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¿Se está cumpliendo lo pactado con las Farc? responde Sergio Jaramillo

El Alto Comisionado de Paz analizó con El País los avances del proceso y lo que viene para el país. Entrevista.

5 de febrero de 2017 Por: Por Jessica Villamil muñoz, reportera de El País

Se suponía que el 31 de enero todos los guerrilleros de las Farc debían estar concentrados, pero sigue habiendo movilizaciones. ¿Cómo va ese proceso?

Hasta el momento han entrado a las zonas veredales 4800 hombres y mujeres y tenemos 1400 más que se están moviendo en este momento. Espero que este fin de semana terminemos este paso. Realmente todo ha funcionado como estaba planeado, simplemente unos de los movimientos han sido más complejos de lo esperado. Llevar unos guerrilleros del río Mecaya hasta Puerto Asís (Putumayo) nos tomó tres días. Tuvimos que arrendar 24 embarcaciones, 12 buses para llevarlos a un punto en el río, navegando a Puerto Guzmán. Comenzaron el lunes y solo  el jueves estaban llegando. Otro caso es el de Caño Indio, en Tibú, donde tan solo el fin de semana pasado nos pudimos poner de acuerdo con las Farc y las comunidades sobre dónde se iban a ubicar. Pero en general, casi en todas partes, los ingresos se dieron como estaban planeados.

¿Esos guerrilleros ya están identificados en una base de datos?

Eso se va a construir por partes. Una primera información global que hubo de cifras fue con la cual se planearon los campamentos; ahora se está poniendo en marcha un proceso de registro en las zonas y va a haber un proceso de cedulación e identificación de esas personas.

Según esas cifras, los guerrilleros son un poco más de seis mil. Antes de iniciar este proceso el Gobierno hablaba de más de siete mil...

No. Esa cifra corresponde con bastante precisión a la del  Ministerio de Defensa sobre los hombres en armas en los frentes o  encuadrillados.

¿Cómo saber exactamente cuántos guerrilleros serán disidentes?

Evidentemente esa cifra no la puede tener nadie porque siempre existe el riesgo de que alguien no quiera participar, no podemos predecir el futuro y si bien ha habido casos serios como el del frente Primero o el del Gentil Duarte, hasta ahora las señales son buenas, no tuvimos un solo caso en estas operaciones (36 en todo el país) donde las Farc dijeran ‘no nos vamos a mover a las zonas’.

Algunos achacan las disidencias al incumplimiento del Gobierno...

Yo creo que cualquier transición a la paz puede tornarse en  incertidumbre. La gente se pregunta ‘qué va a ser de mi vida’. Yo hablé con los guerrilleros de Pondores y hay miedo, además hay gente que está interesada políticamente en azuzar los miedos y eso es lo que tenemos que derrotar. Ahí lo más importante -más que las zonas veredales- es poner en marcha rápidamente el modelo de  reincorporación  porque eso les va a dar  un horizonte más claro de su futuro.

¿Realmente este fin de semana terminan las movilizaciones?

Es lo que esperamos, pero surgen miles de problemas. El sábado cuando los estábamos llevando a la vereda  Los Monos, en Caldono, Cauca, ocurrió  que las volquetas que se habían subido al lugar de preagrupamiento  no eran suficientes para transportar todo el material, acuérdese que acá hay unos temas delicados porque además se está transportando armamento pesado  que debe inmediatamente entrar a los contenedores de Naciones Unidas. Luego, puede pasar que en el camino se daña un camión. 

¿Con todos estos retrasos, cuándo será el día D+180, para la entrega total de  las armas?

Esos tiempos ya están corriendo y el acuerdo con las Farc es que se mantiene el calendario de 180 días para el desarme. Eso no tiene  qué ver con  que el ingreso se haya retrasado.

¿Es decir que en junio ya tienen que estar entregadas todas las armas?

Esa es la expectativa.

Las Farc se están movilizando, pero cada que pueden dicen que el Gobierno está incumpliendo porque en las zonas veredales no hay bibliotecas o lugares lúdicos… ¿Se volvieron muy exigentes?

No. Eso no es cierto. Esa situación ya la resolvimos y el jueves cuando recibimos más de 200 hombres y mujeres del bloque  Caribe, que ingresaron a la zona de Pondores, donde aún no se han construido los alojamientos, (Iván) Márquez reconoció que ya está lista la infraestructura de agua potable, acueducto, electricidad y el acuerdo que tenemos  es que los alojamientos los vamos a construir conjuntamente. Que les suministraremos los materiales y personal técnico y que las Farc ayudarán con la mano de obra.

¿Pero sí están de exigentes?

Estaban siendo exigentes y por eso fue la discusión dura y larga. Pero ya se resolvió en el Yarí (Caquetá) hace dos semanas.

Uno de los comandantes de las Farc en el Cauca reconoce la voluntad del Gobierno, pero dice que  los retrasos se deben a la burocracia...

Puede haber casos, pero, allá en particular, las zonas están muy avanzadas. Ahora, así como el Gobierno ha enfrentado grandes dificultades en encontrar el terreno, el arrendatario, la falta de títulos de las tierras o que son varios los dueños y que hay que conseguir un poder en lugares muy apartados del territorio, también es cierto que los comandantes de las Farc han puesto no pocas trabas --cada uno con su propia visión-- que ha impedido que esto avance rápidamente, pero eso lo logramos resolver, en buena  parte, en el Yarí.

Hay optimismo frente a la movilización masiva de guerrilleros...

Y con toda la razón, déjeme le doy muy buenos ejemplos. Porque nos pasa a veces que, sobre todo en las ciudades, no se han dado cuenta de la magnitud de lo que ha ocurrido;  ayer me escribía la persona que está al frente de la operación en San Vicente del Caguán, que cuando pasó la Teófilo Forero la gente no podía creer que se hubiera acabado la guerra con ellos y que estos hombres ahora iban a un punto de concentración. Lo mismo pasó en Dabeiba (Antioquia) donde pasó un convoy de chivas con gente de las Farc: salieron unas profesoras que vieron a hombres que fueron sus alumnos y se habían ido a las Farc  y no los veían hacía diez años, les tomaron fotos y lloraban, decían que no podían creer que todo esto se había acabado.

Pero, también hay incrédulos

Sí, es el reto que tenemos. De eso se trata este proceso, de tender puentes, de cerrar brechas, de concientizar al país de la situación que han vivido por tanto tiempo esos colombianos y del hecho de que son ciudadanos con derechos como nosotros y  es necesario integrarlos en este país tan fragmentado.  

¿Pero no cree que en eso de mostrar lo que se está haciendo, se ha quedado corto el Gobierno?

Claro, la primera responsabilidad es nuestra, pero creo también que los medios pueden hacer mucho para que dentro de su trabajo y su reportería visibilicen esto mucho más. 

Bueno, es un asunto de mostrar, pero también de hacer. ¿Qué tanto está aportando el sector privado en el proceso de paz, por ejemplo?

Nosotros siempre hemos dicho que este proceso de paz está pensado desde los territorios, desde las regiones y yo he hablado de la idea de la paz territorial, que no es otra cosa que decir que los territorios en Colombia no pueden tener el mismo modelo para  el Pacífico que para los Llanos Orientales. Eso quiere decir que el proceso de paz no va a funcionar si la gente de las regiones no se mete, la paz no se va a hacer con control remoto desde Bogotá. Obviamente, hay que poner programas en marcha, pero creo que depende fundamentalmente de los liderazgos regionales y de que el modelo debe ser uno de los grandes polos  que tiene el país como Cali, Medellín, Barranquilla, Villavicencio.

Ese es el debería ser, ¿pero cuál es la realidad?

El sector empresarial se está organizado, se le hizo una propuesta al Consejo Empresarial de Acompañamiento del proceso y eso hay que ponerlo en marcha. Ahora estamos con la cabeza metida resolviendo lo de las zonas, la seguridad de las Farc y el proceso de dejación de las armas. Pero el proceso es mucho más y sin mercados en esos territorios para la gente va a ser muy difícil superar la pobreza y cambiar su modelo de vida y estará siempre el riesgo de que estén atrapados y caigan en las economías ilícitas, la coca, la minería ilegal, que son unas verdaderas trampas de pobreza.  Por eso hay que trabajar de la mano con el sector empresarial. Pero también con las universidades que aporten conocimiento; con los estudiantes que salgan a trabajar con estos programas; con la iglesia que tanta sensibilidad tiene con las comunidades. Esto hay que hacerlo entre todos.

¿Y la entrega de los menores?

 El acuerdo al que llegamos la semana pasada es que las Farc nos da una información por región de todos los menores que puedan tener  y con base en esa información el gobierno, con el apoyo de Unicef va a montar unos lugares transitorios en las cabeceras municipales, no muy alejadas de las zonas veredales,  para  darles la atención necesaria.

Pero nadie les cree que solo tengan 24 menores...

Yo  tampoco. Pero  ahí se confunden dos temas: uno, es el acuerdo que teníamos para que salieran los menores de 15 años desde mayo pasado, y que  las Farc incumplieron, y luego está la salida de todos los menores, no solo de los de 15 años sino los de 18. Y de seguro los menores de 18 son muchos más.

Esta semana  Iván Márquez llegó a las zonas veredales. ¿Cuándo va a llegar ‘Timochenko’?

Eso no se lo puedo decir, esa es una decisión de las Farc.

Entonces, ¿puede que entre el día 180 o que no llegue nunca?

No. Si no que la conducción de este proceso supone diferentes tareas y responsabilidades. La inmensa mayoría de las Farc va a estar en unas zonas veredales concentradas, y luego va a haber un grupo que va a tener que estar en Bogotá para participar en la comisión de verificación para cumplir una cantidad de tareas que se vienen:  Identificar caletas, trabajar en el tema de desaparecidos y también promover la pedagogía de la paz. Pero depende de las Farc cómo organice a la gente.

¿No le parece que esa participación de ‘Timochenko’ a control remoto desde Cuba a veces es dañina, porque en Twitter denuncia cosas que sus jefes en Colombia desmienten?

Esas interpretaciones se las dejo a los analistas, como usted.

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