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Preocupación por numerosos casos de trastorno mental en Palmira

Los que más se presentan en la Villa de las Palmas son la esquizofrenia, la depresión y la ansiedad. Preocupan los suicidios y los fenómenos de violencia.

29 de febrero de 2016 Por: Redacción de El País Palmira

Los que más se presentan en la Villa de las Palmas son la esquizofrenia, la depresión y la ansiedad. Preocupan los suicidios y los fenómenos de violencia.

Los problemas de salud mental que más afectan a los palmiranos son los trastornos mentales como la esquizofrenia, la depresión o trastorno depresivo mayor y la  ansiedad.

Aunque actualmente no se tiene una base de datos exacta acerca de cuántas personas fueron diagnosticadas por un médico psiquiatra, debido a que muchas de ellas fueron atendidas en la capital vallecaucana, se estima que la cifra podría haber superado los 600 casos, el año pasado.

Así lo señaló la psicóloga Gloria Pedraza, coordinadora del área de Salud Mental de la Secretaría de Salud, quien advirtió que una cosa son las consultas por algún evento en salud mental como un ataque de ansiedad o una crisis de pánico, que los puede sufrir cualquier persona en cualquier momento de su vida, y otra son los trastornos mentales.

En cuanto a los factores que estarían incidiendo en la aparición de estas patologías en la población palmirana, la profesional indicó que la esquizofrenia es un trastorno mental difícil de prevenir porque obedece a causas más orgánicas.

Sin embargo, agregó que la depresión puede tener causas tanto exógenas como endógenas relacionadas con un duelo que no se elaboró, una pérdida como la separación de la pareja o quedarse sin empleo.

En los jóvenes, está asociada a la pérdida del año escolar o también la dificultad para acceder a la educación superior.

Las depresiones, explicó, pueden ser leves, moderadas o severas, dependiendo de la condición de cada ser humano, pero deben ser objeto de intervención porque en algunos casos la persona puede terminar en un intento de suicidio.

En lo que va corrido de este año ya se han presentado tres casos consumados de suicidio, dos de ellos en la recta Cali - Palmira, lo que ha vuelto a prender las alarmas en la ciudad.

El año pasado, de acuerdo con el Observatorio de Seguridad y Convivencia Ciudadana  de la Fundación Progresamos de la Cámara de Comercio, once personas se quitaron la vida.

Al respecto, Pedraza expresó que hay muchas causas asociadas que llevan a una persona a tomar esa trágica decisión, pero insistió en que ha habido una notoria disminución  en el número de intentos en la ciudad, pues de  125 casos en el 2011, pasaron a  25 el año pasado.

“Hemos hecho intervención en instituciones educativas con talleres de prevención e identificación del matoneo, al igual que en el consumo de sustancias psicoactivas, los cuales fueron liderados por un grupo de psicólogos”, anotó la funcionaria al añadir que, adicionalmente, se hizo seguimiento a los casos detectados de intentos de suicidios, matoneo  y depresión.

La disminución más notoria se dio precisamente, según Pedraza, en los jóvenes, “no queriendo decir con esto que no los haya”, aclaró. 

Reiteró que los intentos de suicidio se presentan en jóvenes de 14 años hasta adultos mayores de 70, siendo las mujeres las que más lo intentan y los hombres los que más los  consuman.

En ese sentido, afirmó que “ninguno de nosotros estamos exentos, en un momento dado, de caer en una depresión, en tener ideas suicidas y, de pronto, intentar suicidarse”.

Por eso, entre las propuestas que maneja la Secretaría para este cuatrienio, es que al menos haya un psicólogo en cada institución educativa para que adelanten  programas de prevención en torno a conductas de riesgo y promuevan   estilos de vida saludables.

Génesis del problema

El licenciado Harvey Candelo Quintero, que adelanta una tesis doctoral sobre etiología del suicidio en jóvenes escolares, acotó que en el 2012 fueron encuestados  1.500 estudiantes  de las 27 instituciones educativas, para comprender un poco todo lo que tiene que ver con el comportamiento de ideación suicida.

El estudio arrojó un componente muy ligado  con la salud mental como son los niveles de angustia, el manejo del estrés y padres de familia con  problemas de tabaquismo y alcohol, cuyo comportamiento tienden a replicar los jóvenes. No obstante, sostuvo Candelo, una de las grandes dificultades que también encontraron en el estudio, es que se carece de programas de salud mental desde la parte preventiva, que a tiempo puedan diagnosticar y dar un tratamiento efectivo para evitar que los afectados entren en estados de depresión, ideas suicidas o el mismo suicidio. “Nos hemos centrado en jóvenes entre los 8 y 19 años y dentro de la multidimensionalidad de factores que inciden en la conducta suicida, uno de los que más ha sido descuidado es el que tiene que ver con la salud mental”, precisó. Lo anterior, según Candelo, también se estaría viendo reflejado en los altos niveles de violencia que se manejan en la ciudad, donde el año pasado se presentaron 215 homicidios, con  una tasa de 70.5 muertes violentas por cada cien mil habitantes. Cifra que ubica al municipio como uno de los más violentos del país, incluso, por encima de ciudades capitales. Violencia demencial Martha Gualteros, directora de la Fundación Progresamos que maneja el Observatorio de Seguridad y Convivencia Ciudadana, coincidió con el licenciado Candelo en que hay una relación muy estrecha entre la siquis y la violencia. “Cuando empiezas a mirar los homicidios identificas que la principal causa está relacionada con el ajuste de cuentas, esto te lleva inmediatamente a un problema de salud mental”, subrayó Gualteros para quien es perentorio diseñar e implementar una política pública de convivencia y cultura ciudadana que plantee unas estrategias y lineamientos que permitan recuperar la sana convivencia.  Asimismo, que se le dé un manejo transversal a la salud mental que involucre  salud, educación, cultura, deporte  y, por supuesto, a  la familia para garantizar un municipio mentalmente sano.

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