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Una nueva oportunidad

El 23 de septiembre próximo hay una nueva oportunidad para que las naciones se pongan de acuerdo en lo que van a hacer para frenar el calentamiento global, causa principal de los daños que sufre el Planeta. Es lo que se espera de la cumbre sobre el Cambio Climático que se realizará en Nueva York y de la que deberían salir propuestas de obligatorio cumplimiento.

6 de septiembre de 2014 Por:

El 23 de septiembre próximo hay una nueva oportunidad para que las naciones se pongan de acuerdo en lo que van a hacer para frenar el calentamiento global, causa principal de los daños que sufre el Planeta. Es lo que se espera de la cumbre sobre el Cambio Climático que se realizará en Nueva York y de la que deberían salir propuestas de obligatorio cumplimiento.

La pérdida total de la capa de hielo de Groenlandia, Colombia sin nevados, la desaparición de las Islas Salomón 'devoradas' por el mar, son apenas unos ejemplos del cataclismo que vivirá el mundo por cuenta del cambio climático. Además de causar preocupación, lo que se avecina debería motivar al mundo para tomar decisiones y actuar de manera inmediata.El 23 de septiembre próximo hay una nueva oportunidad para que las naciones se pongan de acuerdo en lo que van a hacer para frenar el calentamiento global, causa principal de los daños que sufre el Planeta. Es lo que se espera de la cumbre sobre el Cambio Climático que se realizará en Nueva York y de la que deberían salir propuestas de obligatorio cumplimiento. Si se fracasa en ese intento, como ha sido la constante en las cumbres anteriores, el mundo tendrá que asumir el riesgo en que se pondrá la supervivencia de la Tierra y de la humanidad.No es exagerado hablar de ello. El informe preliminar presentado a los países que asistirán a la Cumbre arroja datos como el incremento en la emisión de gases contaminantes en la última década. Si entre 1970 y el 2000 la emisión de gases de efecto invernadero creció en promedio 1,3% cada año, en la primera década de este siglo el aumento anual fue del 2,2%. En otros términos, en lugar de reaccionar y frenar el daño que se le está ocasionando al medio ambiente, se ha dado marcha atrás porque no ha sido posible generar conciencia global.El uso de combustibles fósiles como los derivados del petróleo, el carbón y el gas produce la mayor emisión de gases contaminantes que deterioran la capa de ozono. Ellos junto a la deforestación y el daño de los ecosistemas han llevado al letal cambio en las temperaturas de la Tierra. Y son los países más industrializados los que se han convertido en los mayores enemigos del clima, como China que genera el 30% de la polución ambiental. La preocupación la ha manifestado todo el orbe, incluidas las naciones que producen un mayor daño ambiental como China, Estados Unidos, Rusia, Japón o Canadá. Entonces hay que preguntar por qué la reticencia de esos gobiernos a ratificar el Protocolo de Kyoto que pretende comprometer a todos los gobiernos a reducir la emisión global de gases de efecto invernadero.Sin desconocer los esfuerzos que abundan para frenar el calentamiento global, como la generación de energía renovables o el trabajo por conservar los llamados pulmones verdes como el Amazonas, la defensa a ultranza de los intereses particulares de esas naciones está llevando al mundo a la catástrofe ambiental, ahora hay que esperar a la Cumbre del 23, para conocer si las intenciones de detener el calentamiento global han cambiado, si la conciencia ambiental ha ganado terreno y si se logrará el consenso para definir las herramientas que comprometan y vinculen jurídicamente a todos los gobiernos en defensa de la vida del Planeta. Como dijo hace unos meses Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas, “tal vez no tengamos una segunda oportunidad. Cuánto más tardemos en actuar, el precio que pagaremos será mayor”.

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