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Dilema de los padres frente al comportamiento de su hijos con la tecnología

Cada vez más, los padres se preguntan: ¿cuál es la edad oportuna para regalarle a mi hijo el celular que me pide? ¿Cuanto tiempo debo permitirles pasar con un videojuego? Un debate que apenas comienza.

12 de abril de 2011 Por: Redacción y agencias

Cada vez más, los padres se preguntan: ¿cuál es la edad oportuna para regalarle a mi hijo el celular que me pide? ¿Cuanto tiempo debo permitirles pasar con un videojuego? Un debate que apenas comienza.

‘No prohibir, pero tampoco ser demasiado permisivos’, parece ser la regla de oro para que padres e hijos hablen un mismo idioma en una sociedad donde la tecnología impera.Ya los adolescentes se han convertido en víctimas dependientes de ella, pues el simple hecho de verse obligados a desconectarse por unas horas de teléfonos móviles, ordenadores, televisión, internet, reproductores digitales o consolas de videojuegos, les causa sentimientos de depresión y ansiedad.Así lo revela un estudio realizado hace pocos días por el Centro Internacional para Medios y Asuntos Públicos de la Universidad de Maryland.En la investigación, que incluyó a casi mil estudiantes de instituciones educativas de Líbano, Reino Unido, China, Nueva York, Uganda, Argentina, Chile, México y Eslovaquia, los estudiantes señalaron que estar sin estos aparatos les pareció como “si hubiesen perdido una parte de sí mismos”.La prevención de este tipo de adicciones comienza desde la primera infancia. Andrés Mauricio Cano, docente e investigador del Instituto de la Familia de la Universidad de la Sabana, explica: “es importante que un padre de familia sepa cuál es el objetivo que tiene su hijo cuando pide un celular, un computador o acceso ilimitado a internet. ¿Quiere divertirse? ¿Socializar? ¿Investigar? ¿Estudiar?”, señala. Si la presión de grupo es un factor determinante, hay que dialogar y establecer acuerdos. Los padres de hoy tienen una tarea adicional: “Conocer, estar enterados e informados de toda la tecnología que rodea a sus hijos, para saber orientar, guiar, controlar y poner límites”, explica la psicóloga Beatriz Ramírez. Respecto al acceso, Cano sugiere que los padres de familia tengan “una actitud receptiva, pero activa. No prohibir, pero estar muy al tanto de qué hacen y cómo lo hacen. Si los papás se retiran, critican o tienen una actitud negativa, lo que van a lograr es que el niño utilice estas herramientas por sí solo, sin ningún criterio”.Pero eso tampoco quiere decir que se deba ser condescendiente y correr siempre a darles gusto con el último modelo de dispositivo móvil o consola de videojuegos. “Hay que enseñarles –expresa Cano– que las cosas no se obtienen por que sí. Hay que enseñar el criterio de la necesidad, no tener las cosas sólo porque quiero, sino preguntarles para qué las necesita o para qué las quiere”.Recuerda el caso de un niño que le exigió a su mamá el último Wii y ella accedió pero con la condición de que él vendiera la consola que ya tenía. El pequeño se las ingenió para vender el equipo y con el dinero obtenido más un aporte de la mamá pudo adquirir lo que deseaba. De acuerdo con el especialista en desarrollo personal y familiar, a través de medidas como estas se les ayuda a tomar conciencia sobre lo que tienen; a agradecer y a reconocer que una persona vale por lo que es y no por lo que tiene. Los especialistas consultados por El País tienen varias posturas, todas ellas relacionadas con la actitud de los padres de familia, pues en últimas ellos son los que le dan luz verde a los hijos para que manejen ciertos dispositivos. La primera de ellas va dirigida al ejemplo. “No podemos pretender que los niños no pasen largas horas en Facebook o chateando cuando nosotros como padres somos los primeros en hacer eso cuando estamos en la casa”, recalca la psicóloga Beatriz Ramírez. También recuerda que es importante que en la casa se tomen las riendas de este tema y no dejar la tarea formativa solo al colegio. “Hay que enseñarles a autoregularse, pues el equilibrio es la herramienta que hace posible todo en la vida. Y parte de ese equilibrio está en que ellos aprendan a organizarse, a tener una agenda y a distribuir sus actividades”.Para Andrés Cano, poner horarios permite introyectar el concepto de organización. “Así les estamos enseñando a ser ordenados y a tener la cabeza puesta en una sola cosa. A muchos papás les impresiona que sus hijos puedan escuchar música y ver redes sociales mientras hacen las tareas, pero, ¿cuánto de lo que están estudiando se les queda en la cabeza? Además, cómo funcionará su capacidad de concentración y atención ante situaciones más complejas como la vida universitaria”. La realidad es que a la tecnología no se le puede tirar la puerta en la cara. Es imposible encerrar a los niños y a los jóvenes para que jamás sean tocados por la tecnología, pues ya está en cada hogar: la tecnología desayuna, almuerza y come con nosotros, tiene un cuarto y va a los paseos familiares. Pero como otro ‘miembro’ de la casa, debe seguir las normas.¡Fuera de la habitación!El investigador Andrés Cano sugiere que el televisor y los videojuegos, al igual que el computador, estén fuera del cuarto de los niños, pues no contribuyen a un completo descanso y hábitos del sueño : “siempre apelan a las emociones y por eso son tan estimulantes”, explica. Además, si un niño se encierra en su cuarto, difícilmente el padre puede controlar lo que está viendo. El riesgo es que el niño puede malinterpretar contenidos no aptos para su edad. Para los videojuegos, se sugiere a los padres revisar muy bien la clasificación de la edad, que se especifica en la caja. Hay que informarse y leer las advertencias sobre temáticas sensibles que pueden impactar negativamente. Se sugiere establecer siempre un horario: si para hacer deporte hay una hora, para comer otra y para hacer tareas otra, la misma cantidad de tiempo debe aplicar para ver Tv.Redes sociales y el derecho a la intimidad Antes de pensar si los hijos deben o no tener un perfil en una red social o una cuenta de correo electrónico, lo primero es enseñarles a manejar el concepto de intimidad. Andrés Cano, especialista en desarrollo personal y familiar, asegura que ese concepto se forma en el hogar cuando los padres dan pautas sobre el respeto al otro y a sí mismo y cómo se deben tratar ciertos asuntos. “Cuando los hijos valoran lo que tienen, lo que son, lo que piensan, reconocen lo que no deben hacer: por ejemplo, estar mostrando partes de su cuerpo, o diciendo cosas que no son convenientes. Si no tienen esa base formativa, no hay el criterio para saber si pueden poner una foto o un comentario”. La siguiente tarea es invitarlos a invertir más tiempo es afinar los lazos y el contacto con las personas que los rodean, y luego sí dedicarle un tiempo a los amigos en internet. “Las redes limitan el acercamiento personal con los que están al lado. Los niños se preocuparán más por lo que están en la pantalla y no por quienes están a su lado”, expresa Cano. Por su parte, la psicóloga Beatriz Ramírez sugiere tener un control sobre esos perfiles, revisándolos permanentemente o pidiéndoles a los hijos las claves de acceso.“Hay que bajar la estimulación”“Estamos en una época en la que debemos procurar que el niño, en lugar de estimularse tanto, se aquiete un poco. Hoy están sobrestimulados desde que nacen con juguetes que traen formas, colores y texturas muy llamativas, y además con canales de televisión que los bombardean las 24 horas del día.Los niños de antes jugaban a la escuela y al profesor, al doctor y al hospital, al papá y a la mamá; hacían juegos de roles, animaban sus muñecos, pintaban, corrían y tenían muy poca Tv., ya que esta estaba limitada a franjas horarias, no existía internet y los canales no estaban disponibles las 24 horas del día. En aquel entonces, el niño tenía que inventar, crear, imaginar, soñar. Y disfrutaba de una niñez completa, cuando en la actualidad la niñez se está perdiendo cada vez más pronto para dar paso a la ‘preadolescencia’. Nuestros niños están teniendo contacto con estímulos que se nos venden como aparentemente ingenuos, pero será más fácil evitar, no estimular, o impedir ese contacto excesivo ahora que los niños tienen 2 o 3 años, pues después será muy difícil hacerlo”.Beatriz Eugenia Ramírez, psicóloga especialista en talento humano. Además es terapeuta en manejo de adolescentes.“La tecnología es un derecho”“En los tiempos modernos, considero una muestra de malsana sobreprotección el hecho de negarles a los hijos el contacto temprano con la tecnología. Esta actitud se da por lo general entre padres que, por no conocerla, le temen.Los niños de hoy, gracias a su capacidad predictiva e intuitiva, y a su rápida síntesis mental, captan mejor que nadie los procesos asociados al uso de dispositivos tecnológicos y son capaces de interactuar con ellos. ¿Por qué negarles esta oportunidad?Los padres apocalípticos que ven en la tecnología a un monstruo dispuesto a devorar la mente de sus hijos, deberían saber que, en lugar de hacerles un bien al alejarlos, los están privando de adquirir competencias tempranas que más tarde van a ser determinantes en el mundo real, empezando por el laboral. ¿Cómo van a hacer parte de su propia generación si los estamos sustrayendo de ella?Es un derecho de los niños hacer parte de su tiempo, de su época, poder relacionarse con sus pares y socializar usando los códigos del momento. No se puede tapar el sol con un dedo. Las nuevas tecnologías están aquí para quedarse, y si los padres no se suben al bus, sus hijos, tarde o temprano, partirán sin ellos”.Juan David Jaramillo, diseñador gráfico de la Universidad Nacional y director de arte de Proximity. Experto en experiencia interactiva y publicidad.

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