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¿Quién fue Miguel Ángel Calero, el ‘Showman’ del arco que lo ganó todo?

Su inspiración fue Pedro Zape, el emblemático portero del Deportivo Cali. Era un hombre de buen humor y un líder en la cancha. Algunas de sus jugadas ponían los nervios de punta.

4 de diciembre de 2012 Por: Luiyith Melo García | Reportero de El País

Su inspiración fue Pedro Zape, el emblemático portero del Deportivo Cali. Era un hombre de buen humor y un líder en la cancha. Algunas de sus jugadas ponían los nervios de punta.

Bajo los tres palos que defendió del rival como un felino, lo ganó todo. Ganó partidos, duelos personales, títulos, una vida de gloria. Pero, sobre todo, se ganó el cariño de la afición y del mundo del fútbol que reconoció el talento especial que había en Miguel Calero para atajar balones y empujar equipos.Aunque era todo un profesional, no siempre se tomaba el juego en serio. Justamente cuando un partido estaba más apretado y difícil de resolver, Calero exorcisaba los nervios del equipo y salía jugando desde su área con el balón en sus pies, driblando rivales en pos del arco contrario, o buscando el centro de un último tiro de esquina para resolver la papeleta. Eso sí, primero le pedía permiso a Fernando el ‘Pecoso’ Castro su técnico de los primeros años en el Cali, para tal osadía.Y a fe que logró anotar varias veces: en Colombia, en un partido del Deportivo Cali frente a Envigado y en otro frente al Pereira. Y en México varias veces, una de ellas en una instancia decisiva del Pachuca cabeceando un tiro de esquina sin quitarse la gorra que casi siempre lucía. En su natal Ginebra (Valle del Cauca), donde nació un 14 de abril de 1971, Calero se inclinó por el fútbol desde muy chico. Desde que se hizo hincha del Deportivo Cali y tuvo referencia de las voladas de palo a palo de Pedro Antonio Zape apagando gritos de gol.Tal vez así se vio, como Zape, algún día, y su habilidad física y mental, su talento y su buena envergadura para el arco lo pusieron pronto en las manos de Carlos Portela, quien terminó de pulir el diamante en bruto que había en el portero. Fue la época en que brilló junto a Óscar Córdoba y Faryd Mondarón con quienes conformó una trilogía de oro en el Deportivo Cali y la selección Colombia.María Fernanda, hija del desaparecido Portela, lo conoció cuando era un niño. Lo disfrutó luego como parte del a familia que compartía, comidas, fiestas y paseos. A todos les hacía bromas. A ella le decía ‘cachetes’.“Su primer carro fue un Mazda NX color rojo y su padre se lo enseñó a menejar”, dice María Fernanda. Ella lo recuerda bien: Miguel manejaba hasta su casa materna de Ginebra donde doña Blanca, su madre, le preparaba el mejor arroz atollado que se ha podido comer. “El primer tamal que hacía mi abuela era para él, le encantaba”, evoca la hija de Portela.El Pecoso recuerda que Miguel llevaba a doña Blanca a los entrenamientos y las concentraciones, “era muy dedicado a ella”, también iba su hermano Miltón y después su esposa Sandra Sierra, con quien se casó muy joven y tuvo dos hijos, Miguel Ángel y Juan José, este último nacido en México.Sandra solía invitar los domingos al estadio a Maria Fernanda a ver el ‘show’ de su esposo. Siempre lo seguían aquí o allá.El periodista deportivo Óscar Rentería dice que “el Miguel que yo conocí era un hombre que le gustaba hablar de fútbol y profundizar en la parte táctica y técnica. Cuando le iba a hacer reportajes a Calero me preguntaba sobre cómo había visto al equipo en el partido anterior, si tácticamente había respondido; se preocupaba mucho de lo que uno decía sobre su actuación como arquero”.También recuerda que una vez que fue a las canchas del Pachuca, en México, Miguel paró el entrenamiento apenas lo vio, le pidió permiso al técnico para ir a saludarlo y mostrarle las instalaciones del equipo. Así era Calero: humilde, siempre amigo de sus amigos.Algunos decían que por su estatura (1.89 metros) el piso le dolía, que había que tirarle balones abajo porque difícilmente iba a llegar a ellos. Sin embargo Calero respondía que eso era lo que más entrenaba, la recepción de balones abajo, a los costados del arco. El ‘show’ se desplegaba en todo el arco.

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