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Presidencia y Presidente

¿Presidente sin Presidencia? Muy difícil. La oficina presidencial es clave para el éxito de un Presidente.

11 de mayo de 2018 Por: Fernando Cepeda Ulloa

¿Presidente sin Presidencia? Muy difícil. La oficina presidencial es clave para el éxito de un Presidente. Sin un excelente secretario general (hay que recordar a Germán Montoya durante la presidencia de Virgilio Barco), que cuente con toda la confianza y credibilidad por parte del Presidente y que sea respetado por el resto del equipo gubernamental, es muy difícil lograr los objetivos que se propone un Presidente. Un secretario general sin otras ambiciones ni intereses diferentes de los de la agenda presidencial. Y él sí, con una gran capacidad administrativa y de relaciones humanas y una clara concepción de la orientación del gobierno. Y con el propósito de permanecer durante el período. Eso me parece vital.

Un excelente asesor jurídico, con gran conocimiento y dotado de una capacidad de ir más allá del sentido literal de las leyes, o sea, de tener una comprensión de la complejidad y de la eficacia de la interpretación con miras a la viabilidad de las decisiones gubernamentales.

Roosevelt gracias a un informe técnico visionario, creó las consejerías presidenciales. Propuso seis con una característica común y estratégica. Los consejeros están ahí para eso, para ayudar a pensar, para anticipar, para prever riesgos y aciertos. Y su comportamiento, aparte de una lealtad sin sombras, con una vocación decidida por el anonimato, lejos de los reflectores, lejos, muy lejos, del protagonismo y de las ambiciones personales, que no compite con los ministros ni les corre el tapete ni busca sustituirlos. Los seis anónimos, se llamaban.

Y, sin duda, las mejores asistentes secretariales, lo que fueron Lilia Bernal para López Michelsen y Alba Zuluaga para Barco. Ya sabemos que el personal del conmutador de palacio ha sido proverbialmente súper eficaz.

No hay para que entrar en otros detalles. Esto es lo esencial. Hay otras oficinas y funciones necesarias pero si lo mencionado no es cuasi perfecto es bien difícil para un Presidente desempeñar bien su tarea. Expandir el personal y las oficinas de la Presidencia ha complicado todo aquí y, por ejemplo, en los Estados Unidos. El nuevo gobierno haría bien en conversar en serio con expresidentes aquí y en otros países. Y con personas que han tenido una experiencia insustituible, como sería el caso de María Lorena Gutiérrez. Ella, aparte de contar con una formación académica del más alto nivel y de haber obtenido éxitos superiores e innegables como decana de la facultad de administración de la Universidad de los Andes, ha acompañado al presidente Santos como consejera para el buen gobierno, como secretaria general, otra vez como consejera y secretaria general, luego embajadora en Alemania y ya desde hace un año Ministra de Comercio, Industria y Turismo, ¡tres ministerios en uno! Y eso durante ocho años. No sé de otra persona que pueda exhibir semejante trayectoria, además, altamente apreciada. Y fue hasta donde pudo una consejera anónima. Y ya después -ocho años son dos presidencias- su destino fue otro.

Olvidaba el papel del secretario privado que es también muy especial y muy ligado al estilo personal del Presidente. ¡Y su equipo de comunicaciones!

¿Experiencia para ser Presidente? Se habla de la maldición del segundo mandato... ¿No tan bien después de la experiencia de los primeros cuatro años o cinco o seis o siete en otros países? Lo clave, Presidencia y Presidente.

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