Brasil no aguanta más
Cómo será de grave lo que aún falta por develar la operación Lava Jato en Brasil, que el exdiputado Eduardo Cunha, quien impulsó el impeachment que destituyó a la presidenta Dilma Rouseff y a su vez es investigado en el proceso, asegura que cuando todos los implicados hablen será “el fin de la República”.
Cómo será de grave lo que aún falta por develar la operación Lava Jato en Brasil, que el exdiputado Eduardo Cunha, quien impulsó el impeachment que destituyó a la presidenta Dilma Rouseff y a su vez es investigado en el proceso, asegura que cuando todos los implicados hablen será “el fin de la República”.
Hacia allá va el otrora gigante de América Latina, que tres años después de que la justicia emprendiera la mayor cruzada contra la corrupción sigue destapando ollas nauseabundas, que salpican a los diferentes partidos políticos así como a sus máximos líderes e involucran a las más grandes empresas brasileñas y a sectores claves para su economía.
Por estos días el centro de la polémica es el presidente Michel Temer, acusado de obstruir la Justicia luego de revelarse unas grabaciones en las que estaría avalando el pago de sobornos.
Una semana antes la espada caía sobre el expresidente Lula Da Silva quien trató infructuosamente de impedir ser sometido a una indagatoria judicial.
El resultado es que Brasil hoy está paralizado, con una crisis política agudizada por la negativa de Temer a renunciar y sumido en la peor crisis económica sin posibilidad de recuperación en el corto plazo.
Como dice una propaganda radial que se escucha en ese país, “Brasil no aguanta más. Brasil no soporta más corrupción”.