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A marchar

No hay duda de que Petro ganó con trampa, violó los topes de financiación y se alió con criminales, lavadores de activos y estafadores, y cada día son mayores las pruebas de ello.

21 de abril de 2024 Por: Rafael Nieto Loaiza

Petro tiene miedo de que las marchas de este domingo sean las más multitudinarias de todas las que sea han hecho contra él, y que quede en evidencia que ya no controla la calle y que la oposición tiene capacidad para convocar de manera masiva a la ciudadanía.

Las marchas sí sirven. Le disputan a Petro lo que fuera su hegemonía en las calles que, ahora cuando no controla el Congreso y que pretende presionar a las Cortes, son aún más importantes. Muestran que quienes están en contra de Petro, su gobierno y sus reformas son la mayoría. Y activan políticamente a muchos ciudadanos. Porque la ciudadanía no debe y no puede limitarse solo a votar. Debe expresarse también en la participación activa en el debate público sobre lo que hace bien y hace mal el gobierno, y, sobre todo, lo que contribuye a fortalecer la democracia o la pone en peligro.

Estas manifestaciones del domingo tienen como propósito fundamental defender la democracia y el estado de derecho frente a la embestida autoritaria de Petro y sus amenazas a la Constitución del 91. El ‘proceso constituyente’ de Petro es inconstitucional porque pretende cambiar la Carta Política a través de mecanismos que no están contemplados en ella y que, no hay que dejar de insistir en ello, de implementarse supondría un autogolpe.

He dicho que Petro no tiene suficientes factores de poder alineados a su favor como para que tal golpe fuera exitoso. Agrego que por eso mismo, y porque es esencialmente cobarde, no lo intentará. Pero sería ingenuo no entender que Petro se quiere quedar en el poder después de que termine su período en el 26, que está maniobrando para ver si lo consigue y que su ‘proceso constituyente’ busca eso.

También he resaltado, y creo necesario volver a hacerlo, que ese ‘proceso constituyente’ de Petro es profundamente antidemocrático y ataca la soberanía popular porque restringe el concepto de pueblo a unos pocos y minoritarios grupos poblaciones, lo vuelve faccioso, lo reduce solo a los petristas y, al mismo tiempo, expulsa a las mayorías que no lo son y les impide participar en las decisiones que debieran ser democráticas, la más importante de ellas la construcción y definición de la Constitución.

De manera que las marchas de este domingo son indispensables para decirle a Petro que somos millones quienes vamos a proteger la democracia, el Estado de derecho y la amenazada Constitución del 91.

Si eso no es suficiente para usted, lector, salga para proteger su salud, sus ahorros y su pensión, la libertad económica y el trabajo formal, amenazados por las reformas petristas. Y para protestar contra la corrupción rampante del gobierno o contra su ilegitimidad.

No hay duda de que Petro ganó con trampa, violó los topes de financiación y se alió con criminales, lavadores de activos y estafadores, y cada día son mayores las pruebas de ello.

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