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Lo que esperan los estudiantes de la Escuela Nacional de Confitería en Buga

Un grupo de jóvenes se prepara en la recientemente inaugurada Escuela Nacional de Confitería para reforzar esa industria. Otra oportunidad para crear empleo.

2 de diciembre de 2013 Por: Redacción de El País Buga y Cali

Un grupo de jóvenes se prepara en la recientemente inaugurada Escuela Nacional de Confitería para reforzar esa industria. Otra oportunidad para crear empleo.

La recientemente inaugurada Escuela Nacional de Confitería del Sena en Buga, busca llenar un vacío en la formación de la nueva mano de obra calificada en ese renglón industrial, convirtiéndose de paso además en una oportunidad laboral para los vallecaucanos.De allí que un primer grupo de alumnos le haya apostado a reforzar sus conocimientos dulceros, conociendo las nuevas técnicas que se imponen hoy. La escuela que tiene una inversión inicial de $800 millones promete así convertirse en un importante apoyo para ese tipo de industria no solo en el departamento, sino a escala nacional.La escuela tendrá capacidad de formar 300 aprendices en programa titulado y a otros 300 en formación complementaria. La directora general del Sena, Gina Parody, indicó que la escuela es el resultado “de una típica alianza para el trabajo con los empresarios en donde buscamos la pertinencia en la formación”.Recordó que se trata de una industria que exporta US$280 millones en confites desde el Valle y cuyo empleo sectorial creció 5,7 %. De allí la importancia de formar personas para ese renglón productivo, ya que no existía una institución especializada, al punto de que había que traer gente del exterior.Estas son las expectativas de los futuros expertos dulceros y confiteros que empezaron a formarse en Buga.“Vamos por la excelencia”César Enrique Guzmán es supervisor de producción en la sección de caramelos de la empresa Cadbury Adams Colombia SA. A sus 33 años, dice que es mucho lo que tiene que aprender, por lo que le sacó el máximo provecho al curso de 40 horas que les brindó la Escuela de Confitería del Sena en Buga.“Lo que estamos haciendo acá, es retroalimentar el talento, el conocimiento y la experiencia de nosotros como estudiantes con los instructores del Sena”.César Enrique dice que son muchas las expectativas que tiene, al igual que sus compañeros de curso, “a pesar de que en nuestras empresas conocemos los procesos, en la Escuela del Sena estamos aprendiendo nuevos conceptos, en buenas prácticas de manufactura, normas de control de calidad, en seguridad, todo un complemento para llegar a la excelencia”.Es consciente que ampliando los conocimientos y mejorando los procesos, “vamos a ser más competitivos y nuestros productos van a tener mayor aceptación en el mercado”. “Lo importante de esto es que ahora vamos a contar con personal idóneo y capacitado para hacer las cosas mucho mejor”, indicó César Enrique.“Seremos un referente para Colombia”Robinson Herrera Cuenú es asistente de investigación y desarrollo de Cofitecol, una empresa especializada en la producción de confites en la urbanización Acopi en Yumbo.Su mayor satisfacción fue haber logrado nuevos conocimientos, “este fue un curso muy interesante porque nos permitió fortalecer mucho nuestros conocimientos teóricos en la producción de caramelos duros y blandos”.Robinson cree que esta escuela, que le brindará formación a 600 aprendices al año, de formación titulada, complementaria y certificación de competencias laborales, en confitería y dulcería, se va a convertir en un sitio de referencia en todo el país.“Estoy convencido que la industria dedicada a la producción de dulces y confites en el Valle del Cauca va a conseguir los mayores estándares en calidad, gracias a estas capacitaciones”, señala Robinson.Asimismo, estima que las expectativas son muchas porque los conocimientos adquiridos les van a permitir el desarrollo de nuevos productos a base de azúcar y glucosa. “Vamos a estar muy orgullosos cuando nuestros productos trasciendan las fronteras” dice.“La idea es innovar más”Julián de Jesús González Rincón desde hace 23 años se desempeña como operario de la planta de Colombina en el municipio de Zarzal. A sus 49 años, se siente feliz con los conocimientos que les brindó la Escuela de Confitería y Dulcería del Sena en Buga.“Aprendimos perfectamente cuál debe ser la dosificación para cierta cantidad de masa de caramelo, la cantidad exacta que se debe utilizar en esencias, colorantes, etc, eso no lo sabíamos, por eso me parece de mucha utilidad esta escuela”, señala Julián, quien durante todo el curso fue una de las personas que se destacó en su aprendizaje por mejorar sus conocimientos.A pesar de que él sabe que su empresa es líder en Colombia en la producción de toda clase de dulces y confites, lo que le ha permitido llegar a mercados internacionales, Julián dice que la escuela será de mucho beneficio para esta industria porque ahora ellos, como estudiantes, debidamente capacitados, van a innovar y fabricar nuevos productos. “Me pareció muy interesante haber trabajado con una paila abierta, porque ese proceso no lo conocía”, recordó Julián.

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