Acabar con la tramitomanía

Pensar que un contrato con el Estado, el trámite de una licencia o la expedición de un certificado es más completo cuando son mayores los requisitos que ciudadanos y empresarios deben cumplir, es una falsa idea de transparencia.

Lo que está demostrado en la práctica es que entre más trámites se exigen es mayor el espacio que se abre a la corrupción porque terminan los ciudadanos quedando sometidos a los servicios, en ocasiones engañosos, de tramitadores.

Es innegable que ha habido un esfuerzo por parte de instituciones de Cali por brindar un mejor servicio y que han permitido que 29 procesos se puedan realizar en línea. Pero aún es insuficiente.

Son 275 trámites, de acuerdo con información de la Alcaldía de la ciudad que no están digitalizados y en los que los usuarios siguen sometidos a procedimientos demorados y complejos.

Es paradójico que en una ciudad donde la construcción de vivienda es uno de los principales renglones de la economía, de la inversión y la generación de empleo, un empresario tenga que esperar más de un año para obtener una licencia y los demás permisos que en otras partes toman apenas días.

Eliminar la tramitomanía es la mejor manera de generar confianza e incentivar la inversión.

Y no hacerlo estimula la falta de confianza que amplia la brecha entre la administración pública y los ciudadanos.
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