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Manuel Lago, el arquitecto detrás de la modernización del centro de Cali

Manuel Lago Franco, el artífice de varias de las obras arquitectónicas más importantes de la ciudad, habla sobre su trabajo y la visión que tiene de la arquitectura de Cali actualmente.

26 de octubre de 2014 Por: Redacción de El País

Manuel Lago Franco, el artífice de varias de las obras arquitectónicas más importantes de la ciudad, habla sobre su trabajo y la visión que tiene de la arquitectura de Cali actualmente.

Desde la ventana de su oficina entre la Carrera 4 y la calle Octava, en un piso 7, el arquitecto Manuel Lago Franco ve gran parte de su obra: el Edificio Carvajal, el Banco Popular, la Bolsa de Occidente, la Cámara de Comercio, el Banco de Occidente y el Banco de la República.Este arquitecto payanés de ancestros gallegos ha sido el artífice de más del 80 % de la modernización del centro de Cali, el área universitaria del sur, la zona industrial y la de cultura, y de íconos como el Museo La Tertulia, el Parque Panamericano o Plaza de las Banderas. Y actualmente está a cargo de la nueva sede del Banco de Bogotá.¿Cuándo estará listo el nuevo edificio del Banco de Bogotá?El 5 de noviembre. Ya están pasando los muebles. Abren la llave y no sale el agua, hunden el switch y no prende la luz, y todo es culpa de los arquitectos. Pero es una obra magnífica, muy importante para Cali.¿Por qué es tan importante esta obra?Hicimos toda esa calle y queremos hacer un proyecto en el bloque de los Correa Holguín. Este banco ha sido generoso con la ciudad, tiene una plaza del lado de la Carrera Tercera grande, con frente, 1.000 metros cuadrados y arcada alrededor. Esta obra marca la entrada al centro de Cali, la única que quedó por ese lado, porque el Bulevar, que es muy bonito, le quitó entradas y salidas al centro. Los acabados y la tecnología son lo último. Sigo tratando de hacer lo mejor. ¿Cómo ve usted la arquitectura de Cali hoy en día?La mayoría de lo que se hace no es arquitectura, sino negocio, tratando de sacarle el último jugo a los lotes. Es un desorden. Pero Cali tiene una cosa buena que se ha preservado: que el centro sea el centro y ese es un tesoro milagroso. El centro de Bogotá ya no es la Plaza de Bolívar, sino la 72; en Medellín hicimos la Alcaldía y la Gobernación al frente, pero ese no es el centro, es El Poblado. Le veo grandes esperanzas a seguir arreglando el centro de Cali.A usted le gusta el Bulevar, pero no la Plazoleta de la Caleñidad, ¿por qué?La Plazoleta de la Calamidad le puse yo.¿Qué hubiera hecho usted allí?Toda la vida se ha querido conservar esa zona donde está la Plazoleta de la Caleñidad. Allí era el museo del ‘Chato’ Buenaventura y había un poco de casas sin contexto. La idea era hacer una zona verde, un parque y debajo un parqueadero, pero a nadie se le ocurrió que se iba a hacer ese adefesio de cemento. Es una vergüenza. ¿Qué le hace falta al centro para su total recuperación?Hay que meterle vivienda, que es salvadora. Los cinco edificios que hemos hecho son de oficinas, de noche y el fin de semana asustan, tipo Wall Street. Mientras el Rockefeller Center está lleno de hoteles, la gente vive ahí, almuerza, va de compras, el Wall Street es solo de negocios, han tratado de arreglarlo y no han podido, en Bogotá tampoco. En Cali hay 20 hoteles pequeños en el centro, eso es bueno. Pero el POT es criticable, la reglamentación es corta en darle cosas al ciudadano que no está involucrado en la obra y obedece a intereses económicos. Hay que concentrarse en el viejo casco de la ciudad. Hay varias urbanizaciones en el sur, gigantescas, edificios horribles, casas igualitas, apiñadas. Como dicen las señoras “No me hagás hablar”.¿Hacen falta más museos en la ciudad?El problema de los museos no es de cantidad de espacio, sino de dinero para manejarlos. Con La Tertulia hay una idea del alcalde de hacer un puente peatonal desde la casa de Antonio Obeso. Pero el museo vive pasando trabajos, no necesita más salones sino más plata. Estamos tratando de financiar la remodelación de la Cinemateca. Pero hay una división caleña entre Proartes, La Tertulia, el Teatro Jorge Isaacs, Incolballet y Bellas Artes, no debería ser así.¿Qué opina del fallo de un juzgado que hizo que Gloria Castro se retirara por cumplir los 65 años?¡Absurdo! Según eso yo me tengo que retirar porque tengo 82. Eso no sé de dónde salió. Hay que hablar con la curia vaticana porque al Papa habría que jubilarlo. Fallos así hay que revaluarlos, lo de Gloria Castro es una tragedia.¿Y hasta qué edad piensa trabajar?Tengo 82, espero vivir unos años más. Pienso trabajar hasta el final de mi vida, a no ser que tenga un impedimento físico o mental.¿Qué tan unidos son los arquitectos?Muy desunidos, parecidos a las señoras de la cultura. Uno debe tener un ego o una irresponsabilidad muy grande para hacer un edificio como el Banco de Bogotá. Si lo hizo bien, queda la satisfacción, si no, se puede morir del susto. Si yo hubiera hecho la Plazoleta de la Caleñidad me escondía o me iba a vivir a otra parte. A algunos arquitectos les deberían dar la casa por cárcel.¿Qué significan las mujeres en su vida?No fui buen marido. Me gustaba mucho la casa, lo que no le gusta a los hombres, pero de ahí para allá no era bueno. El matrimonio me pareció difícil. Los matrimonios por conveniencia eran mejor, tenían una razón de ser y se mantenían, pero los matrimonios por amor son difíciles de manejar. Mi ex esposa era una ceramista magnífica, bella, maravillosa y la quiero mucho, pero no funcionó. Tengo grandes amigas en Colombia, Estados Unidos e Italia. Fuera de los pecados que se puedan cometer con ellas, hemos tenido relaciones buenas y saludables.¿Se enamoró de varias de sus amigas?Siempre vivo enamorado de alguien, pero generalmente me han llevado por la calle de la amargura y arrastrado por las alcantarillas, como decía Albert Camus. ¿El matrimonio debería ser un contrato a término fijo, que se pueda renovar? Esa podría ser una solución, pero ahí entramos en el tema de las reelecciones. ¿Cómo es su relación con Dios?No he sido religioso, pero he estado cerca. Einstein decía que él no creía que Dios andaba jugando a los dados con el mundo, que debía haber ciertas reglas. Y el filósofo Santayana afirmaba que la existencia no podía ser casual, que debía de haber una cosa grande encima de todos y ese ser era Dios. Soy eso que llaman agnóstico, creo que el tema de la divinidad no lo puede manejar la mente humana.¿Qué pintores contemporáneos admira?Soy muy crítico del arte moderno, pero admiro la obra de Santiago Cárdenas y la de su hermano Juan. Luis Caballero me parece maravilloso. A Botero lo conocí en Italia, cuando era un estudiante pobre. Se traicionó a sí mismo, se volvió un mercachifle, haciendo Boteros mal hechos. Al principio eran muy lindos, como su Monalisa. Pero encontró la fórmula de hacer todo gordo o pintar por metros cuadrados. Me parece muy malo lo que hace ahora. No me cae bien como persona, pero eso son problemas personales. Es buen negociante.

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