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Otra vez

Un gobierno minoritario no puede pretender imponer su programa y los otros sectores no pueden pretender que el Gobierno no ejerza su mandato.

Fernando Cepeda Ulloa

30 de sept de 2023, 03:44 a. m.

Actualizado el 30 de sept de 2023, 03:47 a. m.

El tema del Acuerdo Nacional sube y baja, va y vuelve, aparece y desaparece, existe y no existe…

Ya tuvimos un Acuerdo Nacional que se dice se construyó en un almuerzo en el Hotel Marriott de la calle 73, en Bogotá. Hasta donde mi conocimiento llega, ya lo he escrito varias veces, fue simplemente un acuerdo retórico, sin contenido claro, sin reglas de juego, sin mecanismos de solución de conflictos, sin un claro espíritu de colaboración y sin los mecanismos para que esta pudiera ser efectiva. No se sabe bien entre quiénes se pactó ese Acuerdo, pero se dio por convenido y durante meses fue tema central de la retórica política.

Las cosas se deshacen como se hacen. Y, así, un 26 de abril o algo parecido, el presidente Gustavo Petro, sin más ni menos, sin ningún ‘procedimiento distinto de su propia decisión, lo enterró. Así como había nacido, así desapareció. El expresidente César Gaviria, cuando le preguntaron por el tema en una entrevista, contestó lo obvio: nunca existió. Y lo decía con gran autoridad porque el Partido Liberal, que él dirige, contaba con una porción muy importante de los votos necesarios tanto en Senado como en Cámara. Es más, de los tres partidos que, supuestamente, integraron la Coalición no Petrista de Gobierno, él, que ha sido un duro crítico del mismo, continúa como Partido de Gobierno. Cualquier cosa que esa designación quiera decir. En mi opinión, dice lo mismo antes que ahora, ¿entonces?

Particularmente, desde el 7 de agosto, en la iniciación del segundo año de gobierno, el presidente Petro en varias ocasiones plantea el tema del Acuerdo Nacional como una necesidad. Y, en algunas ocasiones, da a entender que ese Acuerdo se debe hacer con los miembros del Congreso y no con los jefes y los directivos de los partidos políticos. Una propuesta inusitada que va en contravía de la manera como funcionan los sistemas políticos en las democracias. En otras ocasiones. Como que superaba el ámbito del Acuerdo. Pero hasta la fecha no se conocen los lineamientos que en una buena lógica política son indispensables para la construcción de ese Acuerdo.

En un bosquejo se podría decir que esos lineamientos deben incluir, con claridad, unos supuestos que faciliten las conversaciones, el principal de ellos el de las Buenas Maneras, una tradición muy cara en la vida política colombiana. Cuando estas se desconocen, muy pronto aflora la violencia. La no estigmatización de diversos sectores, relevantes para un Acuerdo Nacional, es otro supuesto indispensable. Luego sí hay que tener en cuenta los siguientes elementos: 1. Se requiere absoluta claridad sobre el contenido del Acuerdo. ¿Solamente Educación, Salud y Tierra? ¿Y todo el tema energético tan significativo para la economía colombiana queda por fuera? ¿Y todos los temas vinculados al cambio climático, también? Y así de otros. 2. Se requiere claridad también sobre quiénes son los protagonistas del Acuerdo. ¿Los directivos de los partidos políticos? ¿Los directivos de los Gremios? ¿Tan solo del Consejo Gremial? ¿Qué pasa con otros que están por fuera de estas organizaciones? ¿Hay gremios sociales, intelectuales, académicos, profesionales, religiosos, sectores étnicos, raciales, o solamente cuentan los tradicionales? 3. ¿Cómo se construye el Acuerdo: dónde se reúnen sus protagonistas, quién los convoca? ¿Cómo se elaboran los borradores de su contenido? ¿Cuál es el procedimiento para debatirlos, cómo se llega a los consensos necesarios? Un gobierno minoritario no puede pretender imponer su programa y los otros sectores no pueden pretender que el Gobierno no ejerza su mandato. 4. Establecido el Acuerdo, ¿cómo se concibe su realización? Y, ¿cómo se manejan los desacuerdos que surjan? Y así de otros temas.

Experto en Ciencias Políticas, profesor y diplomático. Estuvo vinculado a la Universidad de los Andes por 23 años, durante los cuales enseñó Ciencia Política y ocupó varios cargos como Rector Encargado, Vicerrector y Decano de Ciencias Políticas, entre otros. Se ha desempeñado como Embajador en Canadá, Representante Permanente de Colombia ante las Naciones Unidas, Embajador en Inglaterra, Ministro Plenipotenciario en Washington y encargado de Negocios. Fernando Cepeda Ulloa ha sido Ministro de Gobierno, de Comunicaciones, Consejero Presidencial y Viceministro de Desarrollo Económico.

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