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“Me solidarizo con las familias de los líderes y liderezas, y con los que luchan para que las diferencias sean cada vez más cortas”, dice Consuelo Cruz Arboleda. | Foto: Edwin Quiñonez, @curvadigital / Especiales para El País

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La caleña Consuelo Cruz gana el premio The Orion Star Award

Esta distinción creada en 2017 destaca a quien consigue el éxito personal y profesional en calidad de expatriado, siendo ejemplo e inspiración para otros.

30 de agosto de 2020 Por: Isabel Peláez R. - redactora de El País

La caleña Consuelo Cruz Arboleda es la primera afrocolombiana en ganar el premio The Orion Star Awards, que recibirá el 21 de abril, en Dubái, “un país donde tienen todas las restricciones con las mujeres”, anota ella.

“Por su trabajo en pos de los derechos humanos y personas en estados de vulnerabilidad, alcanzó en España y la Unión Europea una visibilidad del más alto nivel para el colectivo africano y afrodescendiente, dejando una puerta abierta para la participación, representatividad, arraigo y normalización política de ese colectivo en la sociedad española”, dijo Iris Rodríguez, presidenta del comité del premio.

Esta distinción creada en 2017 destaca a quien consigue el éxito personal y profesional en calidad de expatriado, siendo ejemplo e inspiración para otros. Hablamos con la líder de la Asociación Diásporas y de la marca de ropa Baobab by Consuelo Cruz Arboleda, colombiana nacionalizada española, sobre lo que implica este premio.

¿Cómo se enteró del premio y cuál ha sido su recorrido para llegar a este?

Me contactaron de una organización de Londres, dijeron que venían haciendo seguimiento a mi trabajo hace años, siendo la primera persona de raza negra que en 40 años entró a la lista del Congreso de los Diputados; haciendo política activa en España sin ser africana sino afrodescendiente; por mi trayectoria en el Partido Socialista Obrero Español, PSOE, y por haber sido invitada al Europarlamento a hablar de africanos y afrodescendientes en Europa.

¿Ser la primera afrodescendiente colombiana en recibirlo, qué responsabilidad conlleva?

Debo convertirme en referente para generaciones venideras. Esto implica una gran responsabilidad, debo acompañar este año a la organización en distintos proyectos en África, Europa y América Latina. Si bien he recibido muchos premios latinoamericanos, nunca pensé que a mí, que vengo de Pradera, Valle, donde nací, y de Cali, donde viví, me reconocieran en otro lado del mundo.

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¿Al vivir por fuera de Colombia más 13 años, cómo ha sido su lucha como inmigrante?

Muy dura, por el racismo soterrado que hay en España. Ahora me conocen, pero cuando no, era terrible. Una vez, en el Congreso, fui a comer con una amiga congresista, estaba haciendo la fila, a todos le pedían el D.N.I. (Documento Nacional de Identidad de España), pero a mí me pidieron el pasaporte. Le dije al guardia: ‘¿Será que te sirve el D.N.I.?’ y me ofreció disculpas. Me ha tocado levantar la voz, y tengo el inri de ser además de inmigrante, negra y mujer. Por 13 años fui la coordinadora del Grupo Federal Afrosocialista en el PSOE, que manejaba la política pública en favor de la comunidad africana y afrodescendiente en España y de allí han salido leyes. La historia se partió en dos cuando una negra como yo entró a la lista de los diputados. Hoy por hoy, de mi equipo hay personas con altos cargos en el gobierno de España. Hacemos una labor de presión, participación, visibilización y empoderamiento. Soy conferencista internacional, esto me ha llevado a muchos países a hablarle a mujeres y jóvenes, no dejo de luchar, es un mandato de mis ancestros que cumplo a rajatabla.

¿Cuando escucha sobre la muerte de un líder social en Colombia, qué siente que falta por hacer?

Le pregunto al Gobierno qué pasa, tiene que mirar a sus líderes sociales, porque son la base de una sociedad. Defender causas sociales nos hace libres y mejores personas, y el Gobierno tiene que cuidar a los líderes.

¿Frente a los feminicidios, cuál es su posición?

Tolerancia cero contra la violencia de género, este flagelo que nos está acabando a las mujeres debemos enfrentarlo con educación, desde párvulos, a niñas y niños debemos enseñarles igualdad. No nos dejemos enredar con la ideología de género que nos quieren meter para derrumbar la conciencia que hay una desigualdad patente y que el patriarcado existe.

¿Cómo educar en la igualdad?

A niños y niñas hay que enseñarles a vivir en diversidad, a no ocupar roles. No se le dice al niño que no llore, que es el macho, el fuerte, se le enseña a ser persona. A la niña no se le enseña a ser débil, a llorar, a ser femenina ni se le educa para casarse, se le enseña a ser persona. Cuando les enseñamos el respeto, los valores que nos enseñaron a las mayoras, empezamos a forjar una nueva realidad, crecen con esa conciencia de pertenencia.

¿A sus hijas liderezas las educó así?

Mis hijas, de 17 y 24 años, son hoy liderezas reconocidas, Andrea Beltrán Cruz, la mayor, trabaja por la visibilidad de los jóvenes afrodescendientes en Europa y da charlas en América Latina y Europa. La menor, Daniela Beltrán Cruz, es activista LGTBI, una niña bisexual líder de reivindicación social. Crecieron en libertad pero con la responsabilidad que la da la educación.

¿Cómo influyeron Miguelina y Arcilio en esa lidereza que es usted?

Mi papá, Arcilio Nicolás Cruz, estudió hasta segundo de primaria, pero me enseñó el valor de la palabra y a que mis hechos sean consecuentes con esta; mi mamá, Miguelina Arboleda, iletrada pero con una sabiduría absoluta nos enseñó el poder de educarnos, de leer y que no pidiéramos nada, que todo lo ganáramos con trabajo. Somos cuatro hermanas, Amparo, Bertha, Nancy y yo soy la menor. Cuando empezaron las injusticias, me pegué del poder de la palabra que me enseñó mi padre y de la rectitud al actuar que me enseñó mi madre.

¿El activismo empezó en la Institución Educativa Ateneo, de Pradera, Valle?

Estudié allí en una época en que las monjas tenían derecho a pegarte y yo, con este volcancito que todavía llevo dentro gracias a Dios, no podía con ninguna injusticia y siempre me estaba metiendo en líos. Por ellas aprendí que ser negra era una situación que otros consideraban un problema y entendí por qué me reprendían por todo y a las niñas blancas o mestizas que hacían conmigo la misma diablura, no. Yo rompía muchas reglas, armaba mitines, sentaba precedentes. Hoy poseo la medalla Hermana Berenice, máxima distinción de mi colegio donde ahora reconocen en mí el liderazgo. Me enseñaron que no tiene razón el que más grita, sino el que más argumentos tiene y los sabe defender.

Estudió derecho y ciencias políticas en la Universidad Santiago de Cali mientras emprendía proyectos sociales... ¿Como cuáles?

Como no me dejaban participar en el grupo de teatro, por los estereotipos de belleza, monté mi propio grupo, tenía grupos de danza, instruía a las niñas para desfiles de moda, siempre estimulándolas a que tuvieran autoestima. Eso que me causó tanta dificultad a los 12, 14 años, sentirme negra, rechazada en muchos aspectos, lo volví un valor. Estaba vinculada con proyectos sociales y culturales, como la colonia chocoana, que se creó en Pradera y en la que ayudé a mi papá. Con una amiga le hicimos la primera comunión a 200 niños de una zona marginada, nunca nos dio dinero la alcaldía, aprendí a no pedir, a conseguir las cosas.

¿Por qué decidió irse a España?

Yo me quería ir a Canadá, pero salió una oportunidad en España de trabajar en una fundación, cuando llegué no había tal. Divorciada y con dos hijas, siendo inmigrante no regularizada, encontré en el metro un papelito que decía: “Charlas de motivación, con oportunidad para crecer”, las tomé y a los dos meses era yo quien las impartía. Allí me descubrió alguien del PSOE y me ofrecieron coordinar la parte afrodescendiente dentro del partido, ha sido durísimo, pero de mucho aprendizaje.

¿Qué significa el proyecto ‘no de ley sobre la memoria de la esclavitud’?

Pedro Zerolo, que en paz descanse, quien me llevó al partido y apostó por mí junto al presidente Zapatero, me entrega un listado de 200 personas africanas y afrodescendientes en España para mi primera reunión, solo llegaron cinco. Yo, estupenda, me reuní con los que habían, al retirarme del equipo éramos más de 1000, todos afrodescendientes. Al ir a crear el grupo en Murcia había 120 hombres, les pregunté por las mujeres y dijeron que estaban en casa. Cancelé y organicé otra a la que fueron más mujeres, hombres y niños (as). La proposición ‘no de ley’ es porque no se había hablado en el Congreso de los Diputados de la comunidad negra en España, me pareció una atrocidad y trabajé para que la comunidad africana y afrodescendiente ocupara en este país posiciones en espacios de poder y toma de decisiones, y se aprobó por unanimidad. El artículo 18 de la Constitución Española prohíbe cualquier pregunta identitaria en los censos, estamos dando la pelea para que se nos permita incluirla y seamos contados, sino cómo pretendemos que haya política pública dirigida sino sabemos cuántos somos.

Logros

Con su equipo logró incluir en el programa del PSOE la creación del Instituto de Cultura Africana y Afrodescendiente en España dependiendo del Ministerio de Educación y Cultura. Y creó con Pedro Zerolo ‘La ley de igualdad de trata y contra todo tipo de discriminación’.

Es patrona de la Fundación Pedro Zerolo, Fundación Internacional de Derechos Humanos y otras del mundo, lo que la ha llevado a viajar a África.

“En mi primera ida a Senegal, visité la isla de Gorée, una de las cinco puertas por donde salieron afrodescendientes esclavizados. Fui al árbol de Baobab o de la palabra, donde la comunidad dirime conflictos y me surgió la idea de hablar de África, Europa y América Latina a través de las telas. Hace cuatro años trabajo con grupos de mujeres en la marca Baobab by Consuelo Cruz Arboleda".

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