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Aún no comienza la construcción de alcantarillado en corregimiento de Toro, Valle

En el 2010 el Fondo Nacional de Regalías en Liquidación aprobó $594.662.008,50 para la construcción de un sistema de alcantarillado en zona rural de Toro, Valle. Aunque los dineros fueron girados, hoy, dos años después, están en peligro de perderse.

25 de noviembre de 2012 Por: Elpaís.com.co

En el 2010 el Fondo Nacional de Regalías en Liquidación aprobó $594.662.008,50 para la construcción de un sistema de alcantarillado en zona rural de Toro, Valle. Aunque los dineros fueron girados, hoy, dos años después, están en peligro de perderse.

Alrededor de $600 millones, con los que se construiría un alcantarillado en el corregimiento El Bohío, del municipio de Toro, podrían perderse en los próximos meses pues, tras dos años de ser asignados los recursos, la obra no ha comenzado.Aunque el proyecto contó con el apoyo del Fondo Nacional de Regalías (FNR), que en el 2010 entregó $594.662.008,50 para su ejecución, los 500 habitantes de este corregimiento del norte del Valle continúan encargándose de las aguas residuales de sus viviendas, que generan plagas y enfermedades.Una primera solución comenzó a vislumbrarse el 22 de septiembre del 2010, con la firma de un contrato que garantizaba que en cuatro meses quedaban listos el alcantarillado y la PTAR de esa población. Es decir, a más tardar en los primeros días de marzo del 2011 los habitantes de El Bohío dejarían de preocuparse por las aguas sucias de su corregimiento.Sin embargo, actualmente la obra ni siquiera ha comenzado y está catalogada como uno de los proyectos críticos del FNR. Esto significa que el plazo máximo para su terminación es el próximo 18 de mayo, pues de lo contrario la plata deberá ser devuelta a la Nación, según explicó una vocera del Departamento de Planeación Nacional.La pérdida de esos $600 millones, que durante años esperaron los habitantes de El Bohío para solucionar un problema que lleva décadas aquejándolos, sería el resultado de una serie de atrasos en el inicio de la obra, entre los que se destacan las consecuencias de la ola invernal del 2010-2011 y el desorden burocrático.Retrasos en la obra, una serie de eventos desafortunadosEn un comienzo, los retrasos en el inicio de la obra estuvieron justificados por las inclemencias del Fenómeno de la Niña, que a finales del 2010 y comienzos del 2011 afectaron seriamente a los municipios del norte del Valle.Así está consignado en las primeras tres suspensiones del contrato, en las que se especifica que debido al invierno no se pudo ingresar al corregimiento la maquinaria y equipos necesarios para la obra. El nuevo plazo para su ejecución fue, entonces, finales de junio del 2011.Sin embargo, el 14 de abril de ese año la obra volvió a ser suspendida y así sucedió otras cuatro veces, hasta el 25 de noviembre siguiente. La razón de esto, según explicó el contratista Luis Federico Valencia Yepes, es que los diseños con los que se licitó su construcción están desactualizados, por lo que hubo que presentar otra propuesta.“Desafortunadamente, cuando el proyecto fue aprobado y salió a licitación, cambiaron las normativas que rigen los diseños de PTAR, acueductos y alcantarillados, al igual que la norma sismoresistente. Esto hizo que el alcantarillado quedara obsoleto”, dijo.Valencia Yepes aclaró, por ejemplo, que los diseños que le entregaron contenían tuberías de seis pulgadas para el alcantarillado principal, y esto “no es aceptable para una población de más de cien viviendas, pues la nueva norma dice que mínimo tienen que ser de ocho pulgadas”. Además, en las primeras visitas encontraron defectos topográficos como que “el levantamiento no concordaba con la realidad del terreno”.Los estudios previos con los que la Nación aprobó el proyecto en el 2010 fueron hechos por administraciones de comienzos de la década del 2000, según afirmaron el contratista y la actual jefe de Planeación de la Alcaldía de Toro, Carolina Escobar.Fue en este periodo que se construyó una primera parte del alcantarillado en medio de la vía principal del corregimiento, obra que quedó inconclusa y que ha causado grietas en la carretera. “Eso no lo compactaron bien con el concreto y ahora la calle está llena de huecos, muchos motociclistas se han accidentado ahí”, contó Rubiela de Jesús Benítez, quien hace parte de la Junta de Acción Comunal del lugar.Ahora, cuando la posibilidad de perder los recursos está a la vuelta de la esquina, la funcionaria de Planeación indicó que sólo falta que el Ministerio de Vivienda envíe una viabilidad técnica, pero que para esto el Municipio y el contratista deben entregar unos documentos. “Estamos alistándolos para enviarlos en los próximos días”, dijo. El contratista coincidió y agregó que, si la respuesta de Bogotá es rápida, “en las primeras dos semanas de noviembre estaríamos arrancando la obra”.Este proceso, en el que se enviaron y aprobaron los nuevos planos del proyecto, lleva más de un año. Además, ha generado sobrecostos como la adición -en diciembre del 2011- de $153.376.357,50 al contrato inicial de $594.662.008,50, por los cambios en materiales y diseños.Mientras tanto, los habitantes de El Bohío aseguran que no tienen idea alguna de si el alcantarillado algún día será realidad. “Acá siempre vienen y miran el terreno, pero nada que arrancan. Incluso una vez pusieron una malla a un lote, donde se supone que va a quedar la PTAR. Eso quedó así, encerrado y sin nada construido”, dijo Jorge Tulio Bedoya, para quien los recursos de la obra “están embolatados”.Y es que muchos se preguntan qué sucedió con los casi $600 millones que iba a costar el proyecto. Tras su adjudicación, el 30% de estos (es decir, $189.102.519) fueron entregados al contratista, quien expresó que están en una cuenta “que no se puede tocar y se alcanzó a separar una tubería para garantizar precio, pero esa hay que cambiarla porque era de seis pulgadas”. El resto del dinero se encuentra en las cuentas del Municipio, según informó la jefe de Planeación.La solución, por el momento, continúa en las manos de la población de El Bohío. Algunos han optado por utilizar los pozos sépticos y otros prefieren evacuar las aguas residuales hasta una laguna, ubicada en un lote vecino.‘Cometa’, quien tiene una finca por la que pasan los desechos de dieciséis casas, dijo que ya no sabe qué hacer con los malos olores y las moscas: “Yo le he pedido a los vecinos que me limpien esto y que no sigan usando mi finca de desagüe, pero me han amenazado. Necesitamos una solución para todos lo más pronto”.La obra, que ya cuesta casi $750 millones, ha pasado por muchos trámites en papel, pero ninguno en ladrillo.

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