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Para los campesinos del Valle del Cauca, trabajar la tierra no paga

La situación de los campesinos en la región los tiene en jaque, pues el alto costo de los insumos y los bajos precios de la cosecha, hacen del cultivo un trabajo poco rentable.

8 de septiembre de 2013 Por: Adriana María Becerra | Redactora PalmiraHoy

La situación de los campesinos en la región los tiene en jaque, pues el alto costo de los insumos y los bajos precios de la cosecha, hacen del cultivo un trabajo poco rentable.

A ocho días de haberse firmado un pacto entre representantes del sector agropecuario y el Gobierno Nacional, para dar fin al paro agrario, los campesinos de la región aún sienten que su situación sigue en el limbo.Ellos mismos aseguran que ven frente a sus ojos como la tierra, que ha sido su mayor riqueza, ha ido perdiendo su valor y el puesto que antes ocupaba en el mercado nacional.“Colombia es un país de campesinos trabajadores que luchamos por ser tenidos en cuenta. Lo único que hacemos es producir comida y trabajar con las uñas, sin mayor ayuda”, dijo Aristides Sierra, campesino del corregimiento de Tenerife, en El Cerrito, quien recalcó además que “el campo dejó de ser un negocio desde que comenzó el TLC, porque nosotros no tenemos las herramientas para competir con el mercado internacional”.El alto costo de los insumos, el pago de transporte y la venta de sus productos a través de intermediarios, son algunas de las causas que han hecho que el labriego viva al día y trabaje a pérdida sus cosechas.“En el campo lo que nos estamos comiendo lo estamos debiendo. La remesa la sacamos para pagarla con la cosecha. Siempre vivimos al día y con la esperanza de que nuestra calidad de vida mejore”, afirmó Sierra.Cabe resaltar que los campesinos de la zona, son pequeños productores que tienen sus cultivos en no más de seis plazas de tierra.“En una plaza de tierra hemos sembrado fríjol, cebolla y repollo. La cosecha dura seis meses y la inversión que hacemos en insumos es de $300.000. A eso hay que sumarle lo que se le paga a los trabajadores y el transporte, para ver que el bulto lo tenemos que vender por $6.000 por lo que la ganancia es prácticamente nula”, sostuvo Raquel Rosero, campesina del corregimiento de Combia en Palmira.Historias de vidaCarlos Edulfo Mena Ricaute refleja en su rostro y en sus manos el cansancio y el peso de trabajar la tierra durante 60 años de su vida.Campesino del corregimiento de Toche en Palmira, don Carlos cuenta con dos plazas de tierra para cosechar tomate y repollo.Explicó, con tristeza, que para sembrar cinco mil matas de tomate necesita una inversión de $5 millones, dinero que obtiene de lo poco que puede ahorrar y de los créditos que consigue en los almacenes agrícolas.“La cosecha sale cada tres meses. La última nos dio 10.000 kilos de tomate, el kilo nos lo compran a $500, por lo que la ganancia es mínima”, sostuvo don Carlos.Similar situación vive Albeiro Chipungo, campesino indígena que se dedica al cultivo de café en el corregimiento de Granates, municipio de Florida.En dos hectáreas de tierra, este hombre, padre de seis niños, siembra la esperanza de sacar adelante su familia.“Hasta hace dos años cultivar café era rentable, pero ahora sólo alcanza para pagar las deudas y es poco lo que queda para la casa”, aseguró y explicó que para cosechar invierte cuatro millones de pesos al año, pues los insumos son muy costosos y la Cooperativa de Caficultores les compra el bulto a $45.000.En Granates son 70 familias que viven del cultivo de café, papa, yuca y fríjol.Hablan los gobiernosMoisés Cepeda, secretario de Agricultura de Palmira, señaló que en la zona rural del municipio se viene adelantando un trabajo encaminado a mejorar la comercialización de los productos cultivados en la zona. “El mercado campesino es uno de nuestros grandes logros, pues mensualmente los agricultores vienen a la ciudad a vender sus productos de manera directa”, dijo el funcionario y agregó que con esta labor se benefician 120 agricultores.Añadió que se brinda asistencia técnica a 1.120 campesinos, y 370 familias están participando en el programa de seguridad alimentaria. “En un mes iniciaremos con el Plan Frutícola, que beneficiará a 43 campesinos”.Entre tanto, Víctor Mario Silva, director de la Umata en Florida, afirmó que “estamos adelantando una serie de programas agropecuarios relacionados con proyectos productivos que benefician a pequeños productores y grupos de mujeres”.Indicó que el Municipio firmó una alianza con el Ministerio de Agricultura por más de $600 millones, con la cual se beneficiarán 43 familias de la vereda de San Joaquín dedicadas al cultivo de banano. “El convenio incluye el componente social, productivo y mano de obra”, enfatizó Silva.Por su parte, Patricia Mejía, secretaria encargada de Desarrollo Económico y Rural de El Cerrito, informó que más de cien campesinos se benefician con asistencia técnica en todos los sistemas productivos.

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