No a la intolerancia

Una sociedad que busca salidas al conflicto armado así como superar los problemas de violencia que padece, no puede permitir que líderes sociales y políticos estén de nuevo en la mira de los criminales.Según la información que se conoce, 71 colombianos han sido asesinados en este 2016, lapso en el que también se han cometido 30 atentados y proferido 279 amenazas en contra de personas y organizaciones que trabajan en diferentes frentes sociales.Aunque parecen la repetición de épocas en apariencia superadas, las cifras resultan aterradoras y reflejan la intolerancia que ha padecido el país, así como la amenaza permanente al derecho a la vida y a disentir.Son las autoridades a quienes ahora les corresponde hacer su mayor esfuerzo para descubrir cuáles son las causas de lo que está sucediendo, quiénes están tras los crímenes de los líderes sociales y perseguir a los autores para que la Justicia los juzgue.No hacerlo es abrir el camino para que se repitan experiencias nefastas como la que vivió la UP tres décadas atrás, donde aún peor que los asesinatos en los que cayeron centenares de integrantes de esa organización política, ha sido la impunidad en que terminaron sus casos.Esta ya no es una época en la que se pueda aceptar que cualquier colombiano sea objetivo por defender sus ideas o no estar de acuerdo con lo que sucede o con lo que piensan los demás.