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Los narcotraficantes marcan sus ‘panelas’ de droga con diferentes logos. | Foto: Foto: cortesía de la Policía de Antinarcóticos

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Las sofisticadas maneras como camuflan droga por las carreteras del Valle

Los narcotraficantes, para mover por vías la cocaína o la marihuana a puertos del Pacífico o el Caribe, acuden a sofisticadas caletas. Panorama.

8 de octubre de 2018 Por: Redacción de El País 

Un kilo de marihuana tipo ‘creepy’, puesto en costas de Panamá, los narcotraficantes lo están pagando a US$3600. Por un kilo de cocaína están dando US$30.000. De la calidad de la droga depende si el precio baja o se mantiene.

Detrás de cada gramo que se fuma o se aspira en el exterior hay un entramado de los narcotraficantes que inicia en montañas del Cauca o Nariño para camuflar la sustancia ilegal y poderla mover por vías del Valle en su camino hacia Buenaventura (Océano Pacífico) o el Golfo del Urabá (mar Caribe), puertos utilizados para el envío de los cargamentos en embarcaciones grandes o lanchas rápidas.

Solo en lo que va del año, la Policía en las carreteras del departamento ha incautado más de 15 toneladas de marihuana, más de 300 kilogramos de cocaína y más de 100 kilogramos de base de coca.

Las formas empleadas por las redes para camuflar la droga pueden ir desde el método más sencillo, como moverla en cargamentos de azúcar o arroz, hasta la elaboración de compartimientos secretos en camiones y vehículos cisternas, como quedó en evidencia a comienzos de mayo con la incautación de más de tres toneladas y media de marihuana tipo ‘creepy’.

En ese momento, hombres del Grupo Jungla de la Policía, acompañados por unidades de inteligencia de la Dirección de Antinarcóticos, encontraron, luego de retirar parte del líquido que transportaba el camión cisterna, que la estructura de aluminio tenía una doble pared, lo que no era usual.

Una compuerta sellada con empaques en caucho cubría la única entrada a la bodega secreta desde donde se empezaron a extraer varios costales en fibra, donde estaba empacada la marihuana de alta calidad que, al parecer, iba rumbo al Caribe colombiano y que procedía del norte caucano.

Para el coronel Arlex de Jesús Escobar, comandante de la Regional 4 de la Policía Antinarcóticos, los camuflajes por parte de los narcotraficantes, como pasó con este cargamento, son más común de lo que se cree.

“Venimos trabajando muy fuerte en contra de este fenómeno del incremento del transporte de marihuana tipo ‘creepy’, producida en el norte del Cauca, porque es algo que está afectando la seguridad ciudadana interna e incluso internacional porque está siendo exportada de manera ilegal hacia Chile, Ecuador, Argentina, Brasil y Centroamérica”, afirma el Comandante de la Regional 4 de Antinarcóticos.

El uniformado explica que la mayoría de cargamentos incautados tiene una particularidad que va más allá del olfato de un perro antinarcóticos y la malicia de un perito en drogas.

“No es marihuana medicinal la que se está incautando, que se caracteriza por tener como máximo 5 % de THC, el principio activo del cannabis, sino que es una sustancia potenciada que concentra 32 % de THC, lo que hace que sea muy apetecida en el mercado de esos países”, cuenta el uniformado.

El negocio de ‘doble fondo’

La Policía del Valle, actualmente, tiene en curso siete investigaciones contra narcos dedicados al envío de cargamentos mixtos (cocaína y marihuana ‘creepy’) hacia Centroamérica, los cuales, en muchos casos, tienen vínculos con oficinas de sicariato que ejecutan los asesinatos de personas que no hacen caso a las órdenes de un narco.

Un investigador de la Policía, quien pide omitir su nombre, cree tener la explicación a la cada vez más frecuente incautación de grandes cargamentos de marihuana en vías del Valle, un departamento estratégico para cualquier organización por la conexión entre el Cauca y Nariño con el resto del país.

“Desde hace unos dos años, más o menos, las redes del narcotráfico entendieron que la marihuana no solo era para el consumo interno sino que también podía ser un negocio igual de rentable que exportar cocaína; por eso ahora las redes que solo se dedicaban a ‘sacar’ coca también envían marihuana”, afirma la fuente al indicar que una vez la droga llega a Panamá, los clientes de los narcotraficantes envían las sustancias hacia México y Estados Unidos.

“La forma de mover la droga hacia el puerto de Buenaventura, en el caso del Valle, o hasta el Golfo de Urabá, en el mar Caribe, es distinta para cada uno de estos destinos. Si la carga es grande y va para el Puerto la van transportando en pequeños cargamentos de a diez o 20 kilos, pero si va para el Golfo de Urabá se pueden aventurar con caletas más sofisticadas que les permitan mover grandes cargas”, cuenta el miembro de la Policía.

Por información de inteligencia, dice, se han detectado cuatro rutas (ver mapa) en el Valle que son usadas por las redes ilegales para transportar los cargamentos que van hacia Buenaventura o fuera del departamento, saliendo por Cartago, rumbo a la región Caribe.

Estas son, afirma la fuente, siempre en sentido sur-norte, pues para él el norte del Cauca y parte de Nariño son las zonas donde se “produce la cocaína y la marihuana que luego es empacada y camuflada en diferentes medios de transporte, pasando por Cali, en un camino que puede terminar en el Caribe o el Pacífico”.

El hombre, que hace parte de la Sijín de la Policía del Valle, dice que la coca y marihuana con fines de ‘exportación’ se está moviendo por vías terciarias o, incluso, por cañaduzales, donde es complejo el control de la autoridad por el tema de la propiedad privada.

“Lo que hay que decir es que por el puerto de Buenaventura las redes lo que sacan, principalmente, son cargamentos de cocaína de máximo dos toneladas, no se arriesgan con más, mientras que por el Golfo de Urabá estarían saliendo alijos de igual tamaño mezclando los dos tipos de droga”, cuenta la fuente de la Policía.

Los pequeños socios de una carga

Una persona no es dueña de un cargamento de cocaína, de marihuana o mixto, como se está viendo ahora por rentabilidad. Ya las personas se están asociando a una ‘cabeza’ visible que asiste a las reuniones del negocio.

“Digamos que a ese líder la red le ofrece un cupo de dos toneladas, entonces este lo que hace es buscar pequeños socios que quieran poner kilos, si son cuatro pues cada uno mete 400 kilos y cada uno marca su producto (ver imagen anexa) con imágenes de animales, letras, símbolos o logos, lo que le permite al cliente del exterior saber a quién reclamarle si sale mala”, dice.

La persona que “frentea todo es el socio principal, por eso, a la hora del pago total, el 30 % es para él y el resto se reparte. Esto se materializa en que por cada 10 kilogramos de coca que manda el líder, él le cobra a cada socio un impuesto que puede llegar al millón de pesos”, puntualiza el investigador antinarcóticos.

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