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¿Y de la cultura, qué?

"La ciudad adolece de políticas y de un norte definido, pese a que el actual Gobierno siempre ha manifestado que la cultura es su prioridad".

14 de febrero de 2011 Por:

"La ciudad adolece de políticas y de un norte definido, pese a que el actual Gobierno siempre ha manifestado que la cultura es su prioridad".

La alerta sobre la crisis en la que está cayendo la cultura en Cali por la escasez de recursos comenzó a finales del año pasado con el recorte que se le hizo al presupuesto para el 2011. Ahora los hechos justifican ese temor y hacen a pensar que la ciudad empezó a abandonar los esfuerzos para recuperar su condición de capital cultural. En apenas diez días Cali supo que su Orquesta Filarmónica podría tener sus días contados, que el Festival Internacional de Cine no llegaría a su tercera versión y que la actividad teatral, de la que fue pionera y es líder desde los años 50, podría tener en el 2011 su peor momento. El punto es el de siempre: que el presupuesto para la cultura es insuficiente. Y no parece ser una prioridad gestionar los recursos y buscar el apoyo que se necesita para sacarla de la permanente zozobra.En el caso de la Filarmónica se veía venir el anuncio de su cierre. Proartes, la entidad que la rescató, expresó su imposibilidad de seguir administrándola debido al déficit que arrastra hace tres años. ¿Será el fin del aporte cultural que han hecho sus músicos por acercar la música clásica a los caleños de todos los niveles y condiciones, y por enseñar a muchos jóvenes y niños de barrios marginados? En capilla se encuentra también el Festival de Cine que en dos años se ganó el reconocimiento por su amplia muestra de películas extranjeras, la calidad de los invitados y la acogida que tienen sus talleres y conferencias. En cuanto a las empresas teatrales de la ciudad, es bien conocida su lucha por sobrevivir un año más. Cuántas se han cerrado y cuántas lo harán en un tiempo no lejano. El vacío quedará no sólo por la oferta de montajes sino por la labor social que desarrollan en las comunidades más vulnerables, rescatando a niños y jóvenes de la intolerancia y la violencia a través de las expresiones artísticas. Son tres ejemplos de la indiferencia en la que parece haber entrado la cultura en Cali. Un recorte presupuestal de $4.000 millones para el 2011 y casi dos meses del año corrido sin que se defina a dónde se destinarán en forma puntual los $17.800 millones aprobados para la Secretaría Municipal de Cultura tienen en vilo el futuro de las actividades y las empresas culturales. La ciudad adolece de políticas y de un norte definido, pese a que el actual Gobierno siempre ha manifestado que la cultura es su prioridad. Ni siquiera está claro cómo se financiará el Plan Decenal que está en construcción, en busca de la consolidación de las industrias culturales caleñas.Cali ha encontrado en la cultura un espacio para la participación y reconciliación social y un instrumento para reconocer el valor de la diferencia que crea riqueza a través de la expresión cultural. Eso no puede perderse si quiere una sociedad incluyente, basada en la tolerancia. Como lo afirma Armando Garrido, director ejecutivo de Comfandi, una de las empresas más comprometida con la cultura y el arte: “Esto tiene que volverse serio, pues los procesos culturales no son optativos, ni de las elites, sino de toda la sociedad”.

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