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Educación informal, una opción válida para la formación en Colombia

El consumo de procesos de educación informal ha crecido no sólo en el país sino que son servicios locales que se están exportando.

28 de mayo de 2013 Por: Elpais.com.co

El consumo de procesos de educación informal ha crecido no sólo en el país sino que son servicios locales que se están exportando.

Los colombianos han recibido durante años tres tipos de educación: formal, no formal e informal. Todas tienen sus pros y contras y le aportan a cada persona de acuerdo a diferentes niveles de formación, ya que se usa una metodología específica y varía el tiempo y el lugar donde se toman según el conocimiento o habilidad que se quiere desarrollar. “Hoy estamos frente a un incremento en los programas de capacitación no formal, que pasaron a llamarse educación para el trabajo y desarrollo humano y, también, de educación informal, que permiten actualizarse o mejorar ciertas habilidades en el ámbito profesional”, aseguró Fernando Bejarano, director Nacional de Servicio American System Service, especialista en enseñanza en idiomas, con estudios de lenguas y literatura Inglesa de Brooklands College de Inglaterra.Sin embargo, la desinformación está disparada y muchas veces se critica sin fundamento a niveles de formación que con todo el rigor son adecuados a las necesidades de los usuarios.“En primer lugar, es importante tener en cuenta que se asume un riesgo cuando se prefieren opciones educativas de garaje que no tienen ningún respaldo ni aval. Por eso, es mejor tener certeza y evitar contrariedades, se debe investigar, pedir referencias, estadísticas, y, en general, ver si la opción que le están ofreciendo cumple con lo que le prometen y se adapta a lo que usted está buscando”, declara Bejarano. Es como comprar un electrodoméstico o un teléfono celular, usted investiga y paga el que le gusta de acuerdo al uso que le dará, concluye el especialista.Educación informal valida y legalEn el caso de los idiomas, por ejemplo, la educación informal busca brindar programas a menor costo con un límite de horas que no superan las 160 y a través de métodos de trabajo virtuales en los que los usuarios tienen acceso a prácticas con tutores, pero ojo, no bajo el concepto de un instituto. Esto permite y otorga flexibilidad en el aprendizaje ya que los servicios dan la opción de que las personas sean autodidactas y se apoyen en mejorar sus habilidades con el idioma que desean aprender.“No hay un horario que cumplir y la metodología se aleja del medio tradicional de la clase para obtener el aprendizaje, por ello, no requiere el aval del Ministerio de Educación ni de las secretarías locales. Sin embargo, los usuarios sí tienen el amparo permanente para quejarse no sólo en cada empresa, sino también ante la Superintendencia de Industria y Comercio que regula la actividad de los servicios educativos informales, así como la actividad económica y la calidad de la prestación que ofrecen. De hecho, la Superintendencia es mucho más estricta y vigila cabalmente cada exigencia para amparar modelos de educación de este tipo”, añadió Bejarano.La regulación es tan importante como el compromiso de los empresarios de ofrecer prácticas que vayan en concordancia con la normatividad vigente y con las metodologías que hoy en día están demandando los consumidores.Es así, como el consumo de procesos de educación informal ha crecido no sólo en el país sino que son servicios locales que se están exportando ya que algunas compañías colombianas hemos logrado incluso cruzar fronteras y enseñar con los métodos nacionales a mexicanos, panameños y otros latinoamericanos. Es la forma en que este tipo de enseñanza promueve y permite acceder a técnicas que incrementan el desarrollo de habilidades que son necesarias para todos en el momento de comunicarse o socializar con otras culturas.

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