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Después de  Buenaventura, Puerto Merizalde es la zona del Naya más desarrollada, sin embargo no cuenta con agua potable, al igual que el principal puerto de Colombia.
Este 2024, con la COP16 como el evento más importante que ha acogido Colombia en su historia reciente, con la trascendencia que tiene para el mundo, el Pacífico y sus habitantes deben ser los protagonistas. | Foto: Álvaro Pío - El País

Editorial

El Pacífico olvidado

La paradoja es que el territorio donde está la más grande riqueza natural también es donde se centra la mayor pobreza del país.

5 de mayo de 2024 Por: Editorial

Puerto Merizalde, el corregimiento de Buenaventura a orillas del río Naya, es el reflejo de cómo vive la mayoría de comunidades del Pacífico colombiano. En medio de la riqueza que les brinda la naturaleza, las avasallan la pobreza y la ausencia crónica del Estado, mientras las oportunidades se les niegan y con ello la posibilidad de un presente y de un futuro mejores.

La COP16 puede significar su encuentro con el progreso, si se logra que las miradas y los recursos se dirijan hacia ese Litoral escondido e ignorado, que tiene en su biodiversidad el patrimonio más preciado, para quienes lo habitan y para el resto de la humanidad.

Como lo narra la crónica publicada hoy en El País, esa población de apenas un millar de habitantes vive suspendida en el tiempo. El río, sobre el que no hay ningún muelle, es su única vía de comunicación con el resto del mundo, sin embargo, la mayoría no tiene cómo pagar los $200.000 que les vale el pasaje de ida y regreso hacia la cabecera municipal.

Por eso su día a día es una larga espera: a que les lleguen provisiones, a que la selva les dé el sustento diario, a que aparezca el buque de la Base Naval del Pacífico con las misiones de médicos, odontólogos, sicólogos y voluntarios, a que la violencia no los ataque ni se lleve a sus jóvenes. Como Puerto Merizalde se cuentan por decenas los pueblos del Litoral Pacífico, de Nariño al Chocó, que reclaman la atención del Gobierno, pero también de una Nación que los dejó en el olvido.

La próxima cumbre mundial de la Biodiversidad puede marcar la diferencia o al menos significar el primer paso para que esas comunidades tengan oportunidades. La COP 16 se hará en Cali pero es de y para todo el Pacífico, para mostrar que ahí está el mayor tesoro colombiano, para contarle al mundo que ellas han sido desde tiempos ancestrales sus guardianas, las encargadas de protegerlo y conservarlo, que son las que saben cómo aprovecharlo de manera sostenible y así se les debe reconocer.

Son dos millones de personas que viven en los 187.000 kilómetros que conforman el llamado Chocó Biogeográfico, una de las regiones con mayor biodiversidad del Planeta, donde se encuentran alrededor de dos mil especies de fauna y flora endémicas, que deben preservarse para el bien de toda la humanidad. La paradoja es que el territorio donde está la más grande riqueza natural también es donde se centra la mayor pobreza del país.

Este 2024, con la COP16 como el evento más importante que ha acogido Colombia en su historia reciente, con la trascendencia que tiene para el mundo, el Pacífico y sus habitantes deben ser los protagonistas. Que los ojos, los esfuerzos y los presupuestos, así como las decisiones que se tomen en la próxima Conferencia de las Partes sobre la Biodiversidad, signifique que quedan atrás el olvido sistemático y la ausencia permanente del Estado en su Litoral.

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