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Aura Lucía Mera

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Una sede para recordar

Cali y el Valle, merecen tener una sede propia para los enfermos de Alzheimer.

6 de junio de 2023 Por: Aura Lucía Mera

El Café organizado por la Fundación Alzheimer en el domo de la Biblioteca Departamental fue un éxito total. Lleno completo. “No hay billetes”, como se dice en la jerga taurina.

El video sobre la labor de la Fundación, importantísimo para que los asistentes que no la conocen se hayan informado de la seriedad y profesionalidad de todas sus actividades. Desde la evaluación cognitiva para determinar cómo funciona su cerebro y si está incipiente o avanzada la enfermedad, o no tiene ningún problema. La comunicación con los familiares, y la ayuda en ese camino doloroso de la aceptación. No es fácil recibir el diagnóstico para ningún familiar.

Los talleres-día que están dirigidos a estimular el cerebro para ralentizar el progreso de la enfermedad. Las actividades de recreación, ejercicios físicos, talleres de pintura, socialización, zonas de relax. Días de salir al campo, conectarse con la naturaleza.

Espacios para formación de cuidadores, tal vez una de las actividades más importantes puesto que el desgaste emocional de ellos es enorme y no es lo mismo el acompañamiento profesional a un paciente con Alzheimer que a un paciente que se repone de una cirugía. Es fundamental este entrenamiento, que conlleva conocimiento, empatía, paciencia, firmeza y dedicación plena. “Me tengo que cuidar para poder cuidar”, es un lema casi sagrado.

Los familiares cercanos no pueden ser cuidadores personales. Están demasiado ligados emocionalmente y esto puede afectarlos y afectar negativamente al resto de la familia.

La Fundación Alzheimer de Cali, dirigida por Jaqueline Arabia, su mano derecha, la psiquiatra Ágata León, y su equipo de trabajo, es la más importante de Colombia y figura entre las mejores de América latina. Está apoyada por organismos internacionales y ha recibido premios a su labor como el Reina Sofía en España.

Desafortunadamente no tiene sede propia. El costo mensual de la sede, linda y amplia, llena de luz y espacios, es una obligación a veces difícil de cumplir. Aunque jamás ha fallado en hacerlo.

Cali y el Valle, merecen tener una sede propia para los enfermos de Alzheimer. Jaqueline Arabia ha demostrado durante veinticinco años su profesionalidad en este campo. La Alcaldía, la Gobernación, alguna entidad filantrópica, empresas privadas deberían poner en sus agendas este tema.

Así como el Instituto Tobías Emmanuel y La Clínica para Ciegos y Sordos, un ejemplo para el país, cuentan con sus propias sedes, la Fundación Alzheimer necesita una.

Puede ser una casa amplia en comodato, en donación, no sé cuántas maneras existan. Pero se necesita. Cada vez hay más mujeres y hombres, de todas las etnias y condiciones económicas que padecen esta mal incurable y progresivo. No se trata de un ancianato. Se trata de un centro especializado que ya tiene experiencia y todas las herramientas para que tengan una mejor calidad de vida y sus recuerdos y autonomía no se esfumen tan pronto.

Jaqueline me confiesa, con esos ojos de almendra humedecidos de lágrimas, “Yo me puedo morir en paz cuando tenga una sede propia en la que todos los pacientes puedan recibir la atención que merecen, cuando yo ya no esté. Este es mi sueño. Seguiré luchando por él”.

***

Posdata: Felicitaciones al psiquiatra Carlos Climent López por su charla sobre El Edadismo y cómo saber llevar los años con ilusiones, ejercicio, no arrinconados en el trastero de la casa. La sacó del estadio.

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