Las barreras que impiden alcanzar la autonomía económica en mujeres migrantes

Cuando se habla de migración con enfoque de género, la autonomía económica surge como uno de los puntos más relevantes a tener en cuenta, ya que, a pesar de que hay mujeres migrantes calificadas para todo tipo de trabajos, existen sesgos o barreras que impiden su integración al mercado laboral y, por ende, la generación de ingresos propios.

Así lo explica la Directora de Programas de la Fundación WWB Colombia, Johana Urrutia: “Cuando vemos y hacemos el análisis de brechas alrededor de desigualdad encontramos que las mujeres tienen mayores dificultades para conseguir esa autonomía tanto personal como económica y cuando eso lo cruzamos con contextos como la migración, pues esas brechas se vuelven mucho más grandes y esa autonomía se vuelve más difícil de lograr”.

Y agrega: “Hemos encontrado que, dentro de esas brechas, para lograr las autonomías financieras está poder generar un ingreso a través de un empleo o una unidad productiva y esto no ha sido nada sencillo para la población migrante”.

Entre las barreras para lograr el empoderamiento económico se encuentra la regularización del estatus migratorio o brechas documentales. Este es el principal pilar para la integración al territorio de acogida, pues reconoce los derechos económicos, sociales y culturales de las personas migrantes, por lo que es de vital importancia que aquellas personas  con vocación de permanencia puedan acceder al Permiso de Protección Temporal (PPT) como primer paso para la integración. Asimismo, es responsabilidad del Gobierno Nacional tomar decisiones sobre el futuro del Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV).

La profesional también destaca la dificultad existente para la nivelación de los estudios, así como la inclusión financiera. “Aún después de la migración masiva sigue existiendo una brecha importante para la apertura de cuentas de ahorros, el acceso a créditos para quienes deciden emprender y la formalización de esos negocios. Eso lo venimos trabajando de la mano de instituciones financieras para lograr una igualdad”.

Asimismo, Urrutia hace énfasis que es muy probable que esa situación no se supere si las instituciones y organizaciones del sistema, tanto públicas como privadas, tienen sesgos inconscientes sobre esta problemática. “En la medida en que se reconozca en el país, más fácil vamos a lograr que toda esta población, y sobre todo, las mujeres, puedan empezar también a ser vehículos de transformación del desarrollo socioeconómico de las regiones”.

Adicionalmente, la Directora de Programas de la Fundación WWB Colombia, Johana Urrutia, precisa que todavía las empresas tienen sesgos durante la etapa de vinculación. “Esas brechas las hemos empezado a trabajar de la mano con las empresas vinculantes. Nosotros como Fundación no trabajamos directamente en temas de empleabilidad, pero sí trabajamos con distintas organizaciones y áreas de gestión humana desde las estrategias de prevención de violencias, desde el ejercicio de educación financiera para que estas brechas para las mujeres se cierren. Ahí hay un trabajo importante”.

Es por ello que las redes de apoyo cobran gran importancia, pues el trabajo articulado entre organizaciones públicas y privadas es clave para su disminución.

La Fundación WWB Colombia y el proyecto Oportunidades Sin Fronteras de USAID, por ejemplo, fortalecen a personas emprendedoras en habilidades personales y empresariales a través del Programa Yarú, el cual trabaja la autonomía personal y económica, las capacidades de liderazgo y la educación financiera, digital, entre otras cosas.

“Para 2024 venimos recargados, iniciamos en el mes de abril con temas muy chéveres como entrenamiento comercial y por supuesto tendremos el showroom, donde conectamos empresas anclas con emprendedores”, explica Urrutia. Inscripciones abiertas en www.fundacionwwbcol.org.