No a los abusos

Así como existe una población solidaria con el drama que vive el pueblo venezolano que ha tenido que salir de su país, existen otros que se están aprovechando de su situación.

Esta semana, El País publicó varias historias en Cali de personas que han abusado de la condición precaria en que se encuentran los migrantes venezolanos.

Los engañan prometiéndoles empleos pero no les pagan, les roban y hasta los han sometido a situaciones comparables con la esclavitud.

Nuestra sociedad no puede permitir que este tipo de comportamientos proliferen o crezcan, y debe rechazar cualquier acto discriminatorio y de abuso contra quienes padecen una calamidad.

Hoy los venezolanos viven un drama enorme, huyen del hambre y llegan como pueden a Colombia, Perú, Ecuador, Brasil y Chile en busca de oportunidades.

Cultivar conductas de odio frente a los vecinos en desgracia no es propio de un país que se ha caracterizado por ser humanitario ante todo tipo de tragedias y que siempre ha tenido sus fronteras abiertas para recibirlos.

Incluso la situación de los migrantes ha provocado la solidaridad de los países de la Unión Europea que acaban de anunciar ayuda humanitaria.
Destinaron US$40 millones para que Latinoamérica atienda el éxodo de venezolanos.

Si Europa es solidaria con esta crisis, más lo deben ser los países latinoamericanos, que en algún momento han vivido situaciones similares o más difíciles.