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Cali podría recibir el 25 % de todos los desmovilizados de las Farc

Esta ciudad es uno de los centros de recepción de víctimas y desmovilizados de la guerra.

26 de junio de 2016 Por: Elpais.com.co | AFP

Esta ciudad es uno de los centros de recepción de víctimas y desmovilizados de la guerra.

La creación de puestos de trabajo en el sector empresarial y el fortalecimiento de una estrategia de seguridad no solo desde lo policial sino también desde lo social son, según analistas y empresarios, los pilares fundamentales para una paz sostenible en Cali.  Lea también: ¿Por qué Cali es una de las ciudades clave para el posconflicto?

Como lo afirmó el director de la Agencia Colombiana para la Reintegración, Joshua Mitrotti, en la rendición de cuentas que se hizo el pasado martes, la capital del Valle  es una de las ciudades más importantes para el posconflicto, pues ha sido la más afectada por la guerra y “es el centro de recepción de víctimas y de excombatientes de todo el Suroccidente, seguida por Palmira, Buenaventura, Tuluá, Buga y Cartago”. 

De acuerdo con estadísticas de esa entidad, 1492 personas desmovilizadas ingresaron al proceso de reintegración con la ACR en la ciudad,  de las cuales el 58 % son exguerrilleros de las Farc; el 19 % exguerrilleros del ELN y el 23 % exintegrantes de las AUC.

Las estimaciones apuntan a que esa proporción podría aumentar luego de la firma de la paz y que Cali estaría recibiendo un 25 % del total de los desmovilizados de las Farc. ¿Cuáles son los desafíos para el sector empresarial, la seguridad y la sociedad caleña en general en ese escenario de posconflicto?

Para Gustavo Vivas Cuero, presidente de la Corporación  del Desarrollo Productivo del Cuero, el sector empresarial es clave para ofrecer a los desmovilizados unas condiciones de vida que les permitan continuar en la vida legal. 

[[nid:550244;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2016/06/a16act26jun16n1photo01.jpg;left;{San Bosco. Taller Calzado Reinser, que emplea a desmovilizados. Foto: Elpais.com.co}]]

“El posconflicto nos trae un desafío. Una gran cantidad de personas toman la decisión de dejar las armas para hacer parte de la sociedad y tener acceso a un trabajo digno. Entonces, los empresarios  debemos estar en capacidad de abrir espacio a estas personas y de esa manera evitar que vuelvan a delinquir”.

Vivas Cuero justamente hace parte del gremio Univac, que reúne a los industriales del calzado, cuero y manufacturas del Valle, creada en 1985 y que desde 2004 viene ofreciendo oportunidades de empleo y formación a víctimas y desmovilizados del conflicto. 

“Gran parte del proceso de adaptación a la vida social de los excombatientes pasa por el trabajo. Por eso este gremio se ha enfocado en calificar a las personas que llegan, de modo que puedan empezar a ejercer fácilmente y empiecen a hacer parte de la sociedad”, indicó Vivas Cuero. 

Carlos Raúl Yepes, expresidente de Bancolombia, comparte esa opinión y agrega que, de hecho, el Valle del Cauca ha  sido ejemplo a nivel nacional en lo que tiene que ver con ofrecer oportunidades para excombatientes. 

“Este departamento ha tenido un resurgimiento de lo público y lo privado. Aquí se ven empresarios que vuelven a su región, que le apuestan a la ciudad, más sensibles y con un compromiso mucho más fuerte”, indicó. 

El alcalde de Cali, Maurice Armitage, que comparte la visión del sector empresarial, informó la semana pasada que 10 reinsertados del conflicto harán parte de los nuevos 100 guardas de Tránsito con los que contará la ciudad.

  “Con la posibilidad de tener cien nuevos agentes de Tránsito y cien nuevos ordenadores de tráfico, dije que vincularan a cincuenta  reinsertados, pero me dijeron que solo diez  estaban preparados”, afirmó Armitage. 

 Actualmente, en Cali hay 914 desmovilizados que están dentro del proceso de reintegración y reciben  algún tipo de formación para el trabajo o académica, y accediendo a la oferta de servicios que ofrece el Gobierno. Además, hay otras 191 que ya culminaron con éxito todos los componentes del proceso de reintegración. El 70 % del todos los reintegrados en Cali están ocupados laboralmente, pero en el sector informal.

“Cali es capital de desplazados y desmovilizados y  uno de los grandes retos cuando se firme la paz es  sensibilizar determinados sectores de la sociedad  para garantizar oportunidades”, indicó en una entrevista a este  diario Rocío Gutiérrez Cely, asesora de Paz del Municipio. 

Seguridad en el posconflicto

Jesús Darío González, director del Observatorio de Realidades de la Arquidiócesis de Cali, sostuvo que un manejo equivocado del posconflicto podría aumentar los niveles de violencia de la ciudad, tal como sucedió con la desmovilización de los paramilitares.

 “Todo está ligado. Si los programas de reinserción a la vida laboral y civil para los desmovilizados no son sólidos, entonces la probabilidad de que vuelvan a delinquir es muy alta. Así que todo el tema de oportunidades laborales y sociales está relacionado con un posible aumento del crimen, esos temas no son independientes”, dijo. 

 Las propias estadísticas de la Agencia Colombiana para la Reintegración revelan que el 26 % de los desmovilizados del Bloque Calima de las AUC volvió a delinquir en las denominadas bandas criminales. De ese número, 146 han sido detenidos, 82 de ellos en el Valle del Cauca.

El comandante de la Policía de Cali, general Nelson Ramírez, ha afirmado que esa institución ya está desarrollando planes encaminados a neutralizar todas las amenazas en seguridad que el posconflicto pueda traer.

   “Se teme que muchos miembros de las Farc reincidan en actividades criminales.  Todas las estrategias que estamos desarrollando en la ciudad hacen parte ya del posconflicto, porque precisamente el posconflicto es enfrentar todos los fenómenos delictivos que no tienen que ver con el conflicto armado o el terrorismo”, sostuvo Ramírez. 

Jesús Darío González, sin embargo, es enfático en observar que las políticas del posconflicto no deben dirigirse exclusivamente a los desmovilizados sino a toda la sociedad.   “La firma de la paz debe ser una oportunidad para que los gobiernos y la sociedad entera empiecen a prestarle más atención a la violencia en las ciudades y a las causas de esa violencia. La violencia y la criminalidad en la ciudad hoy es también un efecto del conflicto armado y del desplazamiento que ha generado. Por tanto, el posconflicto debe pensarse como la oportunidad para empezar a darle cabida en la sociedad a quienes han sido marginados y alimentan toda la dinámica de violencia local”.

Una ciudad golpeada por  la guerra Cali ha sido una ciudad afectada por los ataques de las guerrillas.  Las Farc instalaron en la ciudad, entre 2001 y 2008, ocho carros bombas. Los  atentados fueron dirigidos por el Frente Manuel Cepeda Vargas, que coordinaba las milicias urbanas. Dos de estos artefactos destruyeron el Comando  de la Policía, en el 2007, y la sede del Palacio de Justicia, en 2008. En el primer hecho  un taxista murió y 41 personas resultaron heridas.  En el carrobomba al Palacio de Justicia murieron cuatro personas y 41 resultaron heridas.  La ciudad también  sufrió tres secuestros masivos. Dos de ellos (los plagios de 165 feligreses de la Iglesia La María, en mayo de 1999, y el de 70 personas reunidas en restaurantes del Kilómetro 18, en septiembre del 2000) fueron cometidos por el ELN.  En abril del 2002,  doce diputados del Valle del Cauca  fueron secuestrados por las Farc de la Asamblea, en pleno centro de la ciudad. Once de ellos fueron asesinados en junio del 2007.   En marzo del 2002 fue asesinado el arzobispo de Cali, monseñor Isaías Duarte Cancino. La Fiscalía acusó a las Farc por este crimen. 

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