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Según Naranjo, en Tumaco, la principal área cocalera del país, se han erradicado de manera forzosa 8.000 hectáreas de esta planta. | Foto: Colprensa

TUMACO

Tumaco será priorizado para proyectos territoriales: vicepresidente Naranjo

El Vicepresidente señaló que para llegar a ese objetivo se atacarán los cultivos ilícitos de los narcotraficantes.

16 de octubre de 2017 Por: Santiago Cruz / enviado especial de El País 

El vicepresidente de la República, Óscar Naranjo, que ante la situación de orden público en zona rural de Tumaco despachó la semana pasada desde el municipio, atendió a El País en la Capitanía de Puertos.

¿En qué estado se encuentran las investigaciones de lo que pasó con los campesinos asesinados en el Alto Mira?

Destaco que desde el primer momento la Fiscalía, con cerca de 80 investigadores, se ha concentrado en esclarecer los hechos. Eso ha significado, primero, que han reunido versiones testimoniales; segundo, que han hecho una inspección del lugar de los hechos y, tercero, están en el laboratorio para examen las armas y los proyectiles que se encontraron en los cuerpos de las víctimas. Uno esperaría que con todo ello la Fiscalía esclarezca pronto lo que pasó. Hay 4 hipótesis de lo sucedido.

Los campesinos del Alto Mira dicen sentirse amenazados por la Policía después de estos hechos y piden que la Fuerza Pública sea retirada. ¿Qué significa para usted como exintegrante de la institución esa desconfianza de la gente?

Después de sostener 16 reuniones con cerca de 850 líderes comunitarios, llego a la conclusión de que aquí se ha generado una tensión enorme alrededor de la cultura y subcultura ilegal de los cultivos de drogas y el narcotráfico. Es totalmente comprensible que el narcotráfico, que está detrás de ese lucro, alimente esa tensión. Y lo que nos corresponde es ver de qué manera en esos territorios sembrados con coca la velocidad del programa de sustitución avance. En esa medida entiendo el disgusto de las comunidades. La inconformidad gira alrededor de la erradicación forzosa porque dicen haber firmado unos acuerdos colectivos de sustitución que no se han cumplido.

¿No es acaso una contradicción de la estrategia contra las drogas por un lado ofrecer la sustitución voluntaria y por otro erradicar?

La realidad es que desde el 17 de enero hasta hoy la Dirección de Sustitución de Cultivos Ilícitos de la Consejería para el Posconflicto ha firmado acuerdos colectivos con cerca de 123 mil familias en Colombia, que por primera vez están diciendo: queremos salir de esa cultura y de esa renta ilegal, para transitar a la legalidad. Y es verdad que la velocidad con que estamos trabajando con esas familias desde el Gobierno para suscribir acuerdos individuales de sustitución, todavía no es la más adecuada. Pero aquí lo que se debería valorar es que hay un sentimiento de las familias cocaleras para abandonar ese negocio, situación que no se presentó mientras teníamos conflicto con las Farc.

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Y yo lo que estimo es que más que una contradicción, en el Gobierno estamos obligados a coordinar de manera mucho más rigurosa dónde están los llamados cultivos de los narcotraficantes y atacarlos, y dónde están los intereses de las familias cocaleras que subsisten de ese cultivo. Es un estudio que ya se está haciendo. Lo que se ha determinado es que un cultivo de más de 3.8 hectáreas será erradicado.

Algunos analistas consideran que detrás del aumento de los operativos de erradicación está la presión del Gobierno de Estados Unidos, con la amenaza de la descertificación a Colombia.

Yo diría que hay una preocupación compartida con Estados Unidos. Ni a Estados Unidos, ni a Colombia, ni al mundo, ni a las familias dedicadas al cultivo ilegal, les conviene que la mafia se lucre de esos cultivos. Y es innegable que tenemos una preocupación compartida con el Gobierno estadounidense. Pero la erradicación corresponde a una decisión autónoma del Gobierno colombiano que ha planteado una estrategia con dos componentes: sustitución voluntaria y erradicación.

En el Alto Mira hay un tema pendiente para iniciar la sustitución voluntaria: la restitución de tierras a los campesinos. ¿Qué se va a hacer frente a ello para iniciar pronto la sustitución?

Esa solución está ya planteada en los acuerdos de paz, capítulo seis, cuando se habla del enfoque étnico, donde dice que el Gobierno y las Farc promoverán la relocalización de las familias que están ocupando algunos territorios, entre ellos el del Alto Mira. Estamos diseñando una hoja de ruta que nos marque la solución de ese problema estructural. Las comunidades lo han entendido: no es algo que se solucione en un mes.

Se está promoviendo por algunos miembros del Gobierno cambiar el enfoque con que se mira la problemática de la coca. Que no se mire como un problema judicial sino económico. ¿Usted qué piensa?

La solución al problema de las drogas debe ser multidimensional. Colombia lleva 35 años experimentando fórmulas. Y lo que está claro es que no puede haber un único enfoque. Ni enfoque económico, ni enfoque criminal únicamente. Debe haber una combinación de enfoques multidimensionales que comience primero a señalar que las comunidades no pueden estar presionadas por ningún actor criminal a la siembra de coca. Segundo, que el Estado debe acompañar a esas comunidades para salir de ese cultivo ilícito. Tercero, debe haber aplicación de la ley penal sin contemplaciones contra el crimen organizado. Y cuarto, que tiene que haber control territorial e institucional no solo con policías y militares, sino con la presencia de otras entidades estatales.

¿Cuáles son, para concluir, las estrategias que propone el Gobierno para bajar la tensión que se está viviendo en Tumaco?

Se realizó en la vereda El Vallenato una asamblea comunitaria. Allí el Gobierno escuchó a la gente y asumió el compromiso de llevar soluciones que no solamente giren alrededor de la sustitución o erradicación, sino que correspondan a un enfoque integral que tiene que ver con salud, educación, asistencia a esos campesinos. Vamos a dar una discusión alrededor del enfoque de desarrollo territorial que están plasmados en los acuerdos de paz. El propósito es que Tumaco sea priorizada para poner en marcha los proyectos de desarrollo con enfoque territorial. El desarrollo de esta zona es una condición que alivia las tensiones que se están viviendo.

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