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El teniente José Alejandro Méndez es uno de los militares venezolanos que huyó de su país en busca asilo. | Foto: Foto: cortesía para El País

VENEZUELA

"Fui uno de los tantos engañados por la supuesta revolución": militar que huyó de Venezuela

El teniente José Alejandro Méndez es uno de los militares venezolanos que huyó de su país en busca asilo.

21 de mayo de 2017 Por: Jessica Villamil Muñoz / Reportera de El País 

"¿Qué temas tocaríamos? Ten presente que no puedo darte ubicación y ni hablar del refugio. Nosotros ya no estamos allá en Colombia”.

Es un mensaje de texto del primer teniente José Alejandro Méndez, de la Plaza del 145 del grupo de artillería de campaña del Ejército Bolivariano de Venezuela, uno de los tres militares que solicitó asilo a la Cancillería de Colombia hace más de un mes.

Con esta advertencia acepta la entrevista.

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Dice que solo puede recibir las preguntas a través de WhatsApp y que la fortuna de la llamada depende de una red cercana de WiFi. Entonces, la conversación, después de varios intentos fallidos, se concreta a través de 33 cruces de mensajes de voz en un lapso intermitente de dos horas.

En medio del diálogo envía copias de documentos tratando de probar que lo que dice es cierto: tablas de salarios de los militares profesionales para 2017, convocatorias con carácter de urgencia al personal del Ejército para lo que él —asegura— no es más que un adoctrinamiento; videos de represión...

Méndez habla pausado como dándole tiempo a su memoria para no dejar suelto ningún detalle y en medio de esos silencios, el canto de los pájaros de cuando en vez ambienta la conversación. Reconoce que tiene miedo de la persecución que ya hizo pública la canciller venezolana Delsy Rodríguez cuando supo de su solicitud de asilo. Aún así, mantiene la voz firme y no para de ventilar en su página de Facebook las razones por las cuales salió de su país.

Fue por ese medio, que el 19 de abril, hace justamente un mes, se despidió públicamente de las Fuerzas Militares a las que perteneció durante cinco años. Allí dice que desconoce la autoridad de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela y comandante en jefe de su Ejército porque ni él ni sus compañeros van a ser cómplices de la “tiranía”: “Se han agotado los medios pacíficos para intentar restituir la democracia y la institucionalidad. Ha comenzado un peligroso ciclo de violencia que podría desencadenar una guerra civil entre hermanos de una misma tierra, situación que nos parece inconcebible e inaceptable.

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Por tal motivo pedimos a los defensores del Gobierno que reflexionen y de manera inmediata se coloquen del lado correcto de la historia”.

¿Por qué decidió dejar el Ejército, cuando se supone que ante todo, está el honor militar?

Porque estaba en riesgo mi vida, mi integridad física y mi libertad. En vista que de que no existe en este momento una institución en el país que pudiese ofrecerme algún tipo de protección, mis compañeros y yo, nos vimos obligados a salir del país y buscar ayuda en otra parte.

¿En algún momento evidenció ese malestar antes sus superiores?

No de manera abierta ya que estamos en un Estado en el que quien se manifiesta de manera libre lo sindican de cometer un delito.

¿Cuál es la diferencia de las Fuerzas Militares en la época de Hugo Chávez a la de Nicolás Maduro?

Hugo Chávez sí tenía una capacidad de liderazgo dentro de las Fuerzas Militares. Él era un gran orador, aunque con el tiempo terminó empleando ese don para hacer el mal. Pero tenía un gran liderazgo, algo de lo que carece Nicolás Maduro. Ahora bien, las Fuerzas Armadas son las mismas en los tiempos de Chávez a los de ahora porque se ha mantenido el mismo linaje de comandantes, sus jefes tienen la misma estirpe de un mando militar corrupto, la única diferencia es que hoy están diezmadas.

Hay quienes dicen que los militares no hacen nada en contra del Gobierno porque reciben dádivas.

El alto mando sí se está viendo beneficiado de esas dádivas y no únicamente de eso, sino también de todos los negocios ilegales que estos, a través de su poder, llevan a cabo para obtener grandes sumas de dinero. Por supuesto, el alto mando es el que debería liderar una rebelión, que en realidad no sería más que un apego a la Constitución, pero no lo hacen porque es mucho dinero el que hay de por medio.

¿Cree que esos rangos medios harán valer la Constitución acabando con lo que muchos consideran un régimen?

Sí, por supuesto. Estamos en la obligación, incluso el alto mando sabe que esa es una posibilidad latente y por eso están convocando diez promociones enteras de militares para reunirse en el Fuerte Tiuna para darles charla de adoctrinamiento. La crisis actual está aumentando ese descontento en los cuarteles y eso produce a los militares a decir:

‘Debemos tomar cartas en el asunto y actuar’. Primero, por cumplir con el deber y segundo, porque el pueblo se está defendiendo por sí mismo y sería una catástrofe para las Fuerzas Armadas que el pueblo salga solo de esta crisis, porque después las van a acusar de que no actuaron por omisión, por indiferencia o por cobardía.

Pero huyendo no lo van a lograr...

Queríamos cumplir el deber que nuestros generales no van a asumir y fuimos detectados y tuvimos que salir del país para no caer en manos de un Gobierno que no tolera ser contrariado.

¿Si no es el Ejército, quién puede parar la crisis en Venezuela?

De lo que estamos seguros todos los venezolanos es que debe haber un cambio radical, y no solo de Gobierno, sino de ese sistema político que resultó una mentira, un fracaso, que es el responsable de la miseria en que se encuentra sumido el país. En la transición debe haber una ardua depuración de todas las instituciones y organismos del Estado, comenzando por las Fuerzas Armadas que representan la corrupción en su máxima expresión en nuestro país.

Las capturas a militares anunciadas en los últimos días por presunta responsabilidad en homicidios en las protestas, ¿cree que son reales o mera pantalla?

Después de las primeras declaraciones que hizo la Fiscal General pensé que no era más que una fachada. Sin embargo, la Fiscal se ha radicalizado contra el Gobierno y estas investigaciones por el ataque a los estudiantes son una muestra de que la Fiscalía está cumpliendo con su deber. Eso muestra el declive y la decadencia del Gobierno.

Pero también se denunció la captura de 60 militares por ‘desobediencia’
La Dirección General de Contrainteligencia, de manera arbitraria y asumiendo atribuciones que no le corresponden, trasladó a su sede a unos 80 oficiales subalternos, según ellos, inmiscuidos en una posible rebelión militar. Sin embargo, de todo ese personal, únicamente trasladaron a doce oficiales a Ramo Verde (prisión militar).

El resto, fueron sometidos a las más grandes torturas y diferentes atrocidades. Pero en vista de que no consiguieron evidencias probatorias y por el gran escándalo que esto pudiese traer para las Fuerzas Armadas los dejaron en libertad. Muchos quedaron reseñados y bajo vigilancia de los mismos organismos de seguridad del Estado y te puedo asegurar que la vida de ellos no va a volver a ser la misma.

En el exterior se dice que el diputado Diosdado Cabello tiene una mala relación con Maduro. ¿No podría él terminar siendo quien derroque al Presidente?

Así tengan sus diferencias están obligados a mantenerse unidos porque el Gobierno está en una etapa terminal en la que no hay posibilidades de que Diosdado Cabello asuma el poder porque obviamente debe haber unas elecciones y saben que van a salir derrotados de manera aplastante. Además, saltarán del barco que se está hundiendo los que puedan, los que están más involucrados tienen que mantenerse unidos hasta el último momento.

¿Usted cree que la oposición puede ser la tabla de salvación?

Lamentablemente no hay en el país una tercera alternativa con suficiente respaldo, poder, como para asumir las riendas. Y obviamente, es un gran reto porque el país no va a tolerar que la gente esté arriesgando sus vidas, simplemente para que se quite alguien para ponerse otro.

La oposición debe demostrar que realmente va a generar un cambio radical en el país. Es que el problema de Venezuela no es de hace 18 años, sino de hace casi 60 años porque esos gobiernos de quienes hoy hacen oposición llevaron al país a un retroceso y fue Hugo Chávez el que se valió de esa gran brecha entre el rico y el pobre y sembró el odio entre los venezolanos.

Usted es un hombre joven, dice que llegó a las Fuerzas Militares hace cinco años. Justo en esa época estaba el ocaso del Gobierno de Chávez, ya se hablaba de una dictadura. ¿Por qué decidió hacer parte de ese Ejército?

Yo fui uno de los tantos engañados por esa supuesta revolución que prometió Hugo Chávez. Quién no podría sentirse aludido ante la idea de convertir a tu país en una potencia, ante ese papel protagónico que asumió Venezuela en el hemisferio. Yo creí en todo eso y me animé a entrar a las Fuerzas Armadas a raíz del golpe de Estado de 2002 y vi como ellas fueron las que restituyeron el orden en el país. Eso fue lo que a mi me motivó a ingresar. Me considero un patriota y por ese sentimiento de nacionalismo pensé que era la mejor manera de entrega hacia la Nación.

Después de graduado es que comienzo a darme cuenta de la realidad de una institución que es la columna vertebral de esa mal llamada revolución. Llegué a ser una persona muy crítica y dije ‘ya basta’ y decidí no ser cómplice de todo lo que está sucediendo. Desperté, así como muchos de mis compañeros y así como el país por completo lo está demostrando todos los días en la calle.

¿Cuál es la orden que reciben los militares para hacer frente a las protestas?

Yo pertenezco al Ejército y en mis casi cinco años de carrera nunca participé en actividades de orden público, por lo tanto no puedo decirte qué orden reciben los guardias nacionales. Sin embargo, tengo idea de que la orden es que no pueden permitir bajo ninguna circunstancia el avance de los manifestantes. Estoy seguro, convencido, de que los profesionales de la Guardia Nacional no van a permitir que venga algún superior a decirles directamente que la orden es masacrar al pueblo.

Ahora, la parte que hay que evaluar es la estabilidad mental y emocional de esos hombres, porque puede que ellos no salgan con intenciones de agredir a su pueblo, pero llega un momento en ese conflicto en el que no controlan sus emociones y se deja llevar por la ira, debido a que es difícil enfrentar cualquier cantidad de ataques. No es que los esté defendiendo.

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