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En Piles aún siguen con el agua hasta el cuello

Dramática situación de 55 familias que por causa del invierno siguen inundadas. Los afectados deben movilizarse en canoas para poder llegar a sus casas. Este panorama se vive a diez minutos de Cali.

7 de junio de 2011 Por: Redacción de El País

Dramática situación de 55 familias que por causa del invierno siguen inundadas. Los afectados deben movilizarse en canoas para poder llegar a sus casas. Este panorama se vive a diez minutos de Cali.

En Piles, corregimiento de Palmira, distante a diez minutos de Cali, el drama del invierno está latente. Cuatro familias habitan en las terrazas de sus casas anegadas por las aguas del río Guachal protegiendo lo poco que no les arrebató el fenómeno de La Niña. Aquí, vivir con el agua hasta el cuello no es una metáfora sino una rutina que ya cumple dos meses. Los Murillo son una de esas familias que resisten a acampar a orillas de la inundación. Dicen que en sus casas, a pesar de todo, tienen mejores condiciones. Otras 55 familias de la vereda acampan a doce metros de sus antiguos hogares. “Tenemos nuestros corotos, no estamos en el polvero y sobretodo cuidamos nuestras cositas. La primera noche de la inundación me dejaron sólo el esqueleto de la nevera y se llevaron todo el motor”, narra Fernando Murillo.Se movilizan de aquí para allá en canoas. “Igual que en Venecia”, dice una niña. Sin embargo, aquí no se vislumbran las glamurosas edificaciones ni los cafés de la Plaza San Marcos, sólo flotan los melones podridos y los mosquitos zumban a los oídos.En total, son 270 habitantes de esta vereda que improvisaron ranchos en las orillas de la inundación. Aunque han recibido mercados de Colombia Humanitaria y la empresa de energía les ha suministrado este servicio público, las condiciones de salubridad son deficientes. “Sólo hay un baño móvil y los niños ya han comenzado a presentar enfermedades respiratorias y en la piel porque nos toca lavar la ropa con el agua de la inundación”, dice Lisney Largo, damnificada.El agua que consumen para sus alimentos e hidratación se las suministra el cuerpo de Bomberos dos veces a la semana.Leónidas Murillo, personero cívico de la vereda Piles, afirmó que la solución del problema es cerrar la ruptura del jarillón en el río Guachal el cual fue abierto por particulares para evitar la inundación de sus predios. “El dique fue dinamitado en diciembre por manos criminales y no se reparó a tiempo por negligencia de la CVC”, dijo.Ante esta situación, la CVC notificó que por tratarse de un dique interno entre dos propiedades privadas, no está incluido entre las obras para reconstruir. Mientras tanto los moradores de Piles siguen navegando entre sus casas esperando que el agua les de una tregua para vivir.

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