Chiste malo

Parece que Nicolás Maduro encontró la fórmula mágica para llegar a un entendimiento con la oposición y acabar con las tragedias que hoy vive Venezuela.

Propuso adelantar para este 2019 las elecciones legislativas previstas para el 2020, “para ver quién tiene los votos, para ver quién gana”.

Así, como si los venezolanos creyeran que no va a pasar lo mismo de los últimos cinco años, donde todos los comicios han sido amañados, se ha desconocido los resultados de la oposición o se les ha impedido su libre participación.

¿Será que acaso el Consejo Electoral, encargado de realizar y en teoría de garantizar la transparencia a las elecciones, ya no es un esbirro del régimen chavista como lo ha sido durante dos décadas?

Y en el remoto caso que se reconociera a la oposición como vencedora en esas supuestas elecciones, ¿quién garantiza que no se tratará de disolver el parlamento o dejarlo sin sus funciones legislativas?

Habría que preguntar también qué pasaría con el invento de la Asamblea Nacional Constituyente que hoy es el teatro desde donde Diosdado Cabello maneja los hilos del poder y al que ayer sus integrantes chavistas decidieron prorrogarle el plazo de funcionamiento hasta diciembre del 2020.

La propuesta de Maduro es un mal chiste que no conduce a las decisiones que espera el pueblo venezolano para terminar un régimen dictatorial que acabó con su país y los tiene viviendo su peor tragedia, obligados a una diáspora sin precedentes en su historia.
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