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Entre las armas incautadas hay varios fusiles.
El tipo de armas que más se han decomisado son fusiles, lanzagranadas, pistolas 9mm y ametralladoras. | Foto: Cortesía de la Secretaría de Seguridad de Cali.

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Entre cañaduzales, ríos y buses urbanos: así funciona el tenebroso negocio que inunda al Valle de armas ilegales

Al departamento están llegando grandes cantidades de armamento para estructuras criminales. Estos son los recorridos que hacen para traerlas.

10 de septiembre de 2023 Por: Redacción El País

El horno industrial, especial para hornear almojábana y pandebono, iba a ser enviado por encomienda desde la Terminal de Transportes de Cali hacia el municipio de Llorente, en el departamento de Nariño. Sin embargo, la actitud sospechosa del emisario y unos puntos de soldadura por debajo de la estructura llamaron la atención de las autoridades.

Al abrir y revisar lo que llevaba el horno en su interior, uniformados de la Policía Metropolitana de Cali encontraron 3 fusiles Galil, partes de una ametralladora M-60, 2 lanzagranadas, 10 granadas de 40 mm, 30 accesorios para otros fusiles y 10 cargadores o proveedores de munición.

Una escena que empieza a hacerse común en esta zona del país, donde un fusil de asalto, una granada o una ametralladora antiaérea puede encontrarse en un bus de transporte intermunicipal, en la cajuela de un vehículo particular donde viaja una familia, entre la carga de una empresa de encomiendas o en el maletín de alguna pareja que aparenta ir de paseo en moto.

Una gran cantidad de fusiles iban a ser entregados a las disidencias.
Una gran cantidad de fusiles iban a ser entregados a las disidencias. | Foto: Fiscalía

Es a través de las armas la única manera de ingresar en la guerra por el control de los territorios, los cultivos de uso ilícito, las rutas para el tráfico de drogas y el manejo de las economías ilegales, una confrontación que se libra mayoritariamente en el suroccidente colombiano.

El respeto y el prestigio en la criminalidad, como lo señalan los expertos, se adquiere demostrando el poderío militar, el tamaño de las estructuras, el tipo de armamento y la capacidad de intimidación que generen en sus zonas de influencia.

Una ecuación lógica que convierte al Valle del Cauca en un corredor estratégico para el ingreso de armas a organizaciones ilegales como el ELN, los grupos disidentes de las Farc, la Segunda Marquetalia o el clan del Golfo, entre otras agrupaciones que tienen como centro de operaciones los departamentos de Nariño, Cauca, Valle del Cauca y Chocó.

Buena parte de esas armas ingresan desde otros países, según fuentes policiales, a través del puerto de Buenaventura; en su mayoría provenientes de Estados Unidos o Europa, pero también de países de Centroamérica, a través de Panamá.

“Muchas de esas armas, nuevas o usadas, llegan desde Buenaventura y se almacenan en sectores como Terrón Colorado o Siloé y luego siguen su tránsito, según su destino, a través de los Farallones hacia el Naya o por los barrios del oriente de Cali y entre los cañaduzales hacia algunos municipios del departamento del Cauca”, explica una fuente de inteligencia.

Agrega que también a través de los cañaduzales o del río Cauca cruzan por el departamento armas provenientes de países del sur del continente, como Ecuador, que ingresan luego por Jamundí hacia grupos armados en el Valle del Cauca o que son transportadas hacia otras regiones del país.

Información que también ha recibido de diversas fuentes el congresista Alejandro Ocampo, representante a la Cámara por el Valle del Cauca, “esto a raíz de las averiguaciones que hemos realizado por la preocupación que nos genera el tema del conflicto armado en esta región del país”.

“La información que tenemos es que hay tráfico de armas a través del río Cauca, entre otras cosas que se mueven por allí, en determinadas horas. Que buena parte de ellas son fusiles y pistolas que entran como pago de deudas por tráfico de drogas”, señala Ocampo.

Las otras vías, indica el congresista, “son las armas que ingresan a través del puerto de Buenaventura y que son comercializadas en esta zona del país. Igualmente, existe una tercera ruta que son las armas que ingresan a través de la frontera con Ecuador, desde el sur del continente y que son traídas al Valle o hasta Santiago de Cali a través del Cauca, utilizando zonas rurales, haciendas y caminos, como lo hemos registrado mediante fuentes”.

El tipo de armas que se incautan en la región, en el desarrollo de las operaciones militares contra los grupos armados organizados, según el comandante de la Tercera Brigada del Ejército, coronel Julio Arturo Pinzón, son fusiles de distintas referencias como el Galil o el AK-47, entre otros de fabricación americana o rusa.

A esta persona le hallaron una ametralladora M-60, 6 lanza granadas 40mm con alcance de 400 metros y cerca de 1.000 cartuchos calibre 5.56mm. | Foto: Especial para El País

“Como resultado de nuestras operaciones militares, en referencia a la incautación de armas de diferente tipo, entre fusiles, pistolas, revólveres o armas hechizas, incautamos en el 2021 un total de 207 armas; en el 2022 fueron 96, y en lo corrido del año llevamos 88. En cuanto a municiones de distintos calibres, fueron 8562 en el 2021; para el 2022 fueron 3530, y en lo que va del año tenemos 1682 municiones, además de 221 kilos de explosivos”, relaciona el coronel Pinzón.

Recomposición criminal

De acuerdo con Juan Carlos Ruiz, docente de la Universidad del Rosario y experto en seguridad ciudadana, “después del proceso de paz con las Farc lo que se ha visto es que los diferentes grupos armados ilegales están en una recomposición, de tal manera que se quieren quedar con ciertos territorios, copar esos espacios y poder ser ahí los ‘señores de la guerra’ sin que otros grupos ilegales disputen su poder”.

“Es entonces de ahí que viene esa guerra y esa violencia exacerbada que está afectando también a Ecuador; creo que en el momento en que estos grupos realmente sientan que han destruido a sus enemigos, es posible que esos niveles de violencia comiencen a mermar un poco, pero mientras tanto lo que se percibe es que hay un enfrentamiento a muerte entre varios grupos por quedarse con esos territorios”, explica el docente y analista.

La otra duda que plantean los expertos está relacionada con el silencio de los fusiles y las demás armas luego de los procesos de paz en Centroamérica y en Colombia.

De acuerdo con los analistas consultados, buena parte de las armas incautadas en Colombia en los últimos años han provenido de la época del sandinismo y el proceso de paz en Centroamérica, pero también es muy probable que tras las desmovilización de las Farc solo se haya entregado una parte del arsenal que realmente tenían y que no se haya dicho la verdad a la ONU en el momento de realizar el proceso de verificación del desarme.

Lanzadores de granada, carabinas Barrett, fusiles Galil y un lanzador RPG hacen parte del armamento dejado por las Farc | Foto: Especial para El País

“Es casi un hecho que quedaron armas ocultas del proceso de paz con las Farc; que no se entregó en su momento a la comisión de verificación de las Naciones Unidas todo su arsenal y no se llegó a saber exactamente qué pasó con cada arma; este fue un acuerdo basado simplemente en la confianza y en creer que la guerrilla a puerta cerrada iba a silenciar hasta el último fusil o pistola que tenía. Pero nunca se supo si dejaron armas encaletadas, si quedaron armas volando o si vendieron parte de su arsenal a otros grupos”, advierte el docente y analista Diego Javier Sánchez.

Otra de las fuentes importantes de ingreso de armas a Colombia en los últimos años, según Sánchez, ha sido Venezuela. “Son armas que legalmente pertenecían a la Guardia Nacional Bolivariana y a las Fuerzas Militares Venezolanas, que algunas pasaron a manos de los llamados colectivos chavistas y que han aparecido en incautaciones en Colombia”.

La mayoría de las armas de última generación que ha ingresado al país provienen del mercado negro en Estados Unidos, Rusia, Israel, Alemania o China. Gran parte de ellas ocultas en contenedores a través del puerto de Buenaventura.

El problema, de acuerdo con analistas consultados, es que el Valle del Cauca no es solo un departamento utilizado como corredor para el tráfico de armas. Buena parte de ese material bélico que ingresa al país se queda en la región no solo para el fortalecimiento de grupos armados ilegales sino para surtir a las bandas delincuenciales o el crimen organizado en ciudades como Buenaventura, Cali, Jamundí y Tuluá.

“Por eso desde la Gobernación del Valle del Cauca insistimos constantemente a las autoridades en el control de las armas de fuego”, asegura el secretario de Seguridad del departamento, Walter Camilo Murcia.

“Más del 90 % de los homicidios cometidos en nuestro territorio tienen como elemento un arma de fuego, las cuales, en su inmensa mayoría, no tienen documentación; por ello es clave continuar con los operativos de incautación como de control de armas, atacando a las organizaciones dedicadas a la fabricación, tráfico y porte de armas de fuego”, señala Murcia.

En lo corrido del año en el Valle del Cauca las autoridades de Policía han incautado 1487 armas de fuego de diferentes marcas y calibre. De ellas 798 por la Policía Valle y 689 producto de las operaciones de la Policía Metropolitana de Cali.

En lo corrido del año en la capital del Valle, con corte al viernes 8 de septiembre, habían sido asesinadas en Cali 704 personas, de las cuales el 79 % fueron ejecutadas con arma de fuego. Parte de ellas, como lo han señalado las autoridades locales, producto de vendettas entre bandas dedicadas al narcotráfico y el crimen organizado.

Los capturados deberán responder por el delito de fabricación, tráfico y porte de armas, municiones o explosivos, de uso privativo de las fuerzas armadas. | Foto: Policía Nacional

El millonario tráfico interno

En medio de este panorama, se da también un lucrativo tráfico interno de armas, producto en buena medida por corrupción en el interior de las Fuerzas Armadas, que son las encargadas de regular el comercio de armas en Colombia.

En un operativo realizado a comienzos de este año en las ciudades de Florencia, Bogotá y Cali, la Fiscalía y la Policía Fiscal y Aduanera capturaron a dos militares activos, tres retirados y dos civiles que harían parte de una red de tráfico de armas, municiones y explosivos dentro del Ejército.

La misma institución explicó a través de un comunicado que los resultados se obtuvieron a través de labores de contrainteligencia y por las capacidades con que cuenta la institución para dar cumplimiento a su propósito de mantener una política de transparencia “y cero tolerancia con la corrupción”, según el comunicado.

Ese trafico de armas se irradia, explica Juan Carlos Ruiz, “y termina en manos de grupos armados ilegales de gran envergadura, pero van distribuyéndose lentamente en el tiempo y con el paso de los años, en diferentes grupúsculos, pandillas, ladrones de poca monta en las calles de las grandes ciudades, y finalmente, eso lleva a toda una población armada ilegalmente”.

El problema, de acuerdo con los analistas, es más grave de lo que parece porque estos grupos armados y bandas criminales, en la medida en que van engrosando sus tropas y van reclutando a más hombres para sus fines, necesitan invertir más dinero del narcotráfico en la compra de armas que tienen cada vez más poder de daño y que quedarán circulando en el inventario ilegal y desconocido del país.

Lo inexplicable para muchos es que la mayoría de las organizaciones armadas ilegales a las que les han interceptado el recibo de estas armas, forman parte del proceso de negociación de paz total con el gobierno de Gustavo Petro. Sin embargo, se preparan para agudizar la guerra.

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