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Unión y democracia

Cuando Joseph Biden jure hoy ante el Congreso de su país y tome posesión del cargo, empezará para él y para toda su nación la tarea de recuperar la unión, de combatir y erradicar la pandemia que deja más de cuatrocientos mil muertos en un año, de sanear la economía afectada por la emergencia y de recobrar la confianza de sus aliados y el respeto de la comunidad internacional.

19 de enero de 2021 Por: Editorial .

Dividido por la política, por los problemas nunca resueltos del racismo y la obsesión de una minoría que agudiza el uso de la violencia, Estados Unidos tendrá hoy el relevo en su Presidencia. Nunca como ahora, su democracia había estado más amenazada y sus instituciones más cuestionadas por la manera en que fue usada la presidencia en el empeño de mantener su ocupante a como diera lugar.

Cuando Joseph Biden jure hoy ante el Congreso de su país y tome posesión del cargo, empezará para él y para toda su nación la tarea de recuperar la unión, de combatir y erradicar la pandemia que deja más de cuatrocientos mil muertos en un año, de sanear la economía afectada por la emergencia y de recobrar la confianza de sus aliados y el respeto de la comunidad internacional. Todo ello y mucho más simboliza la posesión del mandatario elegido en noviembre y que tendrá lugar en Washington, la capital hoy militarizada para asegurar una transición tranquila, luego de los infamantes sucesos del pasado 6 de enero contra el Congreso de ese país.

Así, Donald Trump cesará en sus funciones, derrotado en las elecciones a pesar de conseguir setenta y cinco millones de votos para su reelección, rechazado por su estilo autoritario, populista y mentiroso, y por la forma en que se negó a reconocer su derrota como corresponde a la tradición de su país. Por el contrario, se empeñó en desconocer el resultado y en promover un rechazo que culminó con su discurso incendiario frente a la Casa Blanca y la toma del Capitolio, una centena de metros más allá, por sus partidarios, los representantes de la supremacía blanca y de la ultraderecha.

Con el juramento empezará la labor de Biden y de su vicepresidenta Kamala Harris, en medio de una pandemia que tiene en los Estados Unidos el 25% del contagio mundial y la mayor cifra de muertes. El país más desarrollado del mundo con uno de los mejores estándares de vida, enfrenta una tragedia enorme frente a la cual la respuesta ha sido caótica e infructuosa. Por ello, la primera misión del nuevo gobierno será recuperar el mando y marcar un camino que permita a los estadounidenses superar la incertidumbre, el miedo y el caos.

Joseph Biden es un viejo conocido y gran conocedor de América Latina, y en particular de Colombia. Como vicepresidente en la época de Barack Obama y como senador de larga data, él ha tenido la oportunidad de acercarse a nuestras realidades, además de tener una cercanía al drama de los inmigrantes o a la tragedia que deja el narcotráfico en la región.

Y en el largo plazo, Biden deberá recuperar la confianza en el presidente de los Estados Unidos como símbolo de la unión y de la sindéresis en la toma de decisiones. Para ello tendrá que lograr que se rebaje la pugnacidad entre su partido y el Republicano. Ciertamente, el que los demócratas hayan ganado la presidencia y las mayorías tanto de la Cámara de Representantes como del Senado es una tentación enorme en la que no puede caer el mandatario que en su campaña siempre llamó a la concordia, requisito fundamental para recuperar la credibilidad del mundo en su país como baluarte de la democracia.

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