La protesta de Puerto Tejada

Veintiún días sin agua potable pueden llevar a que una población pierda la paciencia y no encuentre opción diferente a recurrir a las vías de hecho para demostrar su malestar.

Ese desespero es el que viven hoy los 46.000 habitantes de Puerto Tejada, que están cansados de la situación actual pero sobre todo de los años generosos en promesas incumplidas.

Porque el problema de ese municipio del norte del Cauca, tan cercano a Cali, no sólo es el daño que se presentó en la bocatoma por una empalizada, razón que los tiene sin servicio de acueducto desde hace tres semanas.

Su infortunio mayor es que los recursos tantas veces asignados para solucionar de forma definitiva el suministro de agua potable se han esfumado o no han alcanzado.

Es lo que habría sucedido con el acueducto regional que se construyó hace años para atender las necesidades de ese servicio básico en Puerto Tejada, Padilla, Guachené, Villarrica y la vereda de Quintero en Caloto.

Los $36.800 millones invertidos no fueron suficientes y hoy la obra está a medio camino.

La paradoja es que un municipio como Puerto Tejada, por el que pasan los ríos Palo y Paila, y que se encuentra a escasos kilómetros del río Cauca, sufra por la escasez de agua.

Nada justifica la protesta violenta, pero con razón la gente de Puerto Tejada está indignada.