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Vuelta al pasado

El resultado revela que en Egipto se refrendó el poder de una nueva dictadura, que había tomado todas las acciones represivas contra la oposición a los gobiernos militares representada en los Hermanos Musulmanes, una organización islámica que ganó las primeras elecciones libres después del derrocamiento del dictador Hosni Mubarak. Pero que cometió el grave error de pretender islamizar a un país cosmopolita, multicultural y que había iniciado su revolución aspirando a la libertad y a la democracia.

6 de junio de 2014 Por:

El resultado revela que en Egipto se refrendó el poder de una nueva dictadura, que había tomado todas las acciones represivas contra la oposición a los gobiernos militares representada en los Hermanos Musulmanes, una organización islámica que ganó las primeras elecciones libres después del derrocamiento del dictador Hosni Mubarak. Pero que cometió el grave error de pretender islamizar a un país cosmopolita, multicultural y que había iniciado su revolución aspirando a la libertad y a la democracia.

Egipto acaba de demostrar que los pueblos pueden echar reversa y volver al pasado, cuando al vislumbrar el futuro lo sienten preñado de dificultades inesperadas y de amenazas que no preveían. Así ha pasado con la reciente elección del nuevo Presidente de este país, en el que el exjefe del Ejército, Abdel Fatah al Sisi, gobernante de facto desde el golpe contra el musulmán Mohammed Mursi, consiguió una victoria electoral en la que el 96% de los electores le dio el triunfo.La cifra se parece mucho a la de aquellos regímenes dictatoriales como los de Corea del Norte, Cuba y China cada vez que organizan elecciones. El asunto es que no son libres y en ellas no es posible la oposición, porque sus líderes están exilados, en la cárcel, o muertos. Algo así acaba de pasar en Egipto donde sólo votó el 47,2% de la población apta para elegir, lo que significa que más de medio país no pudo expresarse en las urnas.El resultado revela que en Egipto se refrendó el poder de una nueva dictadura, que había tomado todas las acciones represivas contra la oposición a los gobiernos militares representada en los Hermanos Musulmanes, una organización islámica que ganó las primeras elecciones libres después del derrocamiento del dictador Hosni Mubarak. Pero que cometió el grave error de pretender islamizar a un país cosmopolita, multicultural y que había iniciado su revolución aspirando a la libertad y a la democracia. Pronto los Hermanos Musulmanes perdieron el apoyo popular y dejaron el camino abierto a los militares.Es la frustración de la llamada Revolución Egipcia. La crisis política de 2011, conocida también como la Revolución de los Jóvenes o la Revolución Blanca, consistió en una serie de manifestaciones callejeras que empezaron el martes 25 de enero de 2011 (el llamado Día de la Ira) y se difundieron por todo Egipto, llevadas a cabo por diversos grupos sociales e inspiradas principalmente en la Primavera Árabe.Las manifestaciones y revueltas se originaron como protesta por el exceso de brutalidad policial, las leyes de emergencia del Estado, las altas tasas de desempleo, el deseo de aumentar el salario mínimo, la carencia de viviendas y alimentos, la inflación, la corrupción, la falta de libertad de opinión, las pobres condiciones de vida, factores estructurales-demográficos. La meta de los manifestantes era forzar la salida del presidente Hosni Mubarak, quien llevaba en el poder 30 años. 18 días después del inicio de las protestas, el viernes 11 de febrero, Mubarak dimitió.Los egipcios votaron y eligieron al musulmán Mohammed Mursi, quien en vez de unir al país y aprovechar el ambiente reformista predominante pretendió imponer su religión y pronto cosechó la misma ira que antes se había enfilado contra Mubarak. Su mandato fue efímero y pronto fue depuesto por un golpe de Estado apoyado en la movilización ciudadana.Hoy los egipcios dan por cancelada su revolución y vuelven al pasado, de donde algunos piensan que nunca debieron salir.

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