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Hacienda La Magdalena, en Bugalagrande, es una bomba de tiempo

Entre campesinos instalados en el lugar, familias que piden que les devuelvan los predios y supuestos antiguos dueños, se encuentra en disputa La hacienda La Magdalena.

22 de febrero de 2015 Por: Redacción Unidad Investigativa

Entre campesinos instalados en el lugar, familias que piden que les devuelvan los predios y supuestos antiguos dueños, se encuentra en disputa La hacienda La Magdalena.

La hacienda La Magdalena, la emblemática casa de descanso de Iván Urdinola y Lorena Henao es una bomba de tiempo. Por un lado están las 120 familias que se han instalado en las 1036 hectáreas que la componen; por el otro, más de una veintena de familias que se han presentado a reclamar ante la Unidad de Restitución de Tierras para que les devuelva los predios de los que fueron despojados; mientras otros denuncian la intención de los antiguos dueños por recuperar a través de testaferros lo que les fue expropiado. Lea también: Informe exclusivo: denuncian estafa con terrenos incautados en Bugalagrande, ValleAunque no existen pruebas de que eso pueda estar ocurriendo en el Valle, como sí está documentado en el Urabá antioqueño, residentes de la zona señalan directamente al veterinario Andrés Trujillo, que hace más de 16 años trabaja en la zona y fue cercano a los antiguos dueños, de estar promoviendo con un interés personal, la invasión de la hacienda La Magdalena.El País ubicó a Trujillo, quien aseguró que “a mí me sindican de testaferro, pero usted sabe que sindicar es muy fácil; y hablar como están hablando algunos diciendo que son los dueños de La Magdalena y que fueron desplazados también es muy fácil. Es gente que quiere cometer un robo y que les duele que yo no les he aceptado ese robo y les he ayudado a los campesinos a que vayan, se empapen jurídicamente y que consigan quien los defienda”.“Yo sí los estoy apoyando; y estoy pidiendo que sean ellos los que aprovechen esto y no unos vivos que se están aprovechando de la Ley de Restitución, que vendieron cuando no había ningún tipo de delincuencia en la zona, que compraron casas en el pueblo y tienen finquitas aledañas y que nunca fueron desplazados como han querido demostrar ahora”, aseguró Trujillo.Sin embargo, un comunicado reciente de la Unidad de Restitución de Tierras en el Valle, asegura que “los asesinatos, las amenazas e intimidaciones, se convirtieron en el pan de cada día en estas tierras que dejaron de albergar cultivos de café y plátano. El panorama se plagó de hombres armados hasta los dientes que, con escopetas y armas calibre 38, cometieron crímenes en contra de los labriegos, durante más de una década entre los 90 y principios del nuevo milenio”.Agrega que con intimidaciones y falsas promesas de pago, alias ‘Marulo’ fue adquiriendo las fincas colindantes a La Magdalena, por las cuales los verdaderos dueños no recibieron ni siquiera la irrisoria cifra que les ofrecieron. En cambio, debieron abandonar los predios a su suerte, después de tener que ir, obligados, a notarías como la de Sevilla, Tuluá y Bugalagrande para firmar la supuesta venta.“¿Si el señor Andrés quiere favorecer a los campesinos, entonces por qué no los mete en las 480 hectáreas que en realidad conforman La Magdalena? ¿Por qué en las tierras englobadas y no permite que nadie se meta en el terreno que realmente conforma la hacienda y que está explotando él en beneficio propio?”, preguntan los reclamantes.¿Una fachada?La mano derecha de Andrés Trujillo, dicen en Ceilán, es Carlos Salazar quien aseguró que hace parte de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, Anuc, y que son una comunidad organizada que trabaja la tierra.“Aquí no se le cobra a nadie ni se venden lotes; lo que la gente da son entre $3000 y $8000 cada mes para reinvertirlos en cosas que se necesita. Solo a una persona se le permitió que vendiera su trabajo y sus cultivos porque tenía una enfermedad y debía irse; de resto, a nadie”, dijo.Sin embargo, otros de los residentes asegura que Salazar está “explotando” la gente. “Apenas hace unos meses se afilió a la Anuc y está utilizando esa entidad como fachada para sacar provecho de la finca porque hace negocios y no le rinde cuentas a nadie”.“Todo el mundo sabe que Carlos ha vendido también lotes de La Magdalena; que tiene terreno él, la hermana, la esposa, el hermano y el hijo; que él es el jefe de la asociación, el tesorero, el presidente, el que vende, el que quita y el que pone y ahí ya se nota la mala fe”, dijo un residente advirtiendo no revelar su nombre por el peligro que es para cualquiera “hablar de esa gente”.Pero Salazar aseguró que quienes lo señalan son habitantes de la zona que se ha dedicado a disociar de un proyecto social que avanza muy bien y que muy pronto entrará en operación un trapiche que beneficiará aún más a todos los campesinos de La Magdalena.El País intentó comunicarse con las directivas nacionales de la Anuc para saber qué conocen del proceso en la zona y no obtuvo respuesta. Y luego de tratar de ubicar a la dirigente de la asociación en el Valle, solo se supo que falleció hace unos meses y que no hay cabeza visible en el departamento.Sobre la preocupación de algunas personas que se sienten intimidadas por la presencia de personas oriundas de la costa Norte del país y que se tomaron la casa principal de la hacienda, Salazar y Trujillo aseguran que es gente de muchos años en la región.Frente a esta situación tensa en la zona, Karol René Berón, secretaria de Gobierno de Bugalagrande, aseguró que aunque es un tema que lidera la Unidad de Restitución de Tierras, preocupa mucho a la Administración Municipal el problema social que se pueda presentar en esa zona de Ceilán.“El Alcalde y yo hemos sido los más intensos en todos los consejos de seguridad, incluso antes de que microfocalizaran Ceilán, con el Gobernador y en cuanto espacio nos abren pidiendo ayuda porque tememos que eso se nos vuelva un tema social horrible por la cantidad de gente intentando entrar allá y por la tensión entre presuntos dueños y poseedores”, dijo la funcionaria.Restitución de tierrasEl País acompañó la microzonificación que hizo a final de año la Unidad de Restitución de Tierras, URT, y fue testigo del ambiente tenso que se percibe en la hacienda La Magdalena.Entonces fue una unidad especial de la Policía Nacional la que debió acompañar por motivos de orden público y de seguridad a los funcionarios de la URT que llegaron para tratar de trazar los linderos y de reconstruir la forma en la que estaba organizada La Magdalena antes de que fuera englobada.Sergio Rodríguez, director territorial de la Unidad de Restitución de Tierras, explicó que han trabajado, e un lado, para atender los casos de los despojados por los Urdinola y Marulanda; pero también realizando un censo para conocer la situación de las personas que están hoy asentadas en la Magdalena.“En diciembre presentamos las demandas correspondientes de alrededor de unas 60 familias que luego de verificar su situación se inscribieron en el registro tierras despojadas porque se verificó que serían los antiguos dueños de los predios que fueron englobados en La Magdalena”, indicó Rodríguez.Aclaró también que la Unidad de Restitución no está reclamando toda la hacienda, que tiene 1036 hectáreas en total, sino que son cerca de 350 las hectáreas que se han acercado a reclamar los antiguos propietarios.

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