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Por el respeto

Aunque el fútbol sea una actividad privada, se convierte en un asunto público que merece rechazo cuando se falta al respeto a quienes son sus protagonistas.

6 de marzo de 2019 Por: Editorial .

Si una actividad como el fútbol femenino se promueve, se espera que se haga con todo el respeto hacia sus protagonistas.

No obstante y según lo que se ha conocido, en Colombia sucede lo contrario, de acuerdo a las denuncias por acoso laboral y sexual, así como por las palabras de algunos de los dirigentes el balompié nacional.

Hay quejas de abusos, discriminación y violencia, así como acusaciones por trato indigno en las selecciones nacionales.

Ellas denuncian que les han cobrado por llamarlas a las convocatorias, su dotación es de uniformes usados, han pagado de sus bolsillos los tiquetes y la alimentación en encuentros internacionales y que quienes se han atrevido a quejarse son objeto de vetos y amenazas.

Frente a esas serias sindicaciones, la respuesta de la dirigencia del fútbol nacional ha sido tibia en el mejor de los casos, y sobre todo indignante, con anuncios contradictorios sobre la continuidad del torneo profesional femenino y con recriminaciones porque apenas ahora se conocen los casos.

Aunque el fútbol sea una actividad privada, se convierte en un asunto público que merece rechazo cuando se falta al respeto a quienes son sus protagonistas.

Por eso no basta con firmar acuerdos, como el suscrito esta semana entre el Gobierno Nacional y la Federación de Fútbol para propender por la transparencia en el fútbol femenino.

Las acusaciones deben ser investigadas, y se deben tomar medidas que hagan respetar la dignidad de mujeres y hombres en el fútbol colombiano.

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