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El ícono de Cali

No es posible que este símbolo de la caleñidad se caiga a pedazos sin que la Administración Municipal haga algo o que la misma Arquidiócesis tome cartas en el asunto.

15 de agosto de 2018 Por: Editorial .

Todo caleño y turista que visita la ciudad tiene una fotografía en la que aparece la iglesia La Ermita, ícono de la capital vallecaucana.

Vista desde estas postales se engrandece su belleza. Pero la realidad es otra cuando se le mira en detalle.

Como lo contó una crónica de El País, la ornamentación está deteriorada, las paredes envejecidas, no tiene iluminación, el órgano está dañado, el campanario es nido de las palomas y el orinal de muchos.

No es posible que este símbolo de la caleñidad se caiga a pedazos sin que la Administración Municipal haga algo o que la misma Arquidiócesis tome cartas en el asunto.

Le está tocando al sector privado acudir a la benevolencia de los donadores para conseguir recursos para su recuperación.

Aunque la intención es buena, la Ermita no solo necesita una ‘Ermitatón’, campaña emprendida para buscar $1200 millones para su restauración.

Lo que requiere es que el Municipio adopte la capilla como el símbolo que es de Cali y destine los recursos necesarios para mantenerla en perfecto estado.

Así mismo, la Arquidiócesis también debería colaborar para recuperar y mejorar monumentos que como este, recuerdan la tradición católica de nuestra sociedad.

La Ermita no es sólo una capilla, es la imagen que representa a los caleños que se sienten orgullosos de esa postal que aparece siempre que se menciona a la ciudad, y ahora necesita la ayuda de la ciudad.

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