En el limbo

La suerte de 92 colombianos detenidos en Venezuela el 1 de septiembre, día de la marcha de la oposición, no puede ser más incierta.Ese día Nicolás Maduro los acusó públicamente de pertenecer a una célula paramilitar detectada a escasos 500 metros del palacio presidencial, que según él, tenía intenciones de desestabilizar a su gobierno.Sin embargo, como no se les pudo comprobar nada y la Fiscalía desestimó el caso, fueron trasladados al estado de Táchira, esta vez sindicados de ser indocumentados, desde donde debían ser deportados. Pero de nuevo, la semana pasada los regresaron a una cárcel de Caracas, sin que haya sido posible resolverles su situación. Se conoce, por ejemplo, que muchos de los detenidos llevan décadas viviendo y trabajando en el vecino país, y que entre ellos hay varios pensionados.Pero nada le ha valido a la Justicia venezolana para que los libere y reivindique sus nombres.Y los 92 colombianos permanecen en las peores condiciones de hacinamiento, padeciendo toda clase de dificultades y sin que se les reconozcan sus derechos.Ahora hay que preguntarle al Gobierno colombiano qué está haciendo por ellos, así como exigirle explicaciones al régimen de Nicolás Maduro, para que responda por qué no los deja libres.Ojalá no sea que la dictadura de Maduro los esté maltratando por el hecho de ser colombianos.