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¿A qué juega el ELN en el ajedrez de la paz?

El aumento de las acciones militares de esta guerrilla explica tanto las dudas como el deseo de iniciar una negociación en firme. Análisis.

20 de mayo de 2015 Por: Olga Lucía Criollo, Redacción El País

El aumento de las acciones militares de esta guerrilla explica tanto las dudas como el deseo de iniciar una negociación en firme. Análisis.

¿Qué tan probable es que el Ejército de Liberación Nacional, ELN, acepte iniciar una negociación paralela a los diálogos de paz que se adelantan en La Habana? 

Esa es la pregunta que muchos sectores se hacen después de los pronunciamientos que se han escuchado en los últimos días y que apuntarían a que el Gobierno y las Farc están presionando a esa guerrilla para que se supere la fase exploratoria e inicie conversaciones formales con el Estado.

“Puedo decir que vi en el comandante Nicolás Rodríguez a un hombre profundamente convencido de la importancia de la paz concertada, e igualmente preocupado por el logro de la firma de un acuerdo que permita el comienzo de las conversaciones directas entre Gobierno y ELN”, dijo ‘Timochenko’, máximo jefe de las Farc, sobre el encuentro que ambos sostuvieron en Cuba en abril pasado.

Además, reconoció que “como insurgencia revolucionaria, nos resulta urgente y necesario que el Ejército de Liberación Nacional se vincule a los diálogos de paz” (ver nota anexa).

Lo propio hizo el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, quien declaró que “con el propósito de lograr el fin del conflicto de manera integral, el Jefe de Estado tiene la convicción de que la incorporación del ELN al proceso corresponde al mejor interés de la sociedad colombiana”.

Lea también: ¿De qué hablaron los jefes de las Farc y ELN en La Habana?

Obstáculos

Algunos analistas consideran que, pese al esceptismo y el rechazo que generan actos tan deplorables como lo sucedido con el cabo Ávila -cuya pierna mutilada por una mina fue exhibida en las rejas de un colegio- el país estaría dispuesto a ‘tragarse varios sapos’ en aras de alcanzar la pacificación. Sin embargo, la posibilidad de que la guerrilla liderada por ‘Gabino’ se suba al “tren de la paz” enfrenta varios obstáculos.

Tal vez, dicen, el principal corresponde a la forma como está concebido el ELN, cuya estructura de mando es mucho más descentralizada que la de las Farc y a que muchos de sus frentes “no siempre han estado de acuerdo con el Comando Central (Coce)”.

De hecho, el papel que podría desempeñar a  favor o en contra de una negociación de paz el Frente de Guerra Oriental o Fuerza de Área ABC, que en la actualidad es la estructura más activa y numerosa del ELN, ha sido motivo de análisis por parte de los investigadores.

Así, un estudio de la Fundación Ideas para la Paz, FIP, sostiene que “el carácter estratégico o funcional del territorio donde hace presencia esta estructura (Arauca, Boyacá y Casanare) y la disponibilidad de recursos a partir de la extorsión y los mercados ilegales, hacen suponer que una buena parte de sus integrantes no se desmovilizaría tras la firma de un eventual acuerdo”.

Esto, dice el análisis, por el “amplio control que logró sobre la frontera con Venezuela y a la extorsión por cuenta de la construcción y puesta en funcionamiento del Oleoducto Bicentenario”, al punto que su actividad armada “en los últimos tres años representa el 40 % de la registrada por toda esa guerrilla”.

“Creo que los principales obstáculos para que se inicie un proceso de paz con el ELN hay que buscarlos, en primer lugar, en las características mismas de esa guerrilla. Se trata de un grupo que  siempre ha exhibido  una gran intransigencia y  un gran  fundamentalismo”, plantea  Alberto Valencia, sociólogo de la Universidad del Valle, quien se ha ocupado de  estudiar la violencia en Colombia.

También recuerda que esa organización no entró en las negociaciones de paz con Belisario Betancur “y los procesos de negociación con ellos desde entonces han sido bastante precarios”.

El Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, Cerac, ha establecido que “desde inicios del gobierno Santos, el ELN reactivó sus frentes e incrementó sus acciones ofensivas y los enfrentamientos con la Fuerza Pública” y que “dicho repunte se agudizó en el 2013, cuando se duplicaron  eventos frente al año anterior, tendencia que  se ha sostenido hasta hoy”.

Por ello, su informe ‘Renace el ELN: riesgos de seguridad limitados; ventana para negociar’, plantea que aunque este grupo ha señalado su interés en iniciar una negociación con el Estado -lo cual fue ratificado por su jefe máximo ‘Gabino’ tras su reunión con ‘Tomichenko’-  persisten dos impedimentos: su insistencia en realizar secuestros y las acciones ocasionales contra civiles, así como el uso de explosivos en ciudades.

Y añade que ambos tienen un efecto “muy negativo en la aceptación del proceso de paz en la ciudadanía y la opinión pública” y refuerzan la posición del Gobierno de exigirle al grupo más gestos favorables de paz y ordenar que se arrecie la guerra contra él, especialmente ante hechos como lo sucedido en Convención, sin importar que el ELN haya negado su responsabilidad en el hecho.

Esperanzas

No obstante,  el estudio de la FIP sobre el Frente de Guerra Oriental deja entrever la posibilidad de que, aunque suene paradójico, el aumento de sus acciones violentas sí corresponda al vislumbramiento de un diálogo formal: “El repunte de su accionar armado desde 2011 podría responder al interés de sumarse al propósito general del ELN de presionar para ser incluido en las negociaciones de paz”.

Una posición parecida esboza Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento de la Universidad Nacional, para quien el hecho de que Gobierno y guerrilla se sigan ‘mostrando los dientes’ en sus comunicados corresponde a que  “miran al  otro con la lógica del adversario, del enemigo, y no con la lógica de alguien que está ya en un proceso de conversaciones, como las Farc”.

Vargas, quien en el pasado hizo parte de una comisión facilitadora de diálogos con el ELN, destaca que ambos actores no hayan desistido durante  más de un año de “tratar de construir una agenda y unos procedimientos” y lamenta que esa fase de prenegociación no haya podido manejarse “como normalmente se maneja, de manera reservada, muy discreta, para que las partes vean cómo se logran poner de acuerdo”.

Ahora bien,  Valencia plantea que una de las razones por las que la guerrilla de ‘Gabino’ aún no se sienta a la mesa con el Gobierno es porque su agenda es distinta a la de las Farc.

“Siempre ha girado alrededor de los recursos naturales, en particular el petróleo, y en un proyecto de defensa de la soberanía nacional”. Y agrega: “Se podría pensar que, por ser un grupo más pequeño, el Gobierno le ha dado un tratamiento de segundo plano”.

Quien sí mantiene la esperanza de que las dos guerrillas se sienten en mesas separadas, pero paralelas, es el sacerdote jesuita Francisco de Roux, quien por décadas ha trabajado por la construcción de la paz en el país.

“Creo que la reunión entre el líder de las Farc y el líder del ELN está dirigida a una búsqueda seria de las posibilidades de que el ELN entre de lleno a la mesa de negociación con el Gobierno”, dijo la semana pasada en Caracol Radio, donde reconoció: “Yo he invitado al ELN a que dé ese paso”.

Según el padre De Roux, tanto ‘Gabino’ como ‘Antonio García’, otro de los jefes del grupo, han dejado en claro que esa guerrilla sí quiere la paz; que no tiene agenda, sino que está abierta a lo que quiera la sociedad, y que van a mantenerse en armas hasta que se pongan en marcha los deseos de la sociedad.

“Entonces es importante decirle al ELN que queremos la paz; que ya tenemos la agenda: es mucho lo que hay que cambiar en el país para terminar la corrupción, la impunidad y la inequidad, pero que lo primero que queremos es que se suspenda la guerra”, plantea.

De igual forma, el informe del Cerac plantea que “dejar este conflicto activo implicaría un serio riesgo de construcción de paz territorial, ocasionado por una posible reactivación de la violencia política en las regiones con presencia del grupo”, y resalta “el radicalismo extremista y la incapacidad militar que caracteriza sus células urbanas”.

Así, queda por ver si al final tienen la razón los que aseguran que el ELN sí se sentará en una mesa alterna a La Habana o los que dicen que el autismo que ha desarrollado frente a la opinión pública hará que primen sus intereses, o incluso sus miedos, sobre el bienestar del país.

"El hecho de colgar las piernas de un soldado de un poste, en términos políticos, es un error de proporciones incalculables, por la inmensa cantidad de la población que se siente ofendida y rechaza lo sucedido”, Alberto Valencia, sociólogo
Afecta proceso con las FarcAnalistas coinciden en que la no concreción de los diálogos con el ELN sí afectan las conversaciones con las Farc, lo que se refleja en  la autorización presidencial del encuentro  ‘Timochenko’ - ‘Gabino’. “Sería muy lamentable que se llegara a un acuerdo con las Farc y no con el ELN porque sería reiterar  lo que históricamente ha pasado en Colombia, y es ese modelo de paz a pedazos. Es hacer la paz con un pedazo del problema, como cuando se logró un acuerdo con el M-19, ELP, Quintín Lame e incluso con los paramilitares”, dice Alejo Vargas. Insiste en que si bien las Farc son “el pedazo  más grande, sigue siendo un pedazo, y eso impide que simbólicamente la sociedad pueda ver que se terminó un ciclo y que empieza otro que ya no va a estar marcado por la violencia”. Pero Alberto Valencia afirma que también es posible que ambas guerrillas tengan mucho interés en establecer acuerdos entre ellas.“El ELN puede estar pensando en cómo aprovechar los acuerdos que las Farc han hecho con el Gobierno para diseñar su propia estrategia de negociación”, sostiene. Pero coincide en que, de firmarse la   paz en La Habana, integrantes de las Farc pasen a engrosar las filas del ELN y fortalecerlas.

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