Cansancio significa incapacidad de mantener una fuerza inicial durante un esfuerzo continuo”. (…) Nos explotamos a nosotros mismos, creyendo que nos estamos realizando. Y hay una consecuencia más dramática aún: ya no hay contra quién dirigir una revolución, no hay explotadores visibles a los que culpar. Es la alienación de uno mismo. Resulta imposible rebelarse cuando explotador y explotado son la misma persona”. Por ello permanecemos esclavos del tiempo y de la actividad, los dos grandes fantasmas que llevan a la desesperanza.

En otro magnífico libro, ‘La sociedad de las pausas’, María Novo habla de cómo diferenciar entre lo urgente y lo importante, cómo tener prioridades, cómo no agotarnos con el ruido y la actividad. No tenemos momentos presentes, pareciera que acumulamos actividades y logros, mientras la vida se nos escapa, sin vivirla. Carpe Diem “atrapa ese momento que no volverá”. Como hemos repetido en este espacio, no son las políticas de Estado las que cambiarán el mundo. Cada quien es dueño de su destino.

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